Un café entre Cristina y Moreno
El campo popular se encuentra ante una crisis política resultado de los fracasos de la política económica del Gobierno del Frente de Todos. El impacto de la inflación, la más alta de los últimos treinta y dos años, implica un notable ajuste sobre ingresos de los trabajadores formales e informales y perfila un modelo económico que no satisface a nuestro Pueblo, que viene de ocho años de caída de su poder adquisitivo.
A eso se le suma el perfil político de un progresismo alfonsinista ineficaz que construyo el presidente Alberto Fernández: la falta de liderazgo, las decisiones desacertadas respecto a la administración de la pandemia señalando que entre la economía y la salud elegia la salud (como si fuese una cosa o la otra), entre variados escándalos políticos. Todo el proceso fue esmerilando la figura de Alberto hasta quedar casi nada. Piel y hueso.
El impacto sobre la moral de la militancia es evidente: las incógnitas sobre el proyecto económico y político del peronismo limitan la esperanza del año electoral. Sin embargo, en ese complejísimo panorama existió un dirigente peronista que advirtió y anticipó el fracaso de Gobierno en 2019. El exsecretario de Comercio, Guillermo Moreno, señaló que “Alberto Fernández no era peronista”. Que tenia concepciones “neoliberales y social demócratas”. En este marco, Moreno anticipó que la elección de Cristina había sido un error.
Además, a medida que avanzó el Gobierno de Alberto, Moreno cuestionó duramente el acuerdo con el FMI, señalando que la deuda externa no podía ser cargada sobre los hombros de los jubilados.
Por otro lado, compartió su propuesta para que la deuda la pague la "oligarquía terrateniente de la Pampa Húmeda". En su idea, se trata de aumentar las retenciones al "máximo nivel posible" y realizar una ley de arrendamiento rural, que baje el precio del alquiler de la tierra y cuide el nivel de ganancia de los productores (que se podrían verse perjudicado por la suba de retenciones). De esta manera, la medida afectaría solo a los dueños de las principales tierras en la zona núcleo argentina. A cambio, el Estado podría darle un "bono patriótico".
En una entrevista con AGENCIA PACO URONDO, en 2020, el ex funcionario de Néstor Kirchner explicó: “Tenemos que terminar con la posibilidad de que una casta de mil familias viva de alquilar su tierra, porque el precio de la comida no permite financiar el costo de la producción en términos de insumos y demás. La tasa de ganancia de los productores y la tasa de ganancia de la oligarquía argentina que vive de alquilar la tierra. Cuando vos tenés que pagar esas tres partes la única posibilidad es que te suba la comida, es lo que hizo Macri, al duplicar el precio de la comida lo caracterizamos como oligarca”.
En ese camino, Moreno resaltó la necesidad de volver a las fuentes doctrinarias del peronismo, a sus principios y valores, y cuestionó un contexto en que el ideario del progresismo habría copado al campo popular.
En otro andarivel, está la actual vicepresidenta y dirigente del campo popular con mayor volumen electoral, Cristina Fernández de Kirchner. Ella también reconoció públicamente los múltiples problemas de la gestión de Alberto. Desde “los funcionarios que no funcionan” hasta las críticas al crecimiento de la inflación o la falta de políticas para distribuir el ingreso. Es indudable que la incomodidad y las distancias del kirchnerismo a la gestión albertista son el propio reconocimiento del fracaso la experiencia de Alberto. La distancia que el kirchnerismo construyó sobre su propio gobierno es el resultado de esa incomodidad.
Por eso, sería importante que Cristina Fernández de Kirchner y Guillermo Moreno pudiesen tener un acercamiento político con el objetivo de darle a la militancia peronista una vigorización de cara al año al electoral. Ante cada fracaso de Alberto, el testimonio de Moreno construyó un reservorio moral doctrinario fundamental para el futuro. Además, si el fin de Cristina es expresar una distancia con la experiencia frentetodista, un café con Moreno puede implicar el comienzo de la comprensión sobre los errores que hemos cometido durante estos años, para volver al mejor espíritu de lo que fuimos.