Gabriela Borrelli Azara: “Mi legado será un prendedor, el de Poesía Ya”
Por Hernán Casabella
El artículo contiene lenguaje inclusivo por decisión del autor y de la entrevistada.
Gabriela Borrelli Azara es nieta de italianos, escritora, conductora de radio, divulgadora de poesía, gestora cultural y referente feminista. Es licenciada en Letras y colabora en distintos medios gráficos. En 2015 publicó su primer libro de poemas, Océano (editorial Lamás Médula), en 2018 una compilación de textos fundamentales del feminismo, Lecturas feministas (Ediciones Futurock), en 2019 un libro de poemas, Hamaca Paraguaya (Patronus Ediciones) y en este 2020 su primera novela, Vidrio (editorial Club Hem).
AGENCIA PACO URONDO: ¿Cuál fue el primer libro que leíste completo y sin obligación de hacerlo?
Gabriela Borrelli Azara: Creo que fue Amor y pedagogía de Unamuno, pero antes muy chiquita, un libro de poemas de María Fernanda Hermoso, Un trébol para regalar.
APU: ¿Los libros se leen hasta el final o se abandonan? (Si abandonaste alguno, ¿cuál fue y cuál es la anécdota que valga la pena?)
G.B.A.: Se abandona, como todo, como la vida. Sin ninguna épica.
APU: Los libros, ¿se compran, se regalan, se prestan, se pierden, se devuelven, se venden, se roban?
G.B.A.: Todo eso y mucho más, los libros son parte de la vida y creo en ellos desde ponerlos como pata de un sillón hasta cuidarlos como a una persona.
APU: ¿Cuáles son tus libros preferidos de la literatura argentina?
G.B.A.: El Fiord de Osvaldo Lamborghini y Las primas de Aurora Venturini.
APU: ¿Cuáles son tus libros preferidos de la literatura universal?
G.B.A.: Niebla de Miguel de Unamuno, La divina comedia de Dante y Poesía de Fernando Pessoa.
APU: ¿Hay algún personaje de la literatura con el que te sentís identificada?
G.B.A: No.
APU: Así de arrebato, ¿qué final te viene a la memoria?
G.B.A.: El final del Quijote, ese llanto de despedida, no se sabe si de la locura o de la vida, Sancho Panza que lo invita a nuevas aventuras. El develamiento del escritor uniéndose a sus personajes para despedir al más grande con las palabras más hermosas: “Para mí solo nació Don Quijote y yo para él: él supo obrar y yo escribir, solo los dos somos para en uno”.
APU: ¿Cuándo comenzó tu gusto por la escritura?
G.B.A: Muy de a poco, a medida que iba a leyendo más y más. También fue el empujón de un grupo de pertenencia, de amigues escritores y poetas que incentivaron eso en mi. De adulta y por los amigos y amigas sería la respuesta.
APU: ¿Tenés alguna rutina al escribir?
G.B.A.: Sí, una ventana. Sea la que sea: de un bar, de mi habitación, de un micro, de un tren. Mi rutina es el espacio, mi tiempo de escritura es el espacio en el que escribo, sin eso no hay tiempo.
APU: ¿Tenés objetos fetiches que te sean vitales al momento de escribir?
G.B.A.: No especialmente aunque siempre me acompaña un cuadernito ( no es el mismo siempre) en el que anoto cosas que necesito que sean primero a mano alzada y luego en la compu.
APU: ¿Lenguaje inclusivo en la escritura sí o no?
G.B.A: Recontra sí, pero si no sucede también.
APU: ¿Cuál es tu opinión sobre las presentaciones de libros y los ciclos de lecturas?
G.B.A.: Las amo. Todas. Las extraño mucho ahora en tiempos de pandemia. Libros chicos, grandes, presentaciones humildes o suntuosas, me encantan y extraño los ciclos de lectura que son responsables de mucho de lo que pasa en la literatura, de contaminaciones sanas y encuentro humano.
APU: ¿Cómo se lleva tu literatura con el insomnio, con las noches, con los vicios?
