Frente Azul y Blanco: El legado de la militancia judicial
Por Nacho Gálligo
Han transcurrido 48 años del histórico regreso a la Patria del General Juan Domingo Perón, Líder del Movimiento Nacional, después de un largo e injusto destierro. Gloriosa jornada que fue corolario de una larga lucha iniciada por la heroica Resistencia Peronista y la concreción de una hermosa obsesión de aquella militancia, que pelea en todos los terrenos, que gana las calles del país con miles y miles de jóvenes bajo la consigna “Luche y Vuelve”.
Militancia, compromiso y alegría.
Términos que algunos pensaron irremediablemente separados en la Argentina de la gran antinomia, se conjugaron siendo el signo distintivo de un tiempo histórico irrepetible, signado por la Gloria Juventud Peronista; un estado de conciencia popular que se puso de manifiesto aquel día inolvidable, 17 de noviembre de 1972, el día del regreso del General, el día de la militancia
Y este plano, resulta ineludible rendir homenaje a los compañeros y las compañeras del Frente Azul y Blanco de Trabajadores Judiciales, reivindicar su enorme legado como símbolo de la militancia. Sus integrantes fueron el sector más dinámico y organizado de la inolvidable Comisión Interfueros, la que condujo las luchas de los judiciales en defensa de sus derechos, artífice del nacimiento de la UEJEN, del otorgamiento de su personería gremial y de la celebración del primer acuerdo paritario en el poder judicial nacional.
Nucleados inicialmente en la Agrupación Carlos Olmedo, cuyas máximas referencias fueron: Wenceslao Caballero, Nelly Ortiz, Malisa Orlando, Augusto Pablo Gauthier, Carlos Malvino, Laura Serra, Jorge Sanz y Gustavo Gálligo, encabezaron la movilización de judiciales aquella inolvidable jornada del 17 –que en realidad comenzó en la noche del 16 de noviembre- en la que, por distintos medios, se dirigieron al punto de encuentro con otras Agrupaciones de la Columna Sur de la JP , en Lomas de Zamora (la parte organizativa de la movida contó con la decisiva participación del Compañero Enrique “Quique” De Pedro, dada su directa relación con el Compañero José Pablo Ventura, responsable de la JUP) desde donde se dirigieron, bajo una lluvia incesante, a las inmediaciones de Ezeiza. El aeropuerto internacional estaba rodeado de un gran dispositivo militar –con más 40 mil soldados- a cargo del general Pomar. Aquel acontecimiento dejo evidenciado lo que significa Perón para el pueblo argentino. Se calcula que la movilización fue de 500.000 militantes, que avanzaban a campo traviesa, algunos atravesando ríos y arroyos; aguantando el lanzamiento de gases lacrimógenos y balas de goma; y cuando las radios anunciaban que el avión comenzaba su descenso para aterrizar, los techos de las casas de los barrios lindantes se colmaron de personas enarbolando banderas argentinas, agitando ropas y lo que tenían a mano. Y según lo han relatado compañeros del Frente Azul y Blanco, cuando emprendieron el regreso, al pasar por Monte Grande, miles de personas bailaban y cantaban en las calles. Vecinos los invitaban a sus casas, les brindaban comida y les ofrecían ropa porque estaban mojados hasta los huesos.-
El Frente Azul y Blanco, tenía amplia mayoría en el Cuerpo de Delegados Generales, máximo organismo de conducción del Gremio, y en la Comisión Directiva tenía a las figuras de mayor prestigio, principalmente la Compañera Malisa Orlando. Pese a ello nunca buscó hegemonizar las decisiones desoyendo las posiciones de otros sectores que conformaban el Gremio, pregonaba y practicaba una auténtica democracia sindical. Por su parte el Compañero Wenceslao Caballero fue el máximo referente del Frente, que construyó un sólido liderazgo que se prolongó de manera natural en el Cuerpo de Delegados Generales.
La Mesa de Conducción del Frente estaba integrado por: Wenceslao Caballero, Nelly Ortiz (Fiscal del Fuero Penal Económico), Malisa Orlando, Augusto Pablo Gouthier (compañero que le puso nombre al Gremio: la UEJN), Carlos Malvino, Enrique “Quique” De Pedro, Jorge Sanz y Gustavo Gálligo. Corresponde destacar que Guillermo Díaz Lestrem, el “Chino”, compañero que era Defensor del Fuero Federal y esposo de Nelly Ortiz, fue integrante no orgánico del Frente que, dada su enorme capacidad, en la práctica formó parte fundamental de la conducción. Su legado es de tal gravitación que tiene absoluta vigencia para este tiempo que transitamos. Por caso, fue un lúcido precursor de la Reforma Judicial. Desde su pertinaz estilo inorgánico, estuvo siempre consustanciado con la Tendencia Revolucionaria Peronista. De enorme prestigio en todos los ámbitos, de notables cualidades intelectuales y de firmes convicciones, por todo ello y mucho más está considerado un gran militante de la causa nacional, popular y democrática.
Quienes integraron este espacio militaron por una causa que les precedió y trascendió en el tiempo: el Movimiento Nacional, Popular y Democrático. Los/las militantes del Frente fueron las víctimas propiciatorias de la dictadura cívico militar, como lo acreditan todas las investigaciones realizadas, incluso en las causas judiciales y juicios orales a que fueron sometidos los genocidas, en los cuales algunos fueron condenados a perpetuidad.
Formaron parte de una generación que fue artífice de una gran rebelión contra el “status quo”, contra las falsificaciones del discurso dominante, que llegó a desnudar una historia “oficial” burdamente mentirosa; que despertó conciencias adormecidas para descubrir la existencia de otro país, el de las mayorías populares sometidas, perseguidas, humilladas por un cínico sistema opresor basado en la violencia institucional y en la frustración de la democracia mediante la exaltación de un falso “republicanismo”. En rigor, la persistencia del discurso y las prácticas de la década infame, que no es otra cosa que un permanente intento por retornar a la Argentina Pre Peronista, en esencia, lo mismo que la siniestra alianza política, mediática y judicial impulsa desde el impúdico relato de “la grieta”.