Identidad de género: El Caso Sergixxx
Por Daniel Mundo*
No podemos dejar pasar una oportunidad como ésta para reflexionar sobre lo que está pasando con el género y en parte con la sexualidad en nuestro país. La ley está por delante de nuestros deseos y capacidades, parece. Por lo menos por ahora.
Sergio quiso cambiar su género y llamarse Sergia. La noticia de los medios se basaba en si realmente Sergio era o se sentía Sergia, o si lo hizo para jubilarse con anticipación. Una idiotez. Hace tiempo que sabemos que los portales de noticias se sostienen con noticias bizarras como ésta. Pero esta noticia, a diferencia de muchísimas otras, plantea otras cuestiones muy serias. Lo que los medios quieren en realidad es instalar un concepto: vacío jurídico. Y estirando ese resorte llegar a derogar la ley y volver a la normalidad del siglo XIX: la sagrada familia. Pero no lo van a lograr. Lo que está pasando es irresistible. Y los medios están agarrados al freno de mano. Ojalá que nos estrellemos contra el cartel con la chica en bombacha y corpiño.
Entiendo que en el reino animal por abrumadora mayoría los animales se dividen en dos géneros complementarios, llamémoslos Macho-Hembra, ya que si bien la homosexualidad y la pansexualidad son bastante comunes, tampoco son lo suficientemente numerosos los casos como para considerarlos normales. Los animales siguen teniendo su sexo soldado a la reproducción. En lo que conocemos como seres humanos ya no es más así. La dicotomía Hombre-Mujer siempre se sostuvo a los tumbos, hoy está perimida. Y esto no ocurre, como suelen decirme mis amigos gays, porque todos los hombres somos secretamente gays (reprimidos), sino porque la lógica dicotómica misma dejó de funcionar. A un siglo de los planteos de Freud, ya no podemos creer que solo los niños tienen el privilegio de ser perversos polimorfos.
Me voy a poner un poquito abstracto ahora. La estructura de nuestra manera de pensar es dicotómica porque esa fue la estructura que organizó nuestro pensamiento metafísico. Duró 2.500 años, más o menos. En esta estructura cada elemento tiene que tener un contrario o complemento: hombre - mujer; espíritu - carne; inmaterial - materia; alma - cuerpo; cultura - naturaleza; positivo - negativo; bueno - malo, etc. Es “natural” que pensemos así. ¿Por qué es natural? Porque lo venimos haciendo desde hace miles de años. En realidad pongo natural entre comillas porque, como adivina el lector, esta estructura no tiene nada de natural, es una estructura que se instituye a partir de decisiones políticas muy concretas en un momento histórico muy concreto. Hay que releer a Platón. Ahora bien, esta estructura naturalizada ya no funciona. No funciona en ningún lado pero menos que en cualquier otro, en el sexo.
Lo que va a ocurrir es inevitable. De hecho, ya está ocurriendo, y el Caso Sergixxx no hace más que confirmarlo.
Me gustaría decir: El Futuro Es Mujer (como se llamaba una película en la década del 60). En un punto lo creo: creo que las mujeres son más eficientes, más implacables, más plásticas, más claras y distintas que los hombres, que somos seres más violentos y miedosos. Pero la Revolución Femenina no es más que una primera o segunda parada en el proceso de derrumbe que desde hace por lo menos medio siglo se viene llevando adelante en muchos lugares. Es evidente que los hombres no podemos contrarrestar el embate de las mujeres (hablando en general). Habrá que ver si las mujeres serán capaces de soportar el embate de los cyborgs.
Sergixxx no es ni mujer ni hombre. Sergixxx tiene un sexo trans. No podemos dejar que los medios nos informen de cualquier manera.