Eduardo Faradje: "Yo creo en la pintura"

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Eduardo Faradje: "Yo creo en la pintura"

02 Septiembre 2018

Por Leo Olivera

 

Eduardo Faradje nació en la Ciudad de Buenos Aires y en 1975 comenzó a estudiar dibujo en la Asociación Estimulo de Bellas Artes. Fue alumno de grandes artistas como Aurelio Macchi, Osvaldo Attila y Guillermo Roux, entre otros. Expuso en Panamá, Londres, Nueva York y Ámsterdam. En 2011 recibió el segundo premio de pintura del Salón Manuel Belgrano y desde hace muchos años es una de las figuras más gravitantes de la pintura argentina. A principios de agosto inauguró su última muestra en la galería Alejandro Bustillo, ubicada en la sede central del Banco Nación.

Su taller es un primer piso enorme en el barrio porteño de San Cristóbal. Allí pudo haber funcionado una fábrica o taller industrial, por su disposición y dimensiones. Su obra convive con la de decenas de alumnos que han pasado y aún pasan para aprender a dibujar y pintar. Cuando entro me lanza una advertencia: "Lo que yo tengo son preguntas, muchas más preguntas que respuestas",  dejándome en claro que el camino de la pintura no está hecho de certezas, sino de interrogantes.

APU: ¿Cómo es tu mapa de la pintura argentina? ¿Quiénes no pueden faltar?

Eduardo Faradje: Los pintores de la Boca me gustan mucho, Eugenio Daneri principalmente, Fortunato Lacámera, Miguel Diomede. También Lino Spilimbergo, Rómulo Macció, Antonio Berni, son un montón. Después podemos separar aguas pero todos los que pintaron me gustan.

 APU: ¿Sentís que de un tiempo a esta parte la pintura ocupa un lugar secundario dentro de las artes plásticas?

EF: Sin dudas. Lo que no encuentro todavía es por qué pasa eso, nadie me lo pudo responder. Lo que está claro es que en el mundo del arte si vos decís que pintás te miran raro. Parece que no hubieran existido los pintores de la Boca y ahí había algo más auténtico que todo lo que vino después. Principalmente porque todos ellos tenían una formación muy sólida, un camino enorme. Henri Matisse puso una escuela de pintura y la terminó cerrando. Él quería enseñar a sus alumnos a dibujar y a pintar, a hacer naturalezas muertas. Pero decía que los que iban querían empezar donde él había terminado.

APU: ¿Qué pensás de la educación artística actual?

EF: Por lo que veo, lugares como la UNA (Universidad Nacional de Arte) generan mucha frustración. Porque nadie te puede enseñar a hacer una "instalación", y esto parece que es lo único que importa hoy. Lo que sí podrían es enseñar a dibujar una naturaleza, a pintar un paisaje, el oficio del arte, pero eso pasa cada vez menos. Entonces en un momento te piden que armes un "proyecto artístico" y vos tuviste ocho clases de dibujo repartidas en dos o tres años. Así es muy difícil.

Lo que necesitás es una escuela que forme en el oficio. Un lugar donde aprendas a dibujar y a pintar, y en 20 años vas a tener tipos muy buenos y  hasta alguno genial, y en 30 a uno o a muchos que rompan todo. Ahora no hay ruptura, porque ya está todo roto. Todo tiene que ser rápido, inmediato. No hay tiempo para nada, creo que ahí hay algo de lo más tremendo del capitalismo.

Uno lo que quiere con la pintura es conmover, movilizar. Hoy la escena del arte argentino y mundial te quiere convencer de que las cosas son así y no pueden ser de otra forma. En política pasa algo parecido. Yo no creo que sea así, en ninguno de los sentidos. Yo también me pregunto, ¿estamos condenados al capitalismo?

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APU: ¿Creés que tiene que haber una vuelta a la pintura?

EF: Hay que ser claros, para mí la solución tampoco es volver al mil ochocientos. Mi visión no es la misma que la de Daneri, él veía barquitos y callecitas de adoquines. Mi visión es fragmentaria, yo veo pantallas, movimiento y muchas otras cosas. Tengo que tener todo eso en cuenta cuando pinto, pero no por eso me puedo olvidar de todos los que pintaron antes que yo. Cómo hago para meter todo eso en la pintura, eso hay que verlo, tampoco sé bien cómo. Pero siempre pienso en eso y me lo pregunto.

APU: ¿Qué lugar ocupa el "tema" en tu pintura?

EF: Siempre tuve una posición muy clara en esa discusión, para mí lo importante es el lenguaje, no el tema. Hoy no lo tengo tan claro, pero es medio por ahí. Yo pinto desnudos, y alguna vez no pude exponer por eso, entonces cuando te digo que el tema no importa parece medio contradictorio. Pero la verdad es que pinto desnudos porque estoy en la ciudad, si viviera en el campo pintaría paisajes; lo que me importa es la pintura. Me generan admiración los artistas que pueden pintar desde el "tema", tener un discurso claro. A mí me gustaría decir: "este es un hijo de p…" o "me dejó mi novia", pero no sé cómo se pinta eso. Artistas como Santoro pueden hacerlo, o Edvard Munch, que desde su pintura expresaba emoción pura. Sinceramente me generan admiración, pero a mí no me nace hacerlo.

APU: Tus pinturas se caracterizan, en parte, por el protagonismo de la materia, por la carga de pintura. ¿Sabes cómo va a ser un cuadro antes de empezar a pintarlo o lo vas pensando sobre la tela?

EF: Vos podés tener una idea, una noción. Te interesa algo y vas para ese lado, pero después te metés en el baile de la pintura y ahí es imposible saber cómo va a terminar. Lo de la materia me seduce, pero no es la "intención", es parte del proceso, de la búsqueda. Yo pongo pintura, corrijo, retiro con espátula y lo que se ve es el resultado de todo eso.

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APU: ¿Cómo sabés cuándo un cuadro está terminado?

EF: Muchas veces no lo sabés. Hay cuadros a los que les doy mil vueltas: corrijo, tapo, vuelvo a pintar y en un momento me doy cuenta que lo arruiné. Otros los dejo porque no sé cómo seguir y cuando vuelvo a mirarlos, veo que ya están terminados, que no les faltaba nada, que no necesitaban tener dibujados todos los dedos. No es una ciencia exacta.

APU: Carlos Alonso inauguró una muestra muy importante en el museo Colección Fortabat casi al mismo tiempo que vos la del Banco Nación ¿Qué te genera la figura de Alonso y la pintura argentina contemporánea en general?

EF: Alonso es el mejor pintor argentino vivo. Para mí lo mejor que hizo fue en los `70 y ‘80, esa época me parece impresionante. Pero con todo eso, creo que hoy  todavía es el mejor. Y me parece que es una injusticia que esa muestra no esté en el Museo Nacional de Bellas Artes. Creo que la Argentina tiene una deuda enorme con sus grandes artistas. Macció falleció hace poco, pero pasó lo mismo con él y con tantos otros, no puede ser que pintores de esa talla no estén en el Nacional, que el Estado no haga libros con toda su obra y que ocupen el lugar de consagración que se merecen. Siento que esa es una deuda de la política desde hace muchos años. Creo que pasó porque no hubo gente que venga de la pintura pensando estas cosas, eso fue un error.

 

Página web: http://www.faradje.com/