Cuba, por dentro: la Revolución se juega todo por defender la soberanía de Venezuela
Por Salvatore Izzo, desde La Habana (*)
Los niños y las niñas se divierten en la Quinta Avenida de La Habana: algunos patinan, como hacen sus pares de Milán, cerca de la Estación Central; otros, más silenciosos, trotan, como si estuvieran en el Central Park de Nueva York o en Roma en la Villa Borghese; alguien se sacó los guantes y saltó el entrenamiento al boxeo, y el pensamiento se dirige entonces a Philadelfia, donde Silvester Stallone tomó aliento en la monumental escalera del Museo de Arte; más tarde un grupo escucha música y baila en una de las plazas de flores que separan las calzadas, mientras que los otros, por supuesto, se dedican al paseo, como lo hacen los jóvenes en todas las latitudes. Excepto que aquí lo paseos son realmente exigentes y de larga distancia. Y, a diferencia de muchos caminos similares popularizados por los jóvenes en otras ciudades y naciones, el camino es muy limpio, prácticamente pulido, como sería normal -ya que es una suerte de sala de estar de una ciudad hermosa-, pero en otros lugares a menudo no sucede.
Un salto cualitativo en el cuidado del territorio urbano de la capital cubana, comparado con hace unos años, parece ser evidente para la pequeña delegación que llegó de Roma, encabezada por el economista Luciano Vasapollo, delegado de la Universidad La Sapienza para relaciones con América Latina, y de la que participan Rita Martufi, del Centro Studi Trasformazioni Economico-Sociali (CESTES), rama científica de la Unione Sindacale di Base, por la cual ella es también representante permanente ante la FAO, y el director de FarodiRoma.
Esta imagen de la vida cotidiana de La Habana impresiona a los visitantes, ya que el viaje tiene un propósito específico: brindar solidaridad y expresar públicamente su desacuerdo por la decisión de Estados Unidos de endurecer las sanciones contra Cuba como un medio de presión para empujar al país a que abandone a su destino a Venezuela, a la que la isla liberada por Fidel Castro ayuda y apoya en su lucha por la soberanía nacional que pone en riesgo la pretensión de Donald Trump de imponerle un régimen cercano a él, derrocando al presidente Nicolás Maduro, electo legítimamente hace un año en comicios certificados por observadores internacionales. Entre ellos, el ex primer ministro español José Luis Rodríguez Zapatero y el expresidente de Ecuador, Rafael Correa. También estaban presentes Vasapollo, Martufi y el autor de esta nota.
El pequeño grupo fue recibido en el aeropuerto internacional de La Habana por Ramón Labaniño, uno de los cinco héroes nacionales (los otros son Gerardo Hernández, Antonio Guerrero y Fernando y René González). Su historia es emblemática: pasaron 16 años en cárceles de Estados Unidos (y fueron sentenciados a muerte) por defender a Cuba de los ataques terroristas preparados en Miami, que en la década de los ‘90 causaron más de 3800 muertes en la isla, una cifra imprecisa de mutilados de por vida y daños materiales sustanciales. Con gran coraje se habían infiltrado en las organizaciones que los llevaron a cabo, obteniendo información importante que permitió, entre otras cosas, evitar más masacres. Pacifistas de todo el mundo se manifestaron en ese momento por su libertad. Entre ellos Vasapollo y Martufi, quienes lograron ocupar la sede del Washington Post y lograron que el periódico escribiera sobre el injusto encarcelamiento. Su popularidad se encuentra en los niveles más altos, como es fácil de entender desde los primeros momentos en el aeropuerto: el heroísmo y el sacrificio por la patria son dos elementos calificativos del castrismo, además la atención a la justicia social que logra que aquí no haya (demasiados) pobres y tampoco (demasiados) ricos. Los salarios son bajos pero suficientes para una vida digna y, si falta algo, falta para todos: no es que haya tiendas por nomenclatura y para extranjeros que solo gastan en dólares, como fue hasta los años ‘90 en Europa del Este.
