"Los vicios de los muertos": el cruce entre la literatura y el rock
Por Santiago Asorey
Andrea Álvarez Mujica es editora del sello independiente Hormigas Negras, autora de la novela Los novios muertos (2015), del libro de crónicas y entrevistas Horas de rock (2017) y de la novela La vida es Extraña (2021). Además, es columnista de reseñas de libros de rock en el programa de radio Cosa de Negros. En diálogo con AGENCIA PACO URONDO la editora y escritora habla de la antología de cuentos Los vicios de los muertos, editado por por su sello. “Se me ocurrió hacer un libro, convocar autores para escribir cuentos con una canción de rock en la trama, con el objetivo central de hacernos sentir menos solos en ese momento”. El libro cuenta con textos de Santiago Featherston, Gabriela Ram, Ramón D. Tarruella, Flor Cosin, Ulises Martino, Julia González, Sol Segovia, Miguel Bruno, Leticia Martínez, Ximena Sinay, Sebastián Masquelet, Damián Rovner, Marcos Almada, Laura Cukierman, Juan Sebastián Ronchetti, Gustavo Grazioli e Irene Kleiner.
AGENCIA PACO URONDO: ¿Cómo nació la idea del libro Los vicios de los muertos?
Andrea Álvarez Mujica: La idea de este libro surgió en los primeros días del confinamiento, en marzo del 2020. Estaba en mi cuarto, en esas noches tan extrañas de silencio total y en las que, a la vez, se podía ver en las noticias la contraposición de una fotografía de la muerte de los países donde ya había llegado el virus. Al mismo tiempo se veían esas fotos de las ciudades desiertas donde distintas especies de animales iban perdiendo un poquito de miedo y avanzaban en los territorios generalmente ocupados por los humanos. Esa situación tan rara y extraña de los colores al despertarnos, de abrir la ventana y ver el cielo menos contaminado. Realmente se veían cosas muy contradictorias: por un lado, estaba la amenaza, la muerte y el virus, tan desconocido y, por el otro lado, esto nos permitía parar un poco el movimiento diario y ver otras cosas que hasta ese momento nos pasaban desapercibidas.
Entonces me puse a pensar en el placer que nos causa ayudarnos, estar juntos y cerca, mirarnos a las caras, tocarnos, besarnos, todas esas cosas que nos gusta hacer a los seres humanos, pero en ese momento todos estábamos aislados y confinados. En medio de esa soledad, se me ocurrió hacer un libro, convocar autores para escribir cuentos con una canción de rock en la trama, con el objetivo central de hacernos sentir menos solos en ese momento. En principio, convoqué a todos nuestros autores de Hormigas Negras para hacer una antología. Consideré que podía ser un producto interesante para el catálogo y que aportaría algo atractivo para el lector, principalmente en las ferias, las cuales se suponía que iban a volver a existir. Me acuerdo que el primer cuento que me llegó fue de Irene Kleiner, un cuento espectacular y hermosísimo que contiene el espíritu exacto que quería transmitir con la idea de una canción de rock en la trama. A partir de que comenzaron a llegar los cuentos, tuve ganas de que hubiera más autores y autoras, entonces invité a escritores amigos de otros sellos que podían encajar con la propuesta. En un primer momento, pensé formar parte de esa antología con un cuento de mi autoría. Sin embargo, después decidí correrme de ese lugar porque estaba trabajando en otros proyectos, entre ellos en la biografía de Estelares, y terminando mi última novela La vida es extraña.
La realidad nos planteaba un desafío en el que ya no podíamos seguir adelante con la vida normal y habitual de cada uno. Por eso, creí que desde el placer y la inspiración que sentimos con la música y la literatura en general, iban a resultar cosas positivas para este proyecto.
APU: El libro plantea variadas miradas y relaciones entre la literatura y la música. ¿Cómo analiza esta correlación de dos lenguajes distintos? ¿De qué manera se hace presente en el libro?
A.A.M.: Cada autor abordó esa relación entre la literatura y la música a su manera. A mí me resulta natural el cruce entre la música y la literatura, así como el rock y la literatura. Creo que a los autores les pasó algo similar. En general, los cuentos tienen una canción de fondo, es decir, es usual que las personas que escribimos muchas veces imaginemos una canción de fondo en los cuentos y, a su vez, las personas que hacen canciones casi siempre están tratando de contar una historia. Entonces, siento que es natural el cruce de esos lenguajes. Lo que me resultó algo inesperado fue que la mayoría eligiera canciones de rock nacional.
Creo que la relación entre la música y la literatura está presente como un estímulo. Si bien cada autor y autora lo tomó de distinta manera, me parece que al pensar una canción en medio de una historia que estás queriendo contar, de alguna manera esa canción deviene con cierto espíritu relacionado con la historia y acciona como una inspiración.
APU: ¿Cómo transcurre la experiencia de la editorial Hormigas Negras?
A.A.M.: La editorial Hormigas Negras fue creciendo en estos años. Ampliamos el catálogo y las colecciones, además hay colecciones nuevas. La colección con la que abrimos la editorial, y la más fuerte, es “Puro barullo”, con géneros de ficción, cuento y novela. Para mí, tener un sello es algo apasionante y es mi proyecto central a pesar de que hago un montón de otras cosas. Disfruto mucho de la relación con los autores, acompañándolos y tratando que se sientan cómodos. También es importante para mí estar presente en toda la cadena productiva del libro, desde el inicio hasta que llega a la distribuidora, así como en las ferias.
APU: ¿A qué proyecto se dedicó en 2020?
A.A.M.: Durante el 2020, mi prioridad estuvo apuntada a trabajar en la biografía de Estelares. Ese fue mi trabajo de escritura diaria durante los meses de abril, mayo, junio y julio. Incluso nos adaptamos a dar las entrevistas a través de los diferentes dispositivos, ya que la venía haciendo de forma presencial. Adopté una buena rutina de sentarme a escribir todos los días y escuchar las canciones, lo que me permitió avanzar bastante. Todavía resta un mes y medio de trabajo en este proyecto.
El contexto de pandemia me resultó inspirador. Durante el confinamiento estuve muy activa, generé bastante producción desde el hecho de estar en soledad en mi cuarto escribiendo. El 2020, a nivel escritura, fue espectacular para mí, a pesar de lo dramático del contexto.
APU: ¿Cómo fue el recorrido de la novela La vida es extraña?
A.A.M.: Esta novela la terminé de escribir el 4 marzo del 2020, antes de que se inicie la pandemia en Argentina. Comencé a escribir la idea en diciembre del 2017 con un esbozo del primer capítulo. En realidad, la novela la escribí en dos años, durante los años 2018 y 2019. Decidí esperar para publicarla, en parte porque no quería salir en ese momento tan particular. De todas maneras, en el primer taller literario remoto que realizamos, leí el último capítulo. El tiempo me sirvió para agregarle un capítulo y revisarla por completo antes de mandarla a la imprenta.
En mi novela hay dos adolescentes que, con la arrogancia y el desparpajo característico de esa edad, reescriben y continúan El Eternauta, de Germán Osterheld. Además, Leopoldo, el protagonista, un escritor de 49 años que vive en San Telmo y está en crisis con el oficio, escribe una novela de ciencia ficción en la cual el transcurrir del tiempo comienza a alterarse. Así es que La vida es extraña es una novela realista en la que los tópicos de la ciencia ficción (escenario post apocalíptico, viajes en el tiempo, personajes que intentarán salvar la galaxia) aparecen a través de las producciones creativas de los personajes.