Servant: el terror que nos habita adentro
Por Manuela Bares Peralta
Afuera llueve, los ruidos del exterior acechan la casa de los Turner, aunque adentro se reguardece una sinfonía de misterios. Una joven anclada en otro tiempo toca la puerta haciendo que dos mundos colapsen, pero, sobretodo, nos abre la puerta a nosotros, los espectadores, a la tragedia de Sean (Toby Kebbell) y Dorothy (Lauren Ambrose).
Esa joven que ingresa a la fastuosa casa de los Turner se llama Lyanne (Nell Tiger Free) y fue contratada por Dorothy, una periodista del noticiero central, para cuidar a su hijo Jericho mientras ella retoma su rutina laboral. Pero el bebé que esperábamos encontrarnos ya no existe y fue sustituido por un muñeco reborn, un objeto transicional que compró su marido Sean y su hermano Julian (Rupert Grint) para ayudarla a hacer frente a la pérdida de su primogénito de 13 meses.
El acto inaugural nos sitúa en el corazón de la trama. Estamos estancados en el duelo de los Turner, en la negación de Dorothy y en la culpa de Sean. La corporalidad de Lyanne es incómoda. Lo es también la normalidad con la que acepta simular que el bebé de silicona es uno real, pero, además, lo es cada lugar de la casa.
La presencia de Lyanne es una infección que se esparce. A medida que la narración avanza, siempre dosificada y pausada, los eventos sobrenaturales ganan presencia. El peso de lo no dicho se escenifica en el cuerpo de los personajes como si fuera la única memoria disponible.
Servant hizo su debut en el año 2019 en la plataforma Apple+, y antes de estrenarse ya había sido renovada para una segunda temporada. Detrás de M. Night Shyamalan y Tony Basgalop, responsables de la serie, hay un sinfín de directores internacionales que se adentraron en el proyecto. Cada capítulo apenas supera los 30 minutos, y el exterior se nos presenta como una breve pausa, un diminuto suspiro que tomamos para ingresar nuevamente al interior de este thriller psicológico; al interior de esa casa laberíntica donde permaneceremos atrapados.
Tras la culminación de la primera entrega, volvemos al inicio: Lyanne desapareció y con ella, Jericho. Volvemos a encontrarnos frente a frente con la tragedia como si fuera imposible no permanecer estancados en la pérdida. Volvemos a la sensación primaria de la serie para intentar develar los misterios que la acechan.