Novela “Parte de la felicidad”: escribir para sanar
Por Analía Ávila
Miramos el mundo una vez,
durante la infancia.
El resto es memoria.
Louise Glück
“Cuando se subieron a la ambulancia y se fueron, mi hermana le dio una piña a la pared y lanzó un grito gutural en la vereda, que todavía resuena en mi cabeza, y que marca el final de mi infancia, de mi inocencia y de mi felicidad”, relata Dolores Gil en el primer capítulo de su primer libro, Parte de la felicidad.
Se trata de una obra breve con una intensidad y crudeza tal que hace difícil postergar la lectura, se lee de corrido hasta el final. Publicada por Vinilo (2021), editorial que dirige Joana D'Alessio, con Mauro Libertella como editor, en la colección Sencillos, que reúne textos de no ficción, autobiografías.
El epígrafe de la novela, que encabeza esta nota, fue tomado de una estrofa de “Nostos”, poema de Louise Glück. Los “nostoi” o “retornos” son relatos de los sobrevivientes de la guerra de Troya con el tema del regreso al hogar de los héroes griegos. Podemos tender líneas entre la poética de Gil y de Glück: un lenguaje de lo íntimo y lo familiar; el tono confesional y crudo; la memoria, el sufrimiento y las pérdidas.
Parte de la felicidad comienza con una tragedia que la narradora relata en primera persona desde su presente de mujer adulta y madre. Cuando ella tenía 11, un domingo de septiembre mientras su padre preparaba el asado, la enredadera de la casa familiar se prendió fuego y esto desencadenó un accidente en el que falleció su hermana menor, Manuela, de seis años. El libro es el testimonio de una experiencia personal, una “escritura del yo” visceral acerca del duelo.
“Si no escribo este libro no puedo seguir viviendo”, dispara la escritora y agrega: “escribir en vez de padecer, me dice mi analista”. Así la escritura de la novela es un intento de armar el rompecabezas de sus recuerdos familiares para tratar de entender lo sucedido y construir un relato, ese relato que ella misma se negó y le fue negado. Y somos testigos del proceso que atraviesa Dolores desde ese “estar en blanco”, ese no poder recordar con certeza, porque incluso había borrado a la hermana de su lenguaje.
El gesto de Gil es evitar los golpes bajos e ir al hueso con sinceridad brutal. El lado perturbador de la maternidad, la culpa, la búsqueda del perdón, las contraposiciones entre lo oscuro y las “iluminaciones". La narradora se refiere al accidente como “el desastre”, el “torbellino trágico”; el duelo es “un bosque denso” y se siente esa ausencia como una amputación.
“Pero este pasillo marmóreo me descompone en un llanto visceral. No sabía que tenía tanto grito metido adentro del cuerpo. Me calmo y vuelvo a salir (…) Me cuento esta historia para romper el silencio familiar”, confiesa la narradora aunada con el grito del comienzo, ese que escuchó de su hermana Vicky y que ahora gracias a la escritura puede dejarlo salir, para poder seguir viviendo.
Foto: Télam
Biografía
Dolores Gil nació en Buenos Aires en 1981. Es licenciada en Letras. Trabajó como docente de Literatura y Lenguas Clásicas en diversas instituciones. Escribió en Revista Ñ de Clarín, Moda y Belleza de La Nación y L’Officiel. Actualmente trabaja como redactora y traductora freelance. Parte de la felicidad es su primer libro.