"La gente toca los murales del Diego convencida de que así va a vencer todos los obstáculos"
Por Jorge Hardmeier | Fotos: Juan Cruz Guido
Murales con la figura de Diego, pintadas con sus emblemáticas frases y diversas intervenciones artísticas se multiplican en todo el territorio argentino y en otras geografías. Durante la pandemia Boido comenzó a dar forma a un sueño: fotografiar esas imágenes de la devoción de los de abajo por su ídolo, en un recorrido aún inconcluso. D10S había abandonado el planeta. Esta conversación se desarrolló en el santuario que se ubica en el Estadio de la Asociación Atlética Argentinos Juniors, el Diego Armando Maradona, pleno barrio de La Paternal.
Jorge O. Boido nació en Villa Martelli, vivió muchos años en La Matanza y actualmente es jubilado y vecino del barrio de Floresta. Políticamente de izquierda, fue durante cuarenta y seis años militante sindical. Licenciado en Historia e hincha de San Lorenzo, realizó cursos de fotoperiodismo en ARGRA. En 2000 fue parte del libro fotográfico La Marcha Grande por el trabajo, realizado por la CTA. Recientemente, decenas de sus fotografías formaron parte de la convocatoria Un Dios salvaje, dedicada a la figura de Maradona. Su trabajo en proceso, al que se refiere esta nota, se titula UN D10S PLEBEYO.
Agencia Paco Urondo: ¿Cómo arrancaste con el proyecto?
Jorge Boido: En realidad soy un irreverente aficionado a la fotografía y algunas cosas de fotoperiodismo he hecho, siempre vinculado a lo social. Con la pandemia, me quedé guardado por una cuestión de riesgo por una situación sanitaria de mi pareja. Así que el día del fallecimiento de Diego fue un proceso jodido, porque los duelos se procesan con otros. Y a la Plaza no iba a ir. El 25 de diciembre, que es cuando se cumple el primer mes de Diego, digo: es Navidad, va a haber poca gente en la calle, voy a ir a algún altar que se armó en relación a Diego. Y me corro hasta Argentinos Juniors. Acá mismo habían armado un altar, al lado del santuario. Agarré la cámara y me vine. No tenía ningún proyecto, simplemente vine, intentando procesar con otros el duelo.
Sacando fotos, me di cuenta de que había una manera, manteniendo la distancia social, desde lo emotivo y desde la empatía, de poder conectarse con el otro y poder procesar esta situación, hacerla un poco más llevadera. Vine otro día a hacer algunas tomas y me di cuenta que esa era una alternativa de ver cómo, en los sectores populares, impactaba esta situación y cuál era la relación de estos sectores con Maradona. Así que, en realidad, es un proyecto que se fue armando sobre la marcha. Empecé a descubrir los murales que había, qué vinculación había entre esos murales y quiénes estaban haciéndolos, cuál era la motivación y cuál era el proceso por el cual ese grupo de gente hiciese una determinada figura, cierta foto icónica o una frase específica. Ahí fui descubriendo que cada una de las cuestiones de reconocimiento en cuanto Diego, de parte de nuestro pueblo, es algo colectivo en su inmensa mayoría. Desde que se junta un grupo y decide en qué paredón y qué figura van a poner y después el tema de las frases: qué frase impacta en ese sector, a cuenta de qué sale cierta consigna. Están dando cuenta de cómo ellos se vinculan con Maradona, qué es lo que significó para ellos Diego y qué están tratando de facilitar, a través de Diego, como mensaje.
Hay un profundo sentido de clase, no todos lloramos a Diego de la misma manera. Maradona está identificado con un sector social determinado, ese sector social lo reconoce como su ídolo, como tal lo venera y le rinde tributo. Yo recorrí Capital, Gran Buenos Aires y un poquito más yendo detrás de estas distintas intervenciones artísticas y lo que vi es que la figura de Diego aparece en determinados barrios, no aparece en toda la Capital; vas a Belgrano y no vas a encontrar ni un Diego, no lo vas a encontrar en Recoleta, no lo vas a encontrar en Núñez. Sin embargo, creo que tengo registrados quince Diegos en Mataderos, vas al Barrio Rivadavia, parte de la villa 1-11-14, y por la calle que entres te vas a encontrar con una figura del Diego. Y eso pasa también en el Gran Buenos Aires; en el centro de Lomas de Zamora no hay Diego, pero vas a los barrios, vas a Villa Centenario, vas a Ingeniero Budge y encontrás figuras de Diego hechas por los distintos artistas y con las condiciones y calidades que cada uno de ellos puede brindar. Los murales los vas a encontrar en los sectores que económicamente tienen más dificultades para encarar un mural.
APU: ¿Cuál es tu lectura de esa situación? Porque en ciertos momentos éramos todos felices con él jugando al fútbol, en Núñez y en Belgrano también, ¿qué pasa ahí?
