El día que el Pueblo abrazó a la Salud Pública
Por Arnaldo Medina*
Estoy aún conmocionado por la magnitud de la movilización popular del 28 de junio con motivo de la defensa del Hospital el Cruce “Néstor Kirchner”. Este hospital, del cual fui su Director, se instaló como un modelo de gestión eficaz para dar respuesta a los problemas de salud que requieren alta complejidad (Cirugías Cardíacas, neurocirugías, trasplantes y otros), en el marco de una integración en red con otros servicios de salud de nuestra región y del resto del País. En ese momento les dije a muchos de mis compañeros del hospital, que creía que hemos construido entre todos, y con la comunidad, algo de lo que no tenemos dimensiones precisas; hemos construido algo que nos supera, que supera al hospital, a la red e incluso al sistema de salud. En ese sentido, coincido con el Jefe de Cardiología, Carlos Tajer, cuando afirmó en la conferencia de prensa previa al abrazo: “esto es parte del capital simbólico que demuestra lo que los Argentinos somos capaces de hacer para resolver nuestros problemas”.
He titulado esta carta: “El día que el Pueblo abrazó a la Salud Pública”, porque no encontré otras palabras para definir un hecho sin precedentes en la historia argentina, por lo menos la que yo conozco y la que a mí me contaron. Algunos dicen que ese día, el del abrazo, éramos treinta mil, otros más y otros menos, pero a esta altura el número ya no importa: éramos muchos. Era emocionante ver vecinos, pacientes, familias, pibes, niños con carteles, los curas y sus fieles, estudiantes, docentes y trabajadores no docentes de la UNAJ, jubilados, sindicalistas sin pecheras, militantes políticos y sociales, trabajadores de otros hospitales y de los CAPS, profesionales de otras regiones, trabajadores del hospital, trabajadores residentes, comerciantes. Venían fundamentalmente de nuestra Región y sus cercanías, pero también de zonas muy alejadas, me encontré con gente de Chacabuco, Pehuajó, La Costa, Mar del Plata, Zárate, San Nicolás. Decían frases como: “aquí me salvaron la vida”, “aquí me trataron con dignidad y respeto”. Todo un país abrazaba desde las redes, la televisión o la radio. Me imaginaba que pasaría por la cabeza y el corazón de esos trabajadores del hospital, sobre todo los más jóvenes; cómo no sentirse comprometido con esa marea de personas, cómo no sentirse más comprometidos aún con los usuarios, con los pacientes, con sus compañeros, con los compañeros de otros servicios de salud, con su pueblo.
Lo primero que me surgió fue proponerles a mis compañeros un sentimiento: que este día no lo olvidemos más. Propuse que lo grabemos en el calendario como un día dónde nació algo nuevo, que aún no sabeos cabalmente que es, pero que nos atraviesa en todos nuestro ser, porque surgimos como sujetos distintos y como comunidad renovada. Quizá debamos hacer una jornada especial cada 28 de junio para recordar ese abrazo, para hacerlo eterno. Quizá debamos perpetuar esas imágenes aéreas del dron en carteleras especiales, que nos muestren siempre que fue posible, que es y será posible. Estamos sin duda ante un hito que impacta directamente en la cultura y en la memoria colectiva, y debemos aprovecharlo, es nuestro, es nuestra gran fortaleza y oportunidad de construirnos como seres que nos asociamos en la defensa de la salud como un derecho humano que no se negocia, como afirmó mi amiga la Neurocientista Silvia Kochen, también en la misma conferencia.
Les propuse además una locura: crear un nuevo movimiento político y sanitario que se llame “28 de junio”. Un movimiento que defienda la salud de todos los argentinos, que se permita hacer alianzas con todos aquellos que defiendan lo mismo. Porque esa jornada sin banderas partidarias, fue principalmente política, ya que unió voluntades, permitió la diversidad, manifestó el poder enorme de las convicciones, tuvo el poder de torcer decisiones. Les propuse y les propongo estar juntos en este partido, los de adentro del hospital y del Sistema de Salud, y muchísimos otros afuera, pero todos abrazando el mismo sueño y el mismo ideal. Es que además no es como dicen las encuestas: que la salud ocupa lugares muy rezagados en la preocupación de la sociedad; muy por el contrario, quedó definitivamente demostrado que la salud es prioritaria para la gente.
Dada la situación planteada desde las políticas públicas, seguramente caerán recortes y más ajustes. Pero a pesar de eso, el 28 de junio, nos da un fabuloso impulso para soñar. ¿Por qué no avanzar en que todos los hospitales puedan ser cómo El Cruce? ¿Por qué no trabajar en programas de calidad para todos los servicios de salud? ¿Por qué no apostar a más integración en red? Cómo no querer mejorar si tenemos la fuerza de los valores y ahora el mandato de la comunidad. Cómo no querer profundizar el trabajo en red si sabemos que es parte del tratamiento a los pacientes. Por eso nada más apropiado que repetir una frase de Antonio Cafiero: "El que sueña solo, sólo sueña; pero el que sueña con otros hace la historia.”
*Vicerector Universidad Nacional Arturo Jauretche
Ex Director Hospital El Cruce “Néstor Kirchner”