La vigencia de Arlt: se publicaron las “Aguafuertes Bonaerenses”

Ediciones Bonaerenses presentó un conjunto de 42 aguafuertes de Roberto Arlt, entre ellas, 3 que nunca habían sido publicadas en libro.

Roberto Arlt ocupa un lugar singular dentro de la literatura argentina. A diferencia de otros, a quien la paz de los consagrados y los santos, los durmió en el tedio y en el olvido, él, lejos del descanso, sigue pataleando y dando batalla.

Por un paranormal designio, las teclas de su máquina parecieran seguir repiqueteando, más allá de su muerte física, de la que ya pasaron casi ocho décadas. Un autor del siglo anterior, pero que por la fuerza de su descomunal prosa se nos antoja contemporáneo. ¿Cuántos escritores de su época pueden darse semejante gusto? Muy pocos, seguro.

El presente libro se suma al ya extenso (pero no por eso agotado) listado de obras de recolección de textos publicados en vida por el autor en los periódicos donde trabajó.

Tal como lo expone el propio título, el punto en común de estas aguafuertes es la provincia de Buenos Aires. La selección y cuidado de estas 42 impresiones y reflexiones, que tienen a esta particular geografía y la gente que la habita como protagonistas, estuvo a cargo de Margarita Pierini, quien en su prólogo nos comenta que dividió este conjunto de textos (escritos en el período 1927-1941) en dos partes: “Cartografías” y “Perspectivas”.

Desde el sentimiento bucólico que le transmite transitar por los entonces pueblos de Morón, San Justo, Temperley o San Isidro, hasta el terror manifestado en Valentín Alsina para el que no ahorra epítetos (“Valentín Alsina es simplemente espantoso. A su entrada, vale decir, en el límite transitable de Lanús y la Capital Federal, para que no quede duda de que es una sucursal del infierno o algo por el estilo, despide tal hedor a caballo podrido que hay que taparse las narices para no desmayarse”), pasando por distintos puntos del interior (el Delta, Azul, Bahía Blanca, Patagones); la primera parte de este compendio va generando un trazado radial, expandiéndose desde los límites de la General Paz, hasta el extremo sur de la provincia.

La segunