“Cine Líquido”, novela de José Retik

Cine líquido (Borde Perdido editora) es el último libro del escritor, productor cinematográfico y guionista, José Retik.

Es la segunda vez que leo a José Retik y como dice Agustín Conde De Boeck en el posfacio, puedo reconocer un rasgo retikeano. Un conjunto de características propias, marcas de estilo, un universo personal.

La escritura de José Retik tiene huellas de Laiseca, Borges, Macedonio y algo de Kafka representado en lo absurdo, en la complejidad de lo simbólico.

El escritor una vez más construye una alegoría basada en la angustia del ser contemporáneo en una sociedad desigual y víctima del sistema. Crea una comunidad de ficción en la cual vemos claros guiños con la realidad como en Los Extraextatales, pero desde otra mirada.

El aspecto del sistema que toma Retik en Cine líquido es la sobreinformación, la revolución tecnológica, las redes, la propaganda, el consumo y en el medio la función de la literatura, el rol del arte, la importancia de los sueños, la recuperación de la esencia.

Cine líquido transcurre en La Nación un estado dictatorial, con cierta analogía a la Alemania Nazi, donde existen distintos agentes de control y centros de manipulación: La Gestafo, El Programa Autonómico Dominante, el Centro de Cronificación de Uniformados, El Centro Clandestino de Detención Psíquica.

“La cosa es así. Los tipos inventaron una microlana capaz de  actuar sobre las conexiones sinápticas. Crea un efecto aislante en el cerebro. Si te rellenan con microlana quedás como mancebo”.  “La cosa esta jodida. Es probable que ya no quede ni un solo nombre propio. El tipo de overol era periodista independiente. Bah trabajaba para un multimedio internacional pero cada tanto se daba el gusto de opinar”. “En aquella época cuando la opinión pública no estaba uniformada”.

En este territorio colonizado por el Die Höchstem rige un método regulador: La Propaganda y una única alternativa para huir de la dominación, el  Dr. Agosti que se encarga de hacer las Cirugías Psíquicas.

“En LA NACIÓN existían dos opciones: O se estaba de un lado o del otro. Y de las dos, el Dr. Agosti era la única alternativa. El Programa Autonómico Dominante engendraba un tegumento que impedía la expansión de la microlana”.

Capítulos cortos, diálogos directos que bien podrían ser escenas cinematográficas, escritura fragmentada y precisa, lenguaje actual y entre situaciones,  conceptos, ideas, reflexiones en boca de los personajes sobre distintos tópicos que permanecen como subrayados en el texto:  “La propaganda  es un instrumento de viento. Sin partitura no hay melodía”. “Volver propio lo ajeno es el mensaje”, “Acá la única verdad es la ficción”, “Así como en otro tiempo se quemaron libros y personas ahora llegó el momento de quemar la expresión”. “Cada mente es un granito de arena en la opinión pública”.

Este régimen cuya matriz es la propaganda actúa con distintas técnicas para lograr la influencia, hegemonizar el discurso y acaparar la opinión pública que trabaja directamente sobre la emoción, sin embargo se tratar de contrarrestar con vías de escape como la meditación, los sueños, la literatura, pero el narrador también se pregunta: ¿Esta será la solución o solo se estará contribuyendo en el armado de otro panóptico?  ¿El cine líquido podrá abstraer a esta población del control?  ¿Habrá en algún lugar una isla de palabras donde se acceda a un mundo de posibilidades?

En Cine Líquido el término dictadura se amplifica, adquiere otros mecanismos que nos llevan a preguntarnos: ¿Hay una dictadura mediática? ¿Todo está armado para ser funcionales al sistema? ¿Cuál es la verdad ante tanta falsificación de la realidad?

Manipular la conciencia, cercenar el derecho a la información, promover una belleza hegemónica son algunas de los ítems que subyacen en las leyes de LA NACIÓN y que atraviesan no solamente la comunicación sino los vínculos, el consumo cultural y la alimentación.

Es difícil aventurar el futuro transitando todo lo que ya se imaginó alguna vez, José Retik con humor e ironía intenta sacarnos de la caverna y mostrarnos “La vida tal como es”. 

En las ficciones de Retik hay un mensaje y una política de la resistencia, como menciona Pablo Farrés en la contratapa. 

A José Retik el mundo lo interpela y traduce esa incomodidad en la literatura,  es un gran observador participante que pareciera no darle lo mismo lo que sucede a su alrededor.

Retik despliega una hermenéutica, una subjetividad concreta para describir lo que ve, y  esa mirada produce una transformación en el/la  lector/a.

Me acuerdo de una frase que él escribió en Los Extraestatales  y que quizá sintetice la materialidad  de su obra: “Todo acontecimiento literario posee un sentido, aunque sea ajeno a la voluntad del autor.”