“Cuba está acostumbrada a resistir la presión internacional, la gente tiene una gran conciencia del valor de su independencia”, explica Abel Prieto Jiménez, escritor e historiador, ministro de Cultura, cargo que ocupó durante 17 años después de ser presidente de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba. Abelito, como lo llaman sus amigos, rechaza cualquier retórica cuando responde a las preguntas de la delegación italiana: “Cuba –explica– no debe ser considerada como un lugar utópico, sus ciudadanos son serenos, como se puede ver en los chicos jugando en la calle. Pero son precisamente los jóvenes los que sufren la falta de oportunidades laborales adecuadas a sus calificaciones, aunque no haya desempleo. Aquí, sin embargo, los derechos sociales se reconocen más que en otros países: el 98 por ciento de las familias cubanas tienen sus propios hogares, las escuelas son gratuitas para todos y están bien organizadas, con buenos programas y maestros, la salud pública es una certeza: todo el mundo es tratado de la mejor manera. Especialmente los niños: con menos de cuatro muertes en el primer año de vida por cada mil recién nacidos, el país caribeño está a la par con Suiza, Alemania, los Países Bajos y Noruega. En 1970 en Cuba la tasa de mortalidad infantil era de 38,7 por mil.
Estos son avances significativos logrados con gran compromiso y por esta razón el consenso es real, lo vemos en las diferentes fases que caracterizan nuestra democracia participativa. La nueva Constitución ha sido aprobada por el 90 por ciento de los cubanos, posponiendo el tema del matrimonio gay con un compromiso sobre las uniones civiles que representa un paso adelante. “La lucha contra las drogas ha dado buenos resultados e incluso se desalienta la prostitución y, ciertamente, no está al nivel de otros países latinoamericanos, a pesar del mito del siglo XX que vio a Cuba como el país de jauja”, subraya el exministro, hoy diputado y presidente de la Sociedad Cultural “José Martí”, que honra la memoria del gran líder del movimiento independentista cubano a fines del siglo XIX: en Cuba se le considera el padre de la nación.
¿Es probable que las nuevas sanciones hagan retroceder al país? “Crearán dificultades, pero Cuba podrá resistir, después de todo, no tiene otra alternativa: aceptar el chantaje contra Venezuela también marcaría su destino”, asegura Prieto.
Para la isla, por lo tanto, el momento es serio. “El papel de Cuba en la usurpación de la democracia y el fomento de la represión en Venezuela es claro. Esta es la razón por la cual Estados Unidos continuará ajustando las restricciones financieras”, amenazó uno de los halcones de Washington, el asesor de seguridad nacional John Robert Bolton. Y Trump le dijo a la comunidad venezolana en Miami que Maduro está “controlado por el ejército cubano y protegido por un ejército privado de soldados cubanos”.
“Todas mentiras”, explica Nicolás Valladares Naite, presidente provincial de la Asociación Nacional de Economistas y Contadores (ANEC), la institución que reúne a los economistas: “Cuba está presente con sus médicos y envía medicamentos e instalaciones de salud. Las acusaciones contra los médicos cubanos de haber usado alimentos y medicinas para presionar a los ciudadanos antes de las elecciones presidenciales de 2018, advirtiéndoles que ya no recibirían subsidios y asistencia si no votaran por Nicolás Maduro, son totalmente falsas”. En este sentido, Valladares Naite recuerda las palabras de Fidel Castro: “El personal médico (cubano) que va a cualquier lugar para salvar vidas, incluso a riesgo de perder las suyas, es el mayor ejemplo de solidaridad que los seres humanos pueden ofrecer”.
La hermandad entre los dos países, que comparten los mismos ideales bolivarianos, también se evidencia en la elección de Caracas para enviar como embajador a Adán Chávez, el hermano del comandante que con una revolución desarmada liberó a Venezuela de la soga de una injusticia social degradante. Y el embajador Chávez da una cálida bienvenida a la delegación italiana a la sede diplomática, alentándole a continuar su misión en Venezuela lo antes posible.
