Barry: el asesino que nos hace reír
Por Agustín Mina
Este año finalmente vio la vuelta de Barry con su tercera temporada. La historia sigue los pasos de Barry Berkman (Bill Hader), un sicario que vive de matar gente por contrato. No tiene amigos, familia, ni siquiera una vida por fuera de su trabajo. Su único vínculo es Monroe Fuches (Stephen Root), a quién conoce de sus días en el ejército. Fuches se aprovecha— teniendo en cuenta la personalidad solitaria de Barry y su situación de vulnerabilidad— para plantearle una oferta: él se encarga de conseguir contratos y negociar el precio, y Barry sólo tendría que ir y matar a su objetivo. La sociedad funciona de maravilla para Fuches, que se queda con las ganancias y le da lo mínimo para sobrevivir al que hace todo el trabajo. Barry confía ciegamente en él y no es consciente de cómo Fuches lo ha manipulado y le ha robado desde el principio.
Esto se desbarata al comienzo de la tira, cuando Barry es enviado a matar a un aspirante a actor en Los Ángeles. Infiltrado en la clase de actuación de su objetivo, Barry, que no había conocido otra cosa más que la guerra y la muerte, descubre su pasión por la actuación. Encuentra, allí, una alternativa de vida, la posibilidad de dejar de matar para vivir. La clase está a cargo de Gene Cousineau (Henry Winkler), actor que supo estar en lo más alto en su juventud pero que su ego le costó todas sus relaciones y trabajos. Ahora, se dedica a enseñar la profesión a un grupo reducido de aspirantes en un teatro de poca monta.
Sin embargo, Cousineau será para Barry un nuevo mentor, una figura paterna que, con sus polémicas y excentricidades, construye una relación mucho más sana que la que tiene en ese momento con Fuches. El profesor verá en Barry el desafío de enseñarle, pero al mismo tiempo ve potencial en él, como una gema en bruto, y quiere ser el responsable de hacerlo brillar. Con el tiempo, los dos se volverán muy cercanos y Barry se convertirá en el preferido de la clase, donde también conocerá a su primera novia en mucho tiempo, Sally Reed.
Todo esto genera una tensión con su manejador, que será el desencadenante inicial de la serie, ya que él vive a costa suya desde el comienzo y no puede permitir que abandone su vida de sicario. Así comienza el juego entre un incómodo Barry que empieza a interactuar con otras personas, desarrollar vínculos y pasiones por primera vez, con los problemas que conlleva; y un Fuches que hará todo lo posible para mantener a su mina de oro bajo su ala y mantener su estilo de vida.
La producción, estrenada en 2018, cuenta con tres temporadas disponibles en HBO Max y lleva el sello de calidad de la marca. Nominada y multipremiada, sobre todo gracias al trabajo de Bill Hader— creador junto a Alec Berg, además de protagonista— y Henry Winkler, sufrió los efectos de la pandemia y tuvo que abandonar la grabación hasta su retorno triunfal con su tercera entrega en 2022. Es una serie magistral, con un planteo muy original y una ejecución a la altura, que maneja tanto el humor como el drama con la misma maestría. Párrafo aparte merecen sus personajes, no sólo Barry y Cousineau, sino también algunos más secundarios— o que al menos comenzaron siéndolo y fueron ganándose su lugar— como NoHo Hank (Anthony Carrigan) o Sally Reed (Sarah Goldberg).
Quienes hayan disfrutado de Dexter se encontrarán con una continuación directa de su esencia, algunos años antes de que se estrenara una nueva temporada del icónico asesino forense. Barry vuelve a ese lugar del personaje incómodo, perturbado, el asesino en serie con problemas para socializar, esta vez con un giro cómico, casi paródico, del trabajo de Michael C. Hall, pero con la suficiente identidad y trabajo propio como para despegarse, sobre todo con el desarrollo de la narración.
Con la centralidad en la vida en el mundo del espectáculo— la dificultad de acceso, la competencia, la situación especial de las mujeres— y un énfasis especial en los traumas y la relación con su pasado de casi todos los personajes, Barry es una serie que dejara contento a casi todo el mundo.