"Él no": las mujeres salieron a las calles contra Bolsonaro, por Adrián Dubinsky

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"Él no": las mujeres salieron a las calles contra Bolsonaro, por Adrián Dubinsky

29 Septiembre 2018

Por Adrián Dubinsky | Desde Brasil

Se realizaron diferentes marchas -y hablo en plural porque las mismas se daban no solo en muchas ciudades y pueblos de Brasil, sino en muchas ciudades del mundo- con la consigna "Él no". Él, para ni siquiera nombrarlo, es el candidato del Partido Social Liberal, Jair Bolsonaro, representante de la extrema derecha de Brasil y de quien ya hemos hablado en otras oportunidades, sobre todo, no para remarcar sus virtudes, si es que las tiene, sino para explicitar nuestra más profunda estupefacción anta sus declaraciones racistas, homofóbicas, de corte hitleriano con las que suele interpelar a casi al 30% de la población de Brasil; lo cual es mucho y preocupante.

No obstante su verborragia, que dispara contra todo lo que no se avenga a su forma de pensar, al punto de querer desconocer las elecciones en una hipotética segunda vuelta en caso de que él pierda (lo cual es lo más probable, ya que su rechazo en el electorado asciende al 44%), el feminismo no se deja amedrentar. Los números no le dan; y eso lo desespera.

El movimiento feminista, que supo ser punta de lanza en la convocatoria, sobre todo a partir de un grupo de Facebook que ya reunió más 3 millones 600 mil partipantas, se diseminó por todo Brasil y el mundo y las calles se poblaron de personas que en su fuero íntimo, más allá de a quién vayan a votar, saben que no toleran el racismo, la homofobia, no toleran ni pueden acceder a coincidir con nadie que avale la tortura -es decir, por si hace falta aclararlo, el placer sádico de infundir dolor a un/a otro/a para obtener cualquier información-, que no concuerdan con el precepto que reza que el fin justifica los medios, que en pos de la humanidad que nos habita no pueden dejar de manifestarse en contra de quien no acepta otras formas de vivir más allá de las que su sesgado ideario le permite.

Para mucha/os argentina/os Maceió es un anunció en las publicidades de las agencias de viajes cuando llega el verano; para otra/os que pudieron visitar el lugar, es una ciudad paradisiaca, con buen nivel de vida y con un mar turquesa, tibio, que nimba cualquier posibilidad de ver a la ciudad como una más de Brasil, con sus miserias y en pleno proceso de aplicación de políticas neoliberales que hace que entre barraca y barraca arroje a decenas de personas a dormir al pairo. Maceió, además de ser ese potencial paraíso, es el lugar en donde cerca de 40000 personas, la inmensa mayoría mujeres, se manifestó para decirle que NO a "coso", que es como suelen dirigirse al candidato para no mencionar su apellido (y en profusas notas, para aquella/os que aún no lo sepan, podrán comprender el por qué).

Mientras miraba la marea que avanzaba -no la del mar, imbuida de pura luna, sino la humana- me puse al lado del micro que venía encabezando la extensa columna que serpenteaba por la avenida que corre paralela al atlántico. Hablé con una de las muchachas que lo seguían a paso de hombre, y rápidamente me hizo subir. Si estaba impresionado con lo que veía desde abajo, quedé anonadado con lo que vi desde arriba del micro descapotable: una hilera multitudinaria y colorida, llena de alegría por saber que no las van a callar. La alegría, claro está, no se daba por que existe un personaje como el coso y ellas tenga que salir a la calle pudiendo estar tranquilas bañándose a metros de dónde están. La algarabía se apropia del lugar porque la respuesta es contundente, por que no hay manera de ignorar lo irreversible del movimiento feminista en Brasil y, ellas lo saben, en el mundo. Será por eso que cantan -entre otras canciones que nada le deberían envidiar a la más creativa de las hinchadas argentinas- la famosa melodía de Banda Bassoti y que era casi un himno partisano para infundirse ánimos en la lucha contra Mussolini en la década del 40, famosa luego por ser parte de una teleserie española, y que en su nueva versión dice lo siguiente: "O Bolsonaro, fica ligado, olha na rua e você vai dar tchau tchau tchau. Não tem mais jeito. Tá organizado. O feminismo internacional (sic)". Lo cantan, lo bailan y lo sienten en su alma. No hay vuelta atrás. No hay manera de que gané el coso.

Una de las mujeres que arenga desde arriba del micro es Elida Miranda, militante de la lista 13 y ella misma candidata a diputada estadual; y si bien entre el pueblo que peregrina en caravana se halla representado todo el arco político que dice que no al coso, ella es candidata por la lista de Lula en Maceió. Tengo oportunidad de intercambiar unas palabras con ellas, preguntarle qué opina de la actual situación de Brasil, y las declaraciones son las coherentes con lo que se ve desde arriba del bondi sin techo: Brasil le dice que no al odio y a la intolerancia.

Mientras andamos en medio de decenas de consignas y entre la masa alagoense que se iba sumado a la caravana, le manifiesto mi preocupación por el posible 30 y pico % que el coso cosecharía en segunda vuelta, por más que pierda ante cualquier candidato que lo enfrente en ese segundo turno. Elida responde dando sobrada muestra de parsimonia y templanza: “Esa cantidad de votos está sobredimensionada y ha sido generada por años de discursos mediáticos que no dan cuenta de la brasileñidad”. Ella está confiada en que no todos esos votos están nutridos de odio e intolerancia, y que con un buen trabajo de educación puede ser reversible rápidamente.

Más allá de sus declaraciones, lo cierto es que falta menos de una semana y todo indica que el pueblo brasileño no va a tolerar la intolerancia -valga la redundancia-, no va a aguantar que los reivindicadores de la dictadura se hagan con el control del país, y sobre todo, no es que no lo van a aguantar en los términos antidemocrático en los que lo plantea la derecha autoritaria y golpista brasileña, sino que no lo va aguantar con la fuerza de los votos, de la democracia popular y de esas decenas de miles de mujeres que hoy, en todo Brasil y el mundo, gritaron, cantaron y corearon una sencilla y efectiva consigna: “#Elenão”.