Recuerdos del Bicentenario: la restauración de un gran Mural
Por Marcela Pantoja
David Alfaro Siqueiros, llegó a la Argentina un 25 de Mayo de 1933. El arte y la revolución lo movilizaban y en consecuencia el exilio. Traía consigo ser uno de los precursores del muralismo mexicano. Su afán era crear arte público. Pintar los muros de las grandes ciudades y que el arte se vuelva un hecho de multitudes.
En plena década infame no pudo pintar en los silos de los puertos como pretendió. Apenas pudo expresar sus ideas públicamente y en seguida obtuvo el rechazo del orden conservador de la época. Siqueiros pertenecía al partido comunista, sus palabras, sus ideas eran inconcebibles en un clima de época local signado por la reacción. Los grupos fascistas lo amenazaron y pidieron su expulsión del país.
Fue entonces cuando Natalio Botana, dueño del diario Crítica, admirador del arte y la literatura que estaba forjando los primeros cimientos del periodismo moderno nacional, le ofreció al artista pintar un mural en el sótano de su quinta de Don Torcuato. Ya no eran los silos bajo los cielos, sino una estructura interna y subterránea. David Siqueiros aceptó y ahí, junto a los pintores argentinos Lino Enea Spilimbergo, Antonio Berni, Juan Carlos Castagnino y el uruguayo Enrique Lázaro, llevaron a cabo este monumental ejercicio de experimentación artística, utilizando la proyección de imágenes como modelos, pintando sobre paredes, techos y suelos e incorporaron materiales y trazos novedosos para la pintura.
Este artículo pretende recordar el sentido profundo que tuvo la restauración del mural de Siqueiros en el marco del Bicentenario. No hay manera posible de hacerlo sin revivir aquel día del 3 de diciembre de 2010 cuando el mural Ejercicio Plástico quedó inaugurado por Cristina Fernández de Kirchner.
En principio, la historia indica que dicho mural había quedado ciertamente a la deriva una vez fallecido Natalio Botana en el año 1941. Durante la década de los 90 la obra es rescatada por un equipo de ingenieros, químicos, herreros, carpinteros, albañiles y artistas plásticos. El investigador Alberto Giúdice cuenta que el maestro mexicano Manuel Serrano dirigió la extracción de la pieza mural en aquel momento. Sin embargo, durante 18 años, la misma quedó dividida en partes y arrumbada en varios contenedores, sufriendo litigios judiciales y con la amenaza de ser sacada del país.
Fue así que, durante el año 2003, el entonces Presidente Néstor Carlos Kirchner emitió un decreto que declara a la obra bien de interés artístico, histórico y nacional, evitando que salga del país. Ya en el año 2008, bajo el primer gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, se firma un acuerdo con México para comenzar a trabajar en su restauración. Durante el año 2009 se promulga la Ley de expropiación del mural y se define a la Universidad Tecnológica Nacional encargada del traslado, carga y montaje de la obra, la Universidad Nacional de San Martín encargada de la restauración, conservación y exhibición de la misma y el Instituto Nacional de Bellas Artes de México con la dirección de, nuevamente, el maestro Manuel Serrano coordinó todo el proceso de restauración.
Así se llegó al año 2010, con una Argentina que se sumergió en una enorme celebración para conmemorar los 200 años de la Revolución de Mayo. Conmemorándolos de un modo magnífico y popular, impulsado por el proyecto político que gobernaba en aquellos días.
Cristina Fernández de Kirchner fue la Presidenta del Bicentenario y la más ferviente organizadora de las celebraciones, tal como ella misma lo reconoce en su libro Sinceramente. Sostiene que para ese año la meta fue generar la mayor ampliación de derechos en todos los sectores de la sociedad; pues consideraba que ese era el modo de celebrar la Patria. Y subraya explícitamente: “no recuerdo mayor momento de felicidad durante mi gobierno que aquel 25 de Mayo de 2010”.
En este sentido, y como continuidad de los festejos del Bicentenario, en diciembre del mismo año, se produjo la inauguración del mural de Siqueiros. En sus palabras, Cristina expresaba la inmensidad de lo que estaba sucediendo, la profundidad de la recuperación histórica y cultural. La importancia de la Década Ganada que había inaugurado Néstor, que para esos días ya no estaba entre nosotros.
El acto se llevó a cabo en el antiguo edificio de la Aduana Taylor, que fue restaurado para la ocasión y convertido en lo que se conoció como el Museo del Bicentenario, allí quedó emplazado el mural, junto a otras grandes obras. “Aquí las argentinas y los argentinos vamos a recorrer 200 años de historia. Y en el medio de esos 200 años también está Siqueiros”, afirmaba Cristina. Y así le daba sentido a la figura del muralista como un símbolo de la época, representante de la revolución, primero de la mexicana y luego de la revolución rusa. Destacando la importancia de los debates que envolvieron a aquellas personalidades de las vanguardias artísticas como parte de la construcción político cultural. Las trayectorias como las de Siqueiros representan esas síntesis, afirmó y recordó que el mural fue realizado en una etapa que se denominó la década infame. “Me fanatiza la historia de los argentinos vinculada con el arte, porque también el arte es una expresión de los momentos políticos y culturales que vive un pueblo. Y sobre todo cuidar ese patrimonio histórico y cultural es una obligación de los gobernantes porque es conocer nuestra propia historia”.
