Historias de deporte y militancia rescatadas del olvido
Por Abuelas de Plaza de Mayo
“Este trabajo pone un mojón para que otros puedan seguir contando estas historias”, afirmó el periodista y escritor Gustavo Veiga en referencia a la nueva edición de su libro Deporte, Desaparecidos y Dictadura, en el que reseña las historias de vida de deportistas desaparecidos de las más diversas disciplinas. “El propósito era ponerle cara a los nombres y nombre a las caras, para conectar toda la información desperdigada”, añadió.
La presentación de la obra se realizó en la Casa por la Identidad de Abuelas, en el Espacio Memoria y DDHH, y fue organizada por nuestra Asociación junto a la Tecnicatura de Periodismo Deportivo de la Universidad Nacional de La Plata. Veiga compartió la mesa con la vicepresidenta de Abuelas, Rosa Roisinblit, cuya hija Patricia fue federada en tenis de mesa; con el poeta y abogado Julián Axat, hijo de un rugbier desaparecido de Plata Rugby Club, y con Claudio Morresi, ex futbolista, secretario de Deportes durante el gobierno kirchnerista y hermano de un desaparecido.
Deporte, Desaparecidos y Dictadura lleva consigo las huellas del tiempo no sólo por la labor de reconstrucción de la memoria que trasuntan sus páginas, sino también porque en 2006, año de su primera edición, narraba las historias de 35 atletas, y hoy ya son 220 los casos que relata. “Estas historias no son mías, soy producto de una época, por lo que era inevitable que vinieran a mí", remarcó Veiga e invitó a otros y otras a seguir contándolas.
Rosa Roisinblit recordó cuando su hija Patricia le contó que la habían federado en tenis de mesa. “En aquel momento no me entró mucho la noticia porque yo estaba preocupada por su vida, porque ella ya estaba muy metida en la militancia", dijo. "A ella le encantaba el deporte, nadaba bien y jugaba al ping pong, de hecho practicaba en la mesa del comedor con sus compañeros y la rayaba toda, eso no me hacía mucha gracia", rememoró Rosa e hizo reír a todos.
“Cuando uno escucha a Rosa y la historia de su hija –señaló Claudio Morresi– se comprende mucho más de la vida de esa gran deportista”. Y aseguró: “No me cabe duda que todos los deportistas desaparecidos amaron lo que hicieron y fueron tremendamente solidarios y felices”.
Julián Axat, hijo de uno de ellos, destacó el valor del libro: "Es una buena forma de contar la historia de una persona, a través de deporte", dijo y resaltó el humanismo que rezuman los relatos que hablan de la alegría de vivir de esos desaparecidos.
La nieta Lorena Battistiol fue la moderadora del panel y expresó la importancia del lugar de presentación, la ex ESMA, un sitio de tortura y de muerte convertido en uno de vida. Ella misma busca a un hermano o hermana nacido en cautiverio en Campo de Mayo, que el Gobierno por decreto pretende transformar en una “reserva ambiental”, eufemismo para encubrir un negociado inmobiliario. “Nosotras queremos que ese también sea un espacio de memoria, para saber qué pasó”, dijo.
Por allí, por la ESMA y por tantos otros centros clandestinos pasaron los deportistas cuyas historias rescata Veiga, junto a los miles de desaparecidos de la dictadura. “En el libro aparece la mecánica del terrorismo de Estado y el plan Cóndor. Floreal García, boxeador uruguayo, fue secuestrado en Argentina y asesinado en su país", puntualizó Veiga.
De lectura amena y conmovedora, Deporte, Desaparecidos y Dictadura muestra a los militantes en su vida cotidiana, con sus aciertos y sus errores, y ese es el mejor tributo a su memoria. Gustavo Veiga lleva más de 30 años investigando y escribiendo en medios gráficos como La Prensa, Clarín, Crónica, El Periodista, Goles y El Gráfico. Actualmente trabaja en Página/12 y Un Caño. También ha publicado sobre el deporte y sus negocios sucios: Donde manda la Patota, barras bravas, poder y política (1998) y Fútbol limpio, negocios turbios (2002).