JB: El fútbol es el deporte más popular de la Argentina y, por lo tanto, de una u otra forma, cruza todos los sectores sociales. Ahora, que se identifiquen con una figura del fútbol que los reivindique como propio, ahí está la diferencia. Estos sectores de la Recoleta o Belgrano, seguramente, en el en el 86’ salieron a celebrar la Copa, pero no salieron a reivindicar la figura de Diego, salen a reivindicar un triunfo deportivo. La relación de Diego con los sectores populares es porque lo identifican como uno de ellos. Maradona sale de Fiorito, barrio que si hoy lo recorrés sigue teniendo las mismas privaciones; están excluidos, fuera del sistema. La gente ve en Diego a uno de los suyos, eso es lo que sienten, no es solamente un deportista, sino que es un tipo que nació en Fiorito y siguió siendo uno de los suyos. Diego mantuvo toda la rebeldía que tenía en su barrio. Y los sectores populares reivindican en él, justamente, esa cuestión. Un tipo que es una mega estrella, que en el año 1995 se le planta a Joao Havelange, a la FIFA, a todos los poderes, a las grandes corporaciones y que quiera organizar un sindicato de futbolistas, está hablando de otra cosa, no está hablando de un simple deportista. Está hablando de una persona que tiene una experiencia de vida, tiene una ideología y eso lo transmite, más allá de todos los cuestionamientos que uno le puede hacer a Diego con todas sus contradicciones, que son las contradicciones propias que tiene nuestra sociedad. Uno puede plantear que Diego es misógino, que no quiere reconocer a sus hijos, todo eso se lo podés decir. Pero también hay que reconocer ese espíritu de rebeldía. Son rebeldías que el capitalismo, el poder, no te lo perdona y tarde o temprano te lo va a hacer pagar. Diego no creo que en su vida haya leído El Capital, de Marx, pero sí vivió los rigores del capitalismo…
APU: En una entrevista dice que está leyendo No logo de Naomi Klein…
JB: Exactamente. Pero el viejo viene de Corrientes, de Marx no tendría ni idea, pero padeció en carne propia la explotación. Cuando llevaba a Diego al entrenamiento en colectivo se dormía parado por lo poco que descansaba por hacer horas extras en la fábrica, estoy hablando de cuáles son las condiciones de vida de los sectores populares. Diego incorporó y jamás abandonó eso, manteniendo toda la rebeldía de los sectores postergados. Cuando él asume ciertas posiciones políticas, sabe lo que hace, porque es un tipo que no es ningún boludo, tiene calle. Y cada vez que tiene una participación o hace una declaración, sabe los quilombos que se está ganando. Cuando él, enfrentándose a Bush, va a Mar del Plata, en el tren, ¿de qué estamos hablando? El chabón se embarca en eso. Uno puede decir: bueno, era lo que más le convenía porque estaba el kirchnerismo, pero él era un tipo del mundo. Estaba asumiendo un riesgo fenomenal en el sentido de que estaba exponiéndose enfrentando poderes que van mucho más allá de la Argentina. Si hubiera sido tan fácil muchos más futbolistas, muchos más artistas, muchas personalidades se hubieran sumado a ese tren para decirle no al ALCA. En eso es consecuente, como en la defensa de la Revolución Cubana, esa irreverencia, de ir a contramano de todas las corrientes.
En los barrios populares están los murales, no para que el que pasa por la autopista o el que pasa por la avenida lo esté viendo, para lucirlo a un tercero: no, están en el interior del barrio. Este vínculo con estos sectores populares es muy fuerte y creo que la gente le está rindiendo tributo porque los únicos raptos de felicidad se los brindó Maradona. Yo he cubierto movilizaciones por distintos reclamos sociales y aparece la bandera de Diego o la gente va con la camiseta de Diego y vos decís: ¿qué onda? La mano de dios y la roja y negra del Che Guevara. Por sus simpatías con el peronismo es lógico que este sector lo reivindique, pero orgánicamente lo que aparece más visible es lo de La Cámpora o el Movimiento Evita. Desde el espacio de la izquierda partidaria no hay manifestaciones artísticas importantes. Encontré solamente un afiche pegado en el local del Partido Comunista, acá en La Paternal, alguna pintada del Partido Comunista Congreso Extraordinario también en La Paternal, y no mucho más. Aunque muchos de los murales sean realizados por simpatizantes de la izquierda. Creo entender cuál es el dilema que se les presenta: para un partido de izquierda que el chabón sea un machista, le genera quilombo en el movimiento feminista, o en un sector del feminismo. Porque hay otro sector que hace una lectura mucho más amplia y reivindica la figura de Diego en toda su dimensión.
Un simple jugador de fútbol. Dios es dios. Yo soy Diego.