Y en ese mismo sentido rememoró el accionar determinante y político de Néstor que con un decreto impidió que el mural fuera sacado del país. También recordó aquel viaje a México, acompañándolo a él como presidente, donde hablaron del tema con Felipe Calderón y un grupo de artistas mexicanos se acercó a ella para pedirle que se ocupara del mural: “quiero decirles que me ocupé”, manifestó. Y dejó en claro que lo hizo en nombre de las y los argentinos.
Por otra parte, expresó su alegría por la presencia en el acto de Felipe Calderón, el entonces presidente mexicano, tal cómo lo habían soñado. Calderón se había pronunciado con anterioridad al discurso de Cristina y sus palabras fueron grandilocuentes para con la genialidad de Siqueiros, los ideales y sus sentimientos, la creación y el movimiento cultural. La creencia y el manifiesto por el arte monumental y humano; un arte público. “Con artistas como Siqueiros la lucha y la política revolucionaria se plasmó en el arte”, expresó. Finalmente, destacó que tanto Argentina como México estaban celebrando sus Bicentenarios y que, hoy como ayer, Siqueiros unía las naciones. “Argentinos y mexicanos y latinoamericanos compartimos muchas cosas y una de las más preciada es la cultura”. Y en ese sentido expresó que “la cultura nos dice también que los latinoamericanos somos un solo pueblo unido por principios, valores, historia, tradiciones y también por el futuro”.
Y aquí, un apartado especial merece el destacado que hacen, tanto Calderón como Cristina, sobre el hecho de que Ejercicio Plástico es el único mural de Siqueiros que no tiene un fuerte contenido político, sino que es un acto de amor porque quien era su compañera, la artista uruguaya, Blanca Luz Brum. Y un acto de amor hacia las cosas que él creía, como agregó Calderón.
Y es entonces que la figura de Blanca Luz requiere un interés especial. Poeta, escritora, militante. Nacida en el Uruguay, recorrió varios países de América siendo parte fundamental de los procesos políticos populares y revolucionarios, la vida quiso que no terminara sus años de la mejor manera, pero su figura y su aporte no pueden ser olvidados. Blanca Luz, se inició con el peruano Carlos Mariátegui en sus manifiestos por la revolución y luego siguió su trayectoria siendo parte constitutiva de los primeros años de la revolución justicialista que llevó a cabo Juan Domingo Perón en nuestro país. Ella fue su colaboradora y parte de la Secretaría de Trabajo y Previsión, autora de uno de los pocos relatos escrito por mujeres sobre el 17 de Octubre de 1945 de imperdible lectura. Blanca Luz debe ser reconocida como otra figura emblemática la historia de las mujeres en América latina.
Entonces, en principio, Ejercicio Plástico se trata de un acto de amor, sensual pero también profundamente político, y lo sigue siendo. Así como en sus formas y su concepción, en ese acto colectivo de la pintura también trasciende, tal como lo expresaron Calderón y Cristina, como un acto de amor fraterno entre los pueblos y muy especialmente como otro acto de unión entre Argentina y México.
En ese sentido, Cristina expresó un especial agradecimiento al pueblo mexicano por lo que significó en momentos difíciles el asilo en ese país para miles de argentinas y argentinos que debieron abandonar el país en la última dictadura. Recordó que fruto de ello nació la categoría “argenmex”. Subrayó que México fue fundador de la doctrina de asilo político amplia, en contraposición a la doctrina de asilo político restringida europea. “También este es un homenaje a ese México, no solamente el México de la cultura, sino el de la libertad, la democracia, y al de la defensa al derecho de poder tener y expresar las ideas políticas”.
Así Cristina concluía el acto con un agradecimiento final a los presentes y a las empresas que hicieron su aporte para la restauración de la obra. Y principalmente expresando un agradecimiento a todas y a todos “por regalarnos esto”.
A partir de ese día el mural Ejercicio Plástico quedó emplazado en el Museo del Bicentenario, un espacio público y gratuito para el disfrute del pueblo.
Siqueiros que, increíblemente, llegó a la Argentina un 25 de Mayo de 1933 volvía con su obra y su espíritu 77 años después para ser parte protagonista de aquel instante glorioso de conmemoración. Su deseo ferviente de un arte público para las multitudes, de un arte multiejemplar para las grandes masas populares estuvieron presente. Siqueiros y Ejercicio Plástico, Blanca Luz, Berni, Spilimbergo, Lázaro y Castagnino, fueron pieza fundamental de los 200 años de nuestra querida Revolución de Mayo.