Macri: promesas incumplidas y un poder judicial cooptado

Por Fernando Latrille

En su último discurso de apertura de las sesiones ordinarias del Congreso el 1 de marzo de 2015 la presidente Cristina Fernández de Kirchner dijo: “Yo no dejo un país cómodo para los dirigentes, yo dejo un país cómodo para la gente”, dejando en claro que lo logrado, los derechos conquistados, serían defendidos por la ciudadanía que seguramente pediría más a los que gobernaran el país generando esa incomodidad para ellos. Nada de eso ocurrió, esas conquistas no fueron defendidas por el pueblo ante las políticas depredadoras de la infame Alianza II, Cambiemos.

Macri logró ni bien asumió terminar con aquella promesa de campaña de pobreza cero para dedicarse exclusivamente a que el Estado le diera el ejemplo a los privados de qué hacer: los despidos comenzaron a llegar en las diferentes dependencias del Estado con la excusa de terminar “con la grasa militante”. Así llevaron a la práctica aquello que Martínez de Hoz decía: “Achicar el Estado es agrandar la Nación”.

 Emparentando su accionar de gobierno con las políticas económicas de la dictadura cívico militar del 24 de marzo de 1976 asistimos impávidos a una cantidad de despidos que sumados a los tarifazos de gas y luz beneficiando a prestadoras privadas con nexos con quienes están hoy de los dos lados del mostrador haciendo posible un país de ricos para ricos y el Estado al servicio de sus negocios, es la muestra fiel de que sí, se puede, y que los emponderados son empaquetados.

La otra segunda mentira de Macri fue la baja de inflación prometida al mismo tiempo que su política económica hacía volar por los aires la canasta básica de alimentos al eliminar las retenciones al trigo, maíz, carne, que no solamente tuvieron un impacto negativo para el Estado en la baja de la recaudación, sino que terminó con la diferencia de los precios del consumo interno al de exportación. 

Esta vez fue el voto y no las botas lo que permitió que Macri se beneficie, y el respaldo que la población le brindó en las elecciones pasadas trae ahora las reformas que son ajustes y un panorama económico insostenible a largo plazo que se intenta disimular con un poder judicial cooptado que está poniendo en peligro, desde que la sociedad y la política naturalizaron la detención de Milagro Sala, el Estado de Derecho que toda democracia debe tener como así mismo la pluralidad democrática que hoy está en riesgo por la persecución política que se vive.

Que sea Macri quien lleva adelante la idea del combate de la corrupción es casi un chiste de mal gusto. Vale recordar que su grupo empresarial tenía 7 empresas antes de la dictadura cívico militar y terminó con 46 al finalizar los siete nefastos años de terror, que su grupo empresarial fue el benficiario de la estatización de la deuda que pagamos todos, es decir que fue uno de los empresarios beneficiarios de la dictadura. Ahora de un lado del mostrador como Presidente, del otro lado del mostrador como grupo empresarial, Macri se beneficia todo el tiempo ya sea intentando condonarse una deuda de manera escandalosa como la del correo o con el banqueo vía decreto que le permitió a su hermano blanquear cinco veces más que lo que declaró el Presidente,  como bien señaló Verbitsky. 

El Presidente que fue señalado por medios del exterior como uno de los presidentes más corruptos del mundo por sus cuentas en paraísos fiscales es quien está llevando la cacería mediante poder judicial cooptado sobre los supuestos corruptos del gobierno anterior. Su cinismo no tiene límites.
La diferente vara que se aplica desde el poder judicial que corre al viento amarillo que sopla, la explicó muy bien Horacio Verbitsky para El Destape donde recordó que Lijo quien pidió la detención de Amado Boudou “también investiga al presidente Macri por el vaciamiento del Correo Argentino” , y “que según el contador Gerardo Morales, que antes de ser gobernador de Jujuy denunció ese vaciamiento, trajo un perjuicio de 600.000.000 de dólares y allí no hay ninguna detención de funcionarios del actual gobierno, ningún representante del correo”, señaló en comparación. “Seiscientos millones de dólares por un lado, enriquecimiento ilícito por ochenta mil dólares por el otro”, remarcó para señalar que esta es la vergüenza que estamos viviendo.