Pablo Semán: “Lo más plebeyo y popular que hay en Argentina es el pentecostalismo”
APU Stream, el programa de la Agencia Paco Urondo que sale los sábados de 11 a 13 hs por el canal de Youtube y Twitch de Gelatina, dialogó con Pablo Semán. El sociólogo y antropólogo reflexionó sobre la situación del catolicismo y el evangelismo en la coyuntura actual.
Agencia Paco Urondo: Una cuestión recurrente suele ser si el peso del evangelismo en Brasil se puede trasladar en algún momento a Argentina.
Pablo Semán: En Brasil hace 33 años que hay legisladores evangélicos y la bancada fue aumentando mucho, en parte durante el gobierno de Lula Da Silva y en alianza con el mismo. Hay que sacar la naturalización de que los evangélicos sólo apoyan a la derecha. Muchos partidos que son amigos del poder van donde está la mayoría del electorado y se alían a eso.
Estamos en una etapa muy específica. Trabajo este tema hace más o menos 35 años pero siempre hay cosas nuevas para decir porque los que lo reciben son diferentes. Venimos de una experiencia con una corriente político-cultural que se creyó mayoritaria y no lo fue. Desde el fracaso político, una de las cuestiones que podríamos asumir es que probablemente creemos que sabemos cosas sobre la sociedad que no sabemos. Una de esas es qué es la religión, otra cuáles son las relaciones entre religión y política. Por eso, por ejemplo, podemos creer que los evangélicos aparecieron en los noventa cuando, en realidad, vienen creciendo desde al menos 1940.
No los inventó la CIA para combatir a Perón, sino que él fue el primer presidente que autorizó un gran acto evangélico de masas en 1953 en la cancha de Atlanta. La derecha en ese momento decía que lo había traído para joder a los católicos. La minoría ilustrada y atea, a esta altura, creo que no tiene derecho a hablar sin formarse. Lo primero es que viene pasando hace mucho tiempo. Segundo, cambia un poco la sensibilidad religiosa y eso hace que los evangélicos sean más y más. Ese crecimiento en América del Sur y Latina es el fenómeno de cambio religioso más importante de los últimos 500 años.
APU: ¿Cambió o no cambió?
PS: Sigo preguntándomelo, porque lo que cambió también fue el catolicismo. Se hizo cada vez más político, secularizado, tanto por derecha como por izquierda. Eso es el siglo XX. Hecho con la creencia en general de que las cosas se hacen desde arriba. Hizo un montón de cosas para combatir al comunismo, después se hizo comunista y no logró nada de ninguna de las dos formas porque es una religión clerical que se hacen con sacerdotes que se reclutan en Polonia y se mandan a Nicaragua. Eso no funciona. En cambio, los evangélicos crecen levantando pastores en los barrios. Vinieron de todos lados, pero la mayoría de países de Sudamérica y habla castellano sin ningún tipo de acento extranjero como un sacerdote católico.
La otra cuestión es que los evangélicos conectan más con un sentido de la religiosidad que no cambió. La gente quiere milagros. Los católicos dejaron de querer milagros entrando el Siglo XX y ese lugar vacante quedó para los pentecostales. Ese fenómeno es la expropiación de los medios de producción de religión. Lo más plebeyo y popular que hay en Argentina es el pentecostalismo. Todos nosotros creemos que tenemos derecho a hablar sobre ellos cuando ni siquiera sabemos de qué religión se trata y creyendo que todo se deduce de lo que dice un pastor. La verdad es que no. Debe haber no menos de 35 mil pastores y pastoras en el país.
APU: Para su vuelta Lula tuvo que recomponer esos lazos con la religión que se habían roto.
PS: Sí, él tuvo dos veces a un vicepresidente evangélico. El PT, en los años fuera del gobierno, involucionó. Su proceso de laicización contra Bolsonaro llevó a que se olvidaran de todo lo que habían aprendido. Lo que pasó en Brasil, que todavía no ocurrió en Argentina pero va a pasar, aunque por otras razones, es la rigidización del voto evangélico hacia la derecha. Hubo mucha presión de una parte del mundo evangélico sobre los votantes y también refractariedad del mundo petista.
En Argentina es distinto porque es un mundo más disperso, es menos cuantitativamente y los electorados no son tan volátiles porque hay identidades políticas fuertes. El problema es una identidad cada vez más antikirchnerista. No es que los evangélicos van a votarlo en específico sino como el 70% de la población. Una de las principales cuestiones que se retroalimenta desde la política hacia los militantes es la idea de que ganamos.
