Igor Grom: una rusa manera de narrar
Por Francisco Pedroza
Hace tiempo que, gracias a las plataformas de streaming tenemos la posibilidad de ver cine proveniente de países que anteriormente no llegaban a nuestra región o que había que ser un erudito en el tema para poder obtener y disfrutar. En un occidente dominado por la industria cinematográfica estadounidense, y con ojos acostumbrados a sus historias y sus estéticas, es una grata sorpresa ser abordados por títulos que se salen del canon y nos dan una visión más amplia de las diversas producciones que se vienen gestando a lo largo y a lo ancho del planeta. Hablamos de producciones que, a su vez, no tienen nada que envidiarle al monopolio de Hollywood.
En este contexto nos llega Igor Grom contra el doctor peste, una nueva película del cine ruso que puede verse a través de Netflix. Propone una historia que puede resultar conocida pero desde un ángulo distinto y con una estética que se viene forjando como marca personal del país. Como bien podemos suponer a partir de su título, es una obra lisa y llanamente de un malo contra un bueno. Un argumento al más viejo estilo del género de superhéroes, o también del clásico policial donde el detective, en general un poco apático y malhumorado, tiene que encontrar al villano de turno. Esto mismo es lo que nos encontramos en Igor Grom: un híbrido entre superhéroes y policiales en un San Petersburgo moderno y con todos los condimentos que debe tener este estilo.
Es la historia de Igor, un policía solitario pero eficiente, que no es muy querido por los destrozos que produce en la ciudad a la hora de resolver crímenes. Su jefe no lo puede despedir debido a que es, aparentemente, el único que resuelve los hechos delictivos que día a día ocurren. El villano del film es una suerte de Robin Hood macabro. Un hombre disfrazado con un traje negro, una mascara como la que usaban los médicos de la peste negra y equipado con lanzallamas en sus brazos, que no duda en utilizar, en ocasiones para asesinar a la gente mas poderosa de la ciudad, con tal de lograr sus fines. Al mismo tiempo, transmite estas matanzas en vivo a través de la web con el objetivo de convocar a las personas más radicalizadas y lograr una especie de anarquía que va creciendo a medida que avanza la narración.
Más allá de lugares comunes, evidentes, y de su duración, ya que puede resultar larga por momentos, Igor Grom contra el doctor peste nos propone una estética disfrutable, en una ciudad poco vista, a lo que se suma el recurso de la lucha de clases, que no suele fallar. Es entretenida y tiene belleza en su interior. Su presentación y decisión musical también son destacables, siendo ésta última uno de los puntos más fuertes. Al finalizar nos queda claro que no conocemos mucho del cine ruso, pero que el hecho de que cada vez se pueda ver más nos beneficia a todos.