Bahía Blanca: récord de casos y colapso del sistema sanitario
Por Diego Kenis
Cerca del mediodía del viernes 16 se conoció en Bahía Blanca el registro de contagios de COVID-19 detectados en la ciudad en las 24 horas anteriores. Los 485 positivos fueron récord, como también lo fue el número de casos activos: desde el inicio de la pandemia, nunca hubo tantas personas en condiciones de continuar la propagación del virus.
Pasadas las 13 del mismo día, cuando se publicó en el sitio oficial de la Municipalidad local el relevamiento hospitalario, llegó el segundo dato alarmante: se habían ocupado todas las plazas de Unidades de Terapia Intensiva (UTI) disponibles para pacientes con cuadros graves de coronavirus en el sistema sanitario de Bahía Blanca, que también debe atender las derivaciones de un extenso territorio regional.
El sábado 17 se agregaron dos camas de UTI, que se restaron a las destinadas a personas con otras patologías. Se ocuparon en el momento, y el porcentaje de ocupación superó el 100%. Los registros oficiales informaron que este domingo quedó una libre, contando a las añadidas.
El personal médico y de enfermería, desgastado tras un año de trabajo sin descanso, teme a lo que pueda ocurrir dentro de los próximos diez días, cuando impacte en las internaciones el creciente número de contagios. Durante la segunda semana de abril, el Hospital Municipal bahiense debió cerrar su guardia por 48 horas y el Italiano anunció que ya no podría recibir a pacientes con coronavirus.
De ese modo, Bahía Blanca inicia la segunda ola con una situación aún más dramática que aquella con que salió de la primera, en septiembre de 2020: su sistema de salud estuvo también saturado por entonces, lo que derivó en el cierre temporal de ingresos a su Hospital Municipal, el traslado de pacientes con otras patologías a diferentes ciudades y el rechazo de nosocomios privados a recibir a una persona infectada, que tras un lastimoso peregrinaje fue atendida en el provincial Penna.
En aquella oportunidad, la incorporación de camas desafectadas de otros sectores y el cambio estacional evitaron que el colapso redundara en escenas dramáticas como las vividas en la parte final del invierno europeo de 2020.
Lamentablemente, el panorama esta vez luce diferente. El nuevo pico de contagios cuadruplica los números de septiembre y la saturación hospitalaria se produce en otoño, al inicio y no al final de la ola. A diferencia de lo ocurrido siete meses atrás, en esta ocasión se agrega que el sistema sanitario debe atender también la demanda por casos de afecciones estacionales o accidentes de tránsito que no se producían entonces, cuando la circulación estaba notoriamente más restringida que en la actualidad.
Durante el fin de semana, la recepción del nuevo panorama por parte de la sociedad ofreció postales dispares.
Las movilizaciones decayeron notoriamente en convocatoria. La marcha opositora convocada para el sábado ni siquiera mereció menciones en los medios bahienses. Un día antes, el mismo viernes del pico de casos y el colapso sanitario, se habían movilizado padres y madres de menores en edad escolar, para reclamar por una presencialidad que todavía no ha sido suspendida. La asistencia fue notoriamente menor a sus precedentes. Tal vez tuvo que ver con que durante las horas previas había trascendido una comunicación de colegio confesional La Inmaculada a su comunidad, informando que 33 docentes y 170 estudiantes debieron aislarse ante la detección de contagios.
No obstante, no se notó reducción significativa ni en la circulación diurna ni en la nocturna, hasta entrada la madrugada. En particular de jóvenes, sin el preventivo barbijo ni el respeto por el distanciamiento social.
El intendente cambiemita Héctor Gay, que recientemente se mostró con Horacio Rodríguez Larreta (foto), continúa sin tomar otra actitud que la que durante más de tres décadas ejerció como comentarista en la radio de Vicente Massot. En las redes sociales expresa su preocupación, pero descarga toda la responsabilidad en el Estado provincial y evita siquiera proponer medidas para frenar el desborde. Insólitamente, los partes informativos del Ejecutivo municipal derivan a la prensa a consultar a los concejales oficialistas y no a funcionarios de gobierno. El intendente elude manifestarse, pero los ediles que responden a su espacio político se pronuncian enfáticamente contra restricciones preventivas, siquiera temporales.
Frente a ello, el bloque del Frente de Todos (FdT) emitió un comunicado en que reclama a Gay que “tome las riendas de su distrito y sin mediar especulaciones acompañe con decisión y gestión a la ciudadanía en este difícil momento”. Además, la bancada del FdT llamó a la responsabilidad individual para preservar al colectivo, mientras avanza una campaña de vacunación por la que ya se han aplicado casi 50 mil primeras dosis en una ciudad de 300 mil habitantes y muchas menos inscripciones.
El concejal Federico Tucat, de Juntos por el Cambio, eligió las redes para seguir respondiendo a los crecientes cuestionamientos. “¿Acaso están a favor del cierre de las escuelas, la falta de vacunas y la destrucción de la producción?”, acusó a la médica y concejal Gisela Ghigliani, como un recién llegado a la coalición política que cerró escuelas, dejó vencer vacunas y, sin pandemia entonces, produjo en Bahía Blanca una debacle económica y comercial cuyo recuerdo ahora se pretende diluir.