Luche y Vuelve: un libro coral sobre una jornada clave de la historia argentina
El periodista y escritor, Enrique Arrosagaray, investigó a través de los testimonios el "Día de la Militancia", protagonizado el 17 de Noviembre de 1972, y que permitió el regreso de Juan Domingo Perón. En diálogo con AGENCIA PACO URONDO, reflexionó sobre el mosaico de testimonios que componen su escritos, el rol de Juan Manuel Abal Medina, los militares, y el significado, y la vigencia, que tiene este hecho que a 50 años se sigue narrando.
Agencia Paco Urondo: ¿Cuál fue el punto de partida para esta investigación más allá del 50 aniversario?
Enrique Arrosagaray: Surgió de una conversación con Carlos Benítez que es el editor de la editorial Punto de Encuentro esa que está ahí en Avenida de Mayo. No recuerdo, como suele pasar, cómo empezó esa conversación pero derivó en este tema. Esa editorial tiene un par de libros míos ya publicados, hay una especie de hábito de conversar de estos temas. Surgió este tema afinamos algunas ideas y nos parecía prudente aparte porque se estaban por cumplir los 50 años. Está conversación debe haber sido por marzo o abril de este año, y nos pusimos a la tarea de encarar este trabajo con las urgencias de la fecha, pero tampoco sin volverse loco. Queríamos construir un trabajo que sobre todo refleje la opinión de o los recuerdos de los participantes de aquella jornada. Ese fue el objetivo central que, creo, está cumplido.
APU:Es un libro que pone el acento en los testimonios: ¿Por qué? ¿Qué buscabas?
EA: Sí, es así, en realidad tengo varias motivaciones. La primera -es una especie de enfermedad que tengo- valorar la opinión y los recuerdos de los protagonistas. Por supuesto pongo mis opiniones o el esfuerzo del trabajo de archivo y demás, pero a mí me interesan las opiniones de los protagonistas; me gusten o no esas opiniones eso para mí es lo de menos. Por otro lado, me parecía que era importante en este hecho reflejar algún nivel de amplitud, un abanico de opiniones, o como dice Juan Manuel en el prólogo algo así como un trabajo coral para hablar de este hecho porque -en esto coincidimos con el Editor y también coincidimos con Abal Medina- nadie es dueño de este regreso de Perón, hay mucha gente que hizo aportes, pero no hay un sector, no hay una fuerza política que se pueda poner la cocarda de este hecho.
Por supuesto que el propio Perón tiene mérito centrales porque él decidió venir, pero me ocupé de buscar testimonios de personas de sectores de los más diversos del peronismo: del FEN, o de Montoneros -aunque era relativamente chico para esa época-, unidades básicas barriales que adherían a distintas corrientes o líderes barriales o regionales y tratar de contar, sobre todo, que pasaba por abajo, no por arriba, qué pasaba por los barrios: como de manera sencilla unos miles tomaron el tema en sus manos y resolvieron protagonizar la jornada. Un ejemplo, para que se entienda un poquito mejor, es el testimonio de Norberto Galasso cuando era un contador y un curioso. Logré que me contara cómo llegó, no digo a Ezeiza, porque casi nadie llegó, pero cómo llegó a la Riccheri que se mandó con su coche primero y después dejaron el coche a un costado: ¿Con quién iba? ¿Qué expectativas tenía? Contar desde el llano cómo fue aquella jornada que está unida, por supuesto, a la de Gaspar Campos.
APU: Desde APU, para este aniversario, también hablamos con Abal Medina. El expresa esta idea de mosaico, y no izquierdas y derechas. ¿Coincidis con Abal Medina? ¿Pudiste reflejar en tu libro?
EA: Entre los muchos testimonios -son casi 40 testimonios que hay ahí- yo me encontré con cosas sorpresivas. Por ejemplo un señor hoy, otrora un muchacho de 21 a 22 años, que se llama fíjate vos Juan Domingo Perón. Ese es el nombre de este vecino de Berazategui que contaba que formaba parte de un grupo ahí en Berazategui comandado por hombres que habían estado en la Resistencia Peronista, que en zona Sur fue muy fuerte: Avellaneda, Lanús, Quilmes, Berazategui, fue muy activa, y fueron estos muchachos de veintipico que estaban -como me contaba él- emocionados profundamente con la posibilidad de la vuelta de Perón, porque eran peronistas fanáticos -son palabras del entrevistado- que así se auto-definían sin ningún tipo de reparo y, también, sin ningún tipo de reparo decían nosotros queríamos salir a luchar, queríamos salir a pelear y eso significaba agarrar los fierros y lograr que así de esa manera Perón volviera. El único objetivo era que Perón volviera.
Y algunos de estos hombres más grandes que lo dirigían le habían dicho que esa madrugada o la noche anterior iba a ocurrir un golpe de estado y que ellos tenían que estar preparados para moverse en función de ese golpe de Estado. Entonces estuvieron toda la noche sin dormir, por supuesto, por los nervios y por la emoción. Nunca hubo un golpe de Estado y se limitaron con mucha bronca a caminar hacia Ezeiza, sin un escarbadientes siquiera.