APU: En tu libro Vivir la fe hablas del rol de la religión en los sectores populares. ¿Cómo podemos pensar hoy la inserción de los evangelistas en el poder o en los gobiernos?
PS: Como somos un país de identidades políticas fuertes, las iglesias no pueden volcarse a favor de una opción política de forma masiva porque se quiebra la comunidad y lo primero que quieren los pastores es mantenerlas en armonía. En la medida que la elección va a ser destituyente para la corriente política gobernante va a haber muchas organizaciones que se van a subir a esa campaña.
Las iglesias evangélicas, como las católicas, los sindicatos y las sociedades de fomento, sin mucha organización social, aún a riesgo de dividir comunidades, en la euforia destituyente haya políticos evangélicos que quieran llevar los votos propios a sus candidaturas. Los pastores son muy responsables y no quieren dejar antecedentes, pero eso sí puede ocurrir. Lo que vino pasando es que en el Pro no está saturada la demanda de candidaturas y muchos creen en quienes van y dicen que tienen votos evangélicos. En el peronismo saben que los evangélicos votan más o menos como lo hace su nicho social y es muy complejo cerrar una candidatura. Está hipersaturada la demanda. No sé si eso va a pasar ahora.
APU: Debe haber muchos que lo son y no lo dicen.
PS: Sí, son pocos. Hay algunos ligados al peronismo pero la mayor parte ligado al Pro. Como el mundo evangélico es sensible a la interpelación política también va a haber más alianzas con quien lo interpele mejor. Yo no veo a la cultura política del kirchnerismo capaz, pero es porque no quieren no porque los evangélicos lo nieguen. Si vos los acusas de destructores de la cultura nacional, invasores, antiderechos, no podemos dialogar de nada y aun así hay gente dispuesta.
APU: Todavía no vimos un candidato que mezcle como bandera política y religión evangelista.
PS: Las veces que se intentó que haya candidaturas y partidos evangélicos, bajo la ilusión reproducida entre políticos y algunos evangélicos, para trasladar el caudal de votos del campo religioso se traslade al político, fracasaron estrepitosamente. Insisto, en Brasil no hay identidades políticas tan fuertes.
El porcentaje en Centro América de evangélicos es la mitad y los partidos evangélicos nunca lograron el total de los votos evangélicos. A su vez, sí congregan una parte del voto católico que es “antipolítica”. Ese total logrado no existe ni siquiera en países muy chicos, con congregaciones muy grandes y verticalizadas de hacen mucho tiempo, con capacidad de traccionar votos e identidades políticas en disolución ocurre de la manera específica que sucedió en Brasil.
APU: El reino plantea la idea de construcción a partir del terror, generando un enemigo interno al que se enfrenta un líder con vínculo con el pueblo. ¿Es una característica puntual del evangelismo o es más ficcionalizado?
PS: Tiene algún punto en común con Bolsonaro, pero él es un oportunista y los evangélicos que lo apoyaron también. Bolsonaro era más bien católico y en Brasil hay otra cuestión específica. La Iglesia Universal del Reino de Dios es muy visible pero para Argentina es muy chica, alrededor de 250 templos, cuando hay otras denominaciones pentecostales que tienen miles. En Brasil dicha iglesia logró verticalizar el mundo evangélico a su favor, que ninguno en nuestro país permitiría ya que, desde la izquierda a los más conservadores, piensan que es más bien una religión dudosa.
Sí tiene un fuerte mecanismos de anti-fraccionamiento, que es lo que le pasa a todas las iglesias. Aun así fracasó porque, por ejemplo, cuando logró tener influencia en Angola se partió y terminaron expulsados. No cabe esperar la construcción de un líder carismático sin tener una gran iglesia que discipline a todo el campo. ¿Qué es un líder carismático? El don de atraer no se construye sin puntos de apoyo. Hay que construir alianzas y que haya personas que te digan que sos vos. Eso por ahora no hay.
Un claro ejemplo de la cultura popular en el Gran Buenos Aires, que la mayoría ni lo conocemos, es Carlos Annacondia, un pastor que evangelizó millones de personas en el Conurbano. Es carismático, armó una estructura para ser reconocido como tal, pero no puede serlo en política. Su carisma podría ser la construcción de la unidad del mundo evangélico pero no podría serlo en política porque dividiría a la comunidad.