G.B.A.: Mal. No tengo insomnio pero sí vicios: resacas que me cuestan días y que no se llevan bien con la escritura o la lectura. Los años de mayor bebida y de noche fueron los que menos escribí y los días despejados de vicios los más fructíferos. Sin embargo no creo que existan estos últimos sin los primeros.
APU: ¿A quién releés periódicamente?
G.B.A.: A Lamborghini, a Storni, a Pessoa, a Bishop, a Thenón, a Pizarnik.
APU: ¿Qué tres autores argentinxs reeditarías?
G.B.A.: No tengo alma de editora, sí de divulgadora.
APU: ¿Qué opinas de la literatura argentina de la última década?
G.B.A.: Lo mismo que de la anterior década: no hay nada más superior a leer en la propia lengua.
APU: A calzón quitado, ¿leés a tus contemporánexs o solo leés las contratapas?
G.B.A.: Leo mucho a mis contemporáneos, más que cualquier otra cosa.
APU: ¿Qué estás leyendo actualmente?
G.B.A.: Aquí América Latina de Josefina Ludmer.
APU: ¿Así como tu nona te legó -como gesto de su dignidad- el prendedor que atesorás, cuál pensás que será tu legado en ese sentido y para con quién?
G.B.A.: Es una hermosa pregunta. Mi legado también será un prendedor: el de Poesía Ya.
APU: ¿Qué búsqueda poética se da en los diferentes objetos/fetiches (lo heredado en Oceáno; la hamaca en Hamaca paraguaya y el vidrio en tu novela?
G.B.A.: Me interesa cómo los objetos son portadores de algo de la vida que se escapa. La posibilidad de una materialidad que encarna siempre lo vívido. La relación con los objetos, su falta o su demasía, atraviesan la condición humana.
APU: ¿Algo del silencio de la lengua de tu nona en Oceáno después de cruzar el mar, encuentra eco en el silencio de la Lorena de Vidrio?
G.B.A.: Sí. Gracias, es una linda lectura. Lo no dicho es literatura de una forma extraña. Tal vez toda la literatura sea ese espacio vacío de la lengua que no puede dar cuenta de una existencia. Le pasó a mi nona, y le pasó a Lorena. Hay un vacío en toda lengua y la literatura, sobre todo la poesía, es una forma de explorar ese vacío. En ese sentido, les poetas son los aventureros exploradores de lenguas conocidas pero lejanas.
APU: ¿Qué objetos "recuerdos/fetiches" de haber podido, se hubiese llevado La Pol al penal?
G.B.A.: La Pol necesita quemar colchones y fetiches, el renombrarse es abandonar toda la materialidad del nombre anterior con todos los objetos que fueron tocados por el anterior. La Pol no tiene objetos de su anterior vida porque tampoco tiene recuerdos que quiera conservar.
APU: ¿En Hamaca paraguaya, lengua y el silencio se mecen al son de los recuerdos?
G.B.A.: Sí, es un libro melancólico, nostálgico. Ese suspiro irremplazable ante lo que no pudo ser o no fue porque se disolvió. El recuerdo de lo que no pudo ser.
APU: ¿Será que el silencio permite que los recuerdos traigan los olores y aromas del pueblo natal?
G.B.A.: Sí, geografía y recuerdo tienen una relación directa con el aroma. Dicen (nunca lo corroboré) que lo que se olvida primero de una persona es su voz, y lo último su olor. Creo en eso.
APU: ¿Qué creés que sucede con lo no dicho o lo no nombrado?
G.B.A.: Está ahí para nunca ser resuelto pero siempre explorado. Es la búsqueda de cualquier literatura y su resolución es la no resolución para seguir escribiendo.
APU: ¿En qué proyectos literarios estás trabajando?
G.B.A.: En tres libros. Una novela, un libro de ensayos y una recopilación de textos.
APU: ¿La escritura puede aprenderse en un taller?
G.B.A.: Claro, todo puede aprenderse. Hasta el amor.