Es interesante observar que hubo docenas de formas o centenares de formas de encarar ese día. Por ejemplo, un grupo en el que tenía influencia las FAP estuvieron dispuestos a volar un tanque de ese cordón, que había armado el ejército y otra fuerzas, para impedir que la población llegue a Ezeiza. Incluso habían transportado explosivos hasta la cercanías de ese cordón, para ejecutar esa esa medida, esa resolución. Después como está contado en el libro por circunstancias del momento no ejecutaron esa operación.
APU: ¿Qué pensaban los militares? ¿Tenían una idea ingenua de que podían frenar a la gente y que no salga a las calles?
EA: Podría decir cosas que recogí, y cosas que pienso. Voy a hacer una mezcla de todo. Lo que Lanusse quería era ser presidente, ese es el primer punto. Honestamente yo no tenía ese dato, y entrevistas varias me llevaron a esa convicción. Y ser presidente acompañado por un dirigente peronista, en este caso, el hombre clave era Paladino. Por eso como ustedes deben saber esta cuestión llegó a oídos de Perón y lo limpió de su rol de delegado personal algunos pocos meses antes. Porque en vez de ser el delegado de Perón ante Lanusse se transformó en el delegado de Lanusse ante Perón. Creo que tenía esperanzas Lanusse y el Lanucismo -esa corriente que que hegemonizaba en el ejército- tenía esperanzas de una u otra manera de quebrar a Perón y al peronismo, llevarlo a una negociación personal o por terceros, y lograr en primer lugar que Perón de alguna manera bendiga esa negociación y ese acuerdo con Perón en el territorio o fuera del mismo.
Abal Medina les ha contado de que hasta el hasta incluso cuando el avión de Perona aterrizó en Ezeiza, la dictadura tenía la esperanza de que Perón se fuera del país. Fuera a Chile, Uruguay, Paraguay, que no bajara y está ese chiste famoso -chiste hasta cierto punto- que ante esa intimación, Perón dijo: `bueno, ya que vinimos bajamos`. Y bueno, bajo y de hecho rompió la última esperanza de esa negociación.
APU: ¿Cómo fueron las charlas con Abal Medina, una figura tan central del retorno de Perón?
EA: El contacto fue logrado a través de un amigo de la editorial que muy atentamente gestionó el ok de Medina. Y, si bien no nos conocíamos y seguimos sin conocernos personalmente, por suerte conversando hemos trabado una relación creo que que cálida. La verdad que estuvo muy cordial, se predispuso a contestar todo lo que yo precisara. La charla que estaba prevista para media hora, 40 minutos, duró una hora y media.
Es un tipo que estuvo ahí, ese es uno de los valores que él tiene. Estuvo en el hotel en Ezeiza, estuvo en Gaspar Campos, estuvo pegado a Rucci en todas las negociaciones o pasos que hubo que dar para que todo termine bien. Estuvo pegado a Cámpora, por supuesto, a Lorenzo Miguel. El hombre estuvo ahí, ahí está el valor absolutamente central de su testimonio. Después uno por supuesto puede compartir sus ideas sus miradas, pero es indudable que el valor de su opinión es la de un hombre que estuvo ahí, un hombre que no viene del peronismo, viene del nacionalismo y como él me contó empezó a hacer peronista cuando lo matan a su hermano y se define como peronista cuando menos de un año antes de la llegada de Perón acá, él se entrevista con Perón en España.
Es decir, es un hombre que se fue haciendo allí en caliente, en esos meses, en una tarea tan delicada y que venía este pergeniándose desde tantos años antes, y que por suerte la llevó a cabo bien.
APU: En el libro fuiste a buscar lo que decía la prensa opositora: ¿Por qué?
EA: Por el contraste. A mí me gusta esta cuestión de que no sea todo tranquilo en mis textos. Trabajo de archivo había que hacer, para chequear, para contextualizar algunas cosas y elegí el diario La Prensa que me parece era el diario más antiperonista que existía en aquella época.
De los enemigos se aprende dijo alguien alguna vez muy bien, no sé quién fue, no sé quién fue, pero tiene razón y me parece que es bueno contraponer la mirada de uno con los otros. Creo que sirve -si me permitís la licencia poética- para traerlo el presente, porque aquel diario La Prensa también La opinión, no desde otro ángulo, pero la las características del pensamiento de la prensa hoy están vivitos y coleando siguen teniendo ese mismo perfil, no sólo profundamente antiperonista, sino profundamente antipopular. Son sectores enemigos del laburante, del hombre de pueblo y, por supuesto, desean que las clases dominantes del presente sigan tan clases dominantes ejerciendo el poder con omnipotencia.
Porque este tema del odio -que hoy se lo sintetiza en esa palabra- no es nuevo, hay un odio de clase que existe desde hace mucho para con los intereses del pueblo.
APU: ¿Cuál crees que es el significado de estos hechos, el Día de la Militancia, para nuestra actualidad?
EA: Bueno, un poco lo decía recién: los sectores poderosos del ´72, en esencia, son los mismos sectores que en el ´55 y son los mismos sectores que en este 2022. Son los dueños de la banca, de la finanzas, de la tierra, del comercio exterior. Esos sectores monopolizan, no sólo están intactos, sino que tienen cada día más poder. Si no se toman medidas serias para terminar con esa hegemonía y las políticas resultantes vamos a tener el mismo país de siempre.