APU: Hay un tema cuando se hacen las representaciones de Diego, hay una imagen sagrada, tal vez la única imagen similar es Evita, algo religioso.
JB: Diego es uno de los personajes más retratados y más representados que hay en el mundo, es un fenómeno que trasciende. Cuando se hacen los murales, hay toda una liturgia, hay toda una cosa colectiva en la decisión y en la elaboración, porque el artista llega y lo pinta, no necesita de quince tipos que estén al lado, todo el día, preparando comida, bebida, contando anécdotas, cagándose de frío y celebrando en la inauguración. Es la gente del barrio bancando la iniciativa. La elaboración de esos murales son una misa pagana. Por eso, al proyecto fotográfico que estoy haciendo, le puse UN D10S PLEBEYO. Galeano decía que era el más humano de los dioses. Hay toda una mística. He visto gente parar frente a un mural de Diego y persignarse. O la gente sale del barrio, lo toca con la mano y cree, absolutamente convencida, que va cargada con una energía positiva y que va a vencer todos los obstáculos que la sociedad le presente. Eso tiene un sentido de clase absoluto y busques por dónde busques, lo sienten como uno de ellos, más allá de todo lo controversial y contradictorio que ha sido en su vida en muchos aspectos. Hay Diegos pintados que siempre tienen que ver con algún tipo de demanda popular. Gianinna había expresado: cada uno siente y se imagina el Maradona que se merece. Y es eso.
APU: Diego es la máxima expresión del existencialismo porque vivió siempre, como dice Manu Chao, a flor de piel. Estaba siempre viviendo. Un ser humano todo el tiempo lanzado a la existencia.
JB: Toda su vida fue un exceso. Pero él era consciente de eso. Una cosa es que la vorágine de la vida te lleve y sos Messi. Pero cuando vas a jugar el partido con la camiseta de la Selección empezás a vomitar y te agarra diarrea. Hay determinados perfiles de hombres. Y Diego era consciente de eso y de cómo se vinculaba con la gente. Cuando está haciendo jueguito en el medio de la cancha está armando una cosa colectiva, no está él solo haciendo jueguito en el medio de la cancha, o el precalentamiento que hace con los botines desatados, él está en una situación de empatía con el otro. Está manejando la situación: acá estoy yo. Le voy a dar a la gente el show que se merece. Y me voy a sobreponer a todas las situaciones.
APU: Hablaste de la frase de Galeano: es el más humano de los dioses y no conozco alguien que haya honrado a la vida como Diego.
JB: Es así. Y por eso la gente termina reivindicándolo, porque uno ve del otro lado que hay una campaña de los medios hegemónicos, que quieren destruir una figura. Y decís: ¿qué quieren destruir? Que el quilombo de la sucesión, que la droga, que esto… Pero es más profundo, se quiere destruir, en los sectores populares, a una figura que los invita a la rebeldía. Uno de los nuestros salió y sigue siendo rebelde. Uno puede decir: esta cuestión controvertida de su vida íntima y personal: es parte de la propia dinámica que tienen los sectores populares. ¿La lucha contra la droga? Y sí, lo tenés en todos los barrios. ¿Dónde no se producen crisis familiares? Diego, en todo caso, expresó todo eso. Se puede expresar en esa figura o en ese rebelarse contra el poder de turno. Es posible rebelarse, tiene sentido. La mano de dios a los ingleses es una trampa del juego que forma parte del juego mismo, ¿con la mano? Sí, y en tiempo suplementario y en off side, sí, se los hago. Y eso demuestra que tiene calle, que tiene barrio, que tiene barro.
Con el brazo guerrillero y el corazón de arrabal…
APU: ¿Cómo sigue tu proyecto?
JB: En realidad es un proyecto que se va armando sobre la marcha. Publico las fotos en redes sociales, tomo contacto con los artistas, mi proyecto es difundir la imagen de Diego desde esta perspectiva: mis fotos no son de murales de Diego, es a cuenta de Maradona o de una intervención artística basada en Diego, a partir de la cual cuento la historia de gente sencilla en su vida cotidiana. En mis fotos no vas a ver una toma que se destaque por estar encuadrada, la luz y cuestiones técnicas… no… vas a ver a una mamá con el bebé en el cochecito y al pibe de la mano que lo lleva al jardín, vas a ver laburantes yendo a tomar el colectivo o vas a ver a un trabajador cartonero. Esa es la otra realidad de nuestra geografía urbana. Sobre Diego puede haber mil miradas distintas, pero yo la perspectiva que le doy a mi proyecto fotográfico es de cómo en los murales, pintadas, esténcil, figuritas, calcos, pinturas se expresa su vínculo con la gente de los barrios y sus sueños.
Foto de Jorge Boido:
Instagram: @boidofotos.ph – Facebook: Jorge O. Boido