Quién es Luis Chitarroni
Por Milagros Carnevale
Un par de datos interesantes sobre Chitarroni: fue brevemente alumno de Bellas Artes y es asiduo lector de crítica de arte, odia el circo, es borgéfilo aunque desearía no serlo, sabe que Puig a The Buenos Aires Affair le quería poner Yeta. En todas las entrevistas que le hacen a Chitarroni la impresión siempre es la misma: el hombre sabe mucho, pero mucho, de todo.
En Pasado mañana hay columnas, artículos, obituarios, presentaciones, homenajes, charlas, prólogos y ensayos, todo escrito en el lapso de treinta años. Están distribuidos en nueve secciones: El testigo oculista; Comitivas, procesiones; Obituarios y fruiciones; Mecánica impopular; Sistema métrico desigual; El templo de la traición; Apoteosis del fastidio; “Oh tiempo tus pirámides”; Catástrofe. Aparecen básicamente todos los nombres importantes de la literatura: Dickens, Chesterton, Borges, Bolaño, Cortázar, Henry James, Faulkner, Bradbury, Nabokov, Fogwill, Joyce, Puig, Viñas, Chejfec, Pauls, Aira,
En el prólogo Chitarroni dice que el libro se fue armando solo pero sin la asistencia de la libertad en ninguna de sus manifestaciones. Que fue muy difícil alisar los contornos del libro para presentar al lector un conjunto parecido a un paralelepípedo sin dobleces, excedentes ni rebarbas. Que el trabajo posterior a escribir el libro (ordenar los textos y adecuar el prólogo) se asemeja al de hacer la cama sobre la que se consumó una sucesión de orgías.
También afirma su ya conocida aversión al “texto definitivo” y su lealtad a “una especie de plano infinito”. En este sentido, Pasado mañana podría leerse como un norte, una dirección. ¿Hacia dónde va ese plano infinito? Hacia pasado mañana. La cuestión es que nunca se acaban los pasado mañanas. Hay otra pista en el libro para sustentar esta idea y está en la solapa que cuenta un poco quién es Chitarroni. Una cita de Beatriz Sarlo de cuando salió Diario de una novela inconclusa (2007): “Desde la muerte de Libertella que no se imprimía algo tan desesperado, tan insensato y, al mismo tiempo, tan literario y erudito: una novela fuera de tiempo, que habría sido verdadera vanguardia, si existiera ese lugar en el arte contemporáneo”. Quizás el 2020 es el pasado mañana del 2007 y este es el momento en que Diario de una novela inconclusa podría ser considerada justamente como vanguardia. Pero ¿lo es? Esta es una pregunta que claramente Chitarroni no respondería porque sería definitiva. Sin embargo, da pie a otra pregunta más importante. ¿Hay vanguardias en el arte contemporáneo? O ¿qué es una vanguardia hoy? En “Literatura y acontecimiento”, parte de la sección Mecánica impopular, Chitarroni dice “somos víctimas del tiempo - cronófobos - y víctimas de la época por añadidura”.
Pasado mañana es un libro para comprar e ir leyendo de a poco, en paralelo a otros libros. Las lecturas que hace Chitarroni de textos y de autores son muy complejas y están llenas de referencias que utiliza como si fueran suyas propias. Estos artículos, sean del tipo que sean, siempre cuentan una historia que acompaña otra historia. Y siempre dejan algo suelto para seguir imaginando. Es un esquema. Es un mapa literario.