Nora Lía Sormani: “Creo que el libro sin juego no tiene valor entre los niños y las niñas”
Por Ciela Asad
Nora Lía Sormani es Licenciada en Letras, egresada de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional de Buenos Aires. Recibió el Premio Pregonero de la Fundación El Libro 1994-1995 por su labor en periodismo gráfico sobre literatura infantil. Integró el Consejo de Redacción de la revista La Mancha. Papeles de Literatura Infantil y Juvenil. Es autora del libro El teatro para niños. Del texto al escenario. Es integrante del Área de Teatro para las Infancias del Instituto de Artes del Espectáculo de la UBA y de la Cátedra Latinoamericana y Caribeña de Lectura y Escritura.
AGENCIA PACO URONDO: Realizás muchas tareas vinculadas a las infancias. ¿Cuál de todas ellas te hace latir más fuerte el corazón?
Nora Lía Sormani: Es extraño y muy hermoso a la vez. Porque siento que es un gran abanico que incluye muchas tareas diversas. A veces, me siento más inclinada hacia mi labor como jurada, viendo obras y tomando decisiones y pensando sobra ellas. Otras veces, me veo todo el tiempo leyendo dramaturgia o editando libros para Jacarandá, la editorial que fundé junto con Guillermina Marino. Es que me formé en la carrera de Letras y me atrapa mucho la escritura, el libro. Y leo mucha dramaturgia para niños. Pero otras veces siento unas ganas enormes de leerme una muy buena novela infantil y juvenil. O investigar en la poesía para las infancias o el libro álbum. Pasé muchos años dando conferencias o gestionando en cultura para niñas y niños. Y el periodismo, que es más ágil, más del día a día. Especialmente para difundir la obra de los grandes escritores y dramaturgos.
APU: Escribiste un libro que se convirtió en texto de cabecera para quienes quieren ejercer la docencia teatral para niñas y niños. En lo personal lo recomendé mucho cuando brindaba clínicas de pedagogía teatral: El teatro para niños. Del texto al escenario (2004). ¿Cómo nació este libro?
N.L.S.: Siempre daba los cursos o conferencias sobre esta especialidad. Recuerdo siempre una experiencia: me pasé cinco días en La Punta, San Luis, en una hermosa universidad dictando todos los días y un montón de horas estas clases, que se convirtieron en un libro. Porque en ese momento, cuando veía que las alumnas venían en micros viajando en esa soledad hacia mi curso, me dije: algo pasa. Si a ellas les interesa, debe ser interesante para muchas otras personas. Fue Carlos Silveyra, gran maestro, quien me ofreció su colección para incluirlo. Y Jorge Dubatti quien me guió y alentó. Lo escribí en febrero de 2004, en Miramar.
APU: Sin convivio no hay teatro. ¿Cómo viviste en lo personal y en lo profesional este largo espacio tiempo que nos alejó de los teatros?
N.L.S.: Lo viví con sorpresa. Porque nunca imaginé que semejante pandemia pudiera existir y paralizar al mundo. Lo primero que pensé fue: bueno, tenemos el arte para transitarlo. Y sentí que, justamente, todos aquellos niños y niñas que transitaron por el arte se iban a salvar del aburrimiento o la quietud. Porque enseguida fue el arte del canto, de la narración oral, del teatro en video nos salvó. Pero después vino la certeza de que, sin convivio, el arte era diferente. Ni mejor ni peor, diferente, Y empecé a extrañar y a valorar el convivio: las risas de los niños y niñas en el teatro, los aplausos, las salidas. El ir en busca del arte. Para vivirlo, experimentarlo como un acontecimiento. Pensé mucho en los artistas sin trabajo, pero en el fondo, pensaba, quizás para consolarme, que estaban salvados, gracias al mismo arte que practican.
APU: La espontaneidad es lo que más me gusta de hacer teatro para las infancias. Inclusive el libro, me gusta presentarlo como un espacio de juego. Pero a veces se espera la participación "ordenada" desde la escena. O el libro como algo sagrado, casi de cristal. ¿Cuál es tu sentir en relación a esto? ¿Es necesario generar escuelas de espectadores de teatro infantil?
N. L. S.: Concibo al libro como un objeto cultural para el placer, o goce. Entonces creo que el libro sin juego no tiene valor entre los niños y niñas. Grandes investigadores han pensado y aportado sus saberes y llegaron a la conclusión de que el niño y la niña deben ser receptores activos, espectadores que hagan pasar la lectura -o la obra de teatro -por su subjetividad. Apropiarse de libro o de la obra implica interpelarla, hacerla de uno, jugar con ella, imaginar distintas posibilidades. A muchos adultos que no están en el tema de la crianza, les cuesta entender que los pequeños y pequeñas aprenden jugando, disfrutando, conversando. Es necesaria una Escuela de Espectadores, sobre todo para los mediadores. Para acercarlos al arte del teatro. Cuanto más conozcan sus secretos, más lo van a descubrir y tendrán así las posibilidades de contagiar ese entusiasmo y amor a los niños y niñas. Y la Escuela de Espectadores con las infancias es espectacular, porque ellos espontáneamente se expresan y cuentan al artista sus sentimientos y sensaciones acerca de la obra.
APU: ¿Pensás que es necesario repensar la tarea de educadores, artistas, escritores vinculados a las infancias?
N. L. S.: No. Soy admiradora de todos los progresos que los pensadores han tenido sobre las infancias. Especialmente admiro a aquellos que pudieron salir de la psicología y se pasaron a esta disciplina del arte del teatro o de la literatura infantil y juvenil: poder interpretar el teatro desde el teatro mismo, con sus especificidades; o desde la literatura misma; o desde el juego. Hay mucho por hacer, pero hay mucho ganado.
APU: Tenés un emprendimiento editorial. ¿Cuál es tu prioridad como editora?
N.L.S.: Trabajamos dos años con Guillermina, mi socia, en el International Board on Books for Young People (IBBY) y allí hemos aprendido que la calidad, en todos sus aspectos, es lo más importante. La prioridad es el niño y niña lectores. Su capacidad de emocionarse, reír o llorar. De descubrir y sorprenderse. A esos pequeños van dirigidos nuestros libros.
APU: ¿Qué significa para vos la palabra infancias?
N.L.S.: Todo. Desde siempre tengo una conexión muy fuerte con aquellos individuos que están transitando por los primeros años de sus vidas. Fui madre muy joven, y eso también me marcó. Siempre estuve rodeada de niñas y niños: observándolos y admirándolos.
APU: ¿Qué te gusta encontrar en un libro de literatura infantil? ¿Y en el teatro?
N.L.S.: Me gusta ver a las personas que delante de uno, hacen cosas para uno. O al escritor, que dedica sus horas a investigar en las maneras de conmover con las palabras a los más pequeños.
APU: ¿Qué recomendaciones darías?
N.L.S.: Armar una linda biblioteca en la habitación de los niños y niñas. Ellos irán, en sus momentos de ocio, a mirarlos, a tocarlos, a deleitarse con sus colores, con sus palabras, con sus sentidos. Esa familiaridad, los hará desearlos para siempre.