En la sede provincial de ANEC, se lleva a cabo el primer evento público del viaje, la presentación de tres volúmenes: Piano, mercato e problemi della transizione, de Vasapollo y Martufi, la edición al español del libro de Vasapollo Che Guevara, economista, y el de Ramón Labaniño Hombre del silencio, diario de la prisión, que en octubre también se publicará en Italia. “Si alguien me preguntara cuál es el hilo común, cuál es la esencia de este libro, diría que es amor; el amor de cinco hombres por su tierra natal… el amor de la familia, de un pueblo, de una humanidad, el amor por aquellos que querían liberarnos… Pero este libro está dedicado de una manera muy especial al amor de un hombre por nosotros cinco, ese gigante que volverá algún día: estamos de vuelta y seguimos luchando, por Fidel”, dijo Ramón. Y Vasapollo recuerda aquellos días convulsivos de 2013: la reunión con el Papa Francisco y su bendición, luego las dificultades que encontró al ingresar a los Estados Unidos y, finalmente, la resistencia pasiva que él y sus compañeros opusieron al FBI que quería detener su acción demostrativa frente a la Casa Blanca y en el Senado de los Estados Unidos.
“Las primeras sanciones económicas contra Cuba fueron adoptadas por el presidente estadounidense Dwight Eisenhower, en 1960, como reacción a las nacionalizaciones emprendidas por el gobierno revolucionario de la isla, y en 1962 la administración democrática de Kennedy las extendió a todos los sectores para que se volvieran totales. El impacto fue terrible, dado que en 1959, por obvias razones geográficas e históricas, el 73 por ciento de las exportaciones fueron a los Estados Unidos, y el 70 por ciento provino de ese mismo territorio. “Después de la caída de la Unión Soviética, que había consolidado el comercio con Cuba con los regímenes de Europa del Este”, recuerda el anciano camarada del Che, el prestigioso economista Orlando Borrego, quien 50 años después ve las mismas sombras sobre la paz en el continente latinoamericano: “Soy pesimista –dice–. Trump es una mala persona. Es un fascista y Europa lo sigue… Sueña con tomar posesión del petróleo y los minerales de Venezuela. Estamos en una condición delicada, la perspectiva es difícil. Pero Cuba es un ejemplo concreto de lo que es la solidaridad internacional, aunque si la amenaza contra ella es real”.
Recibida por el economista y el diputado Oscar Luis Puig, por la tarde la delegación italiana se trasladó a la sede nacional de ANEC, para la exposición de las pinturas realizadas en prisión por Antonio Guerrero, otro de los cinco héroes cubanos (‘los 5’), ingeniero y poeta, que se descubrió pintor en prisión. Sus imágenes en la celda tocan el corazón, como sus palabras sobre la juventud cubana: “Las generaciones jóvenes pasaron en Cuba momentos económicos muy difíciles, durante el período especial, pero continúan defendiendo la revolución”. Tienen la responsabilidad de suceder a la generación histórica de la revolución y defenderán el futuro de Cuba. Estoy seguro de que conocen al monstruo. Estamos preparados”.
(*) El periodista italiano Salvatore Izzo forma parte de la comitiva italiana que viajó a Cuba con los objetivos que se describen en esta nota. Izzo se desempeña en la Agenzia Giornalistica Italia (AGI) y dirige el diario digital Faro di Roma, en cuya edición del domingo 12 fue publicado originalmente este artículo. Su autor es vaticanista desde 1986 en la AGI, para la que a su vez edita el blog Il Papa pop, y es coautor de la transmisión A sua immagine, de la RAI.
(Foto: el héroe nacional Antonio Guerrero y el exministro Abel Prieto, ambos mencionados en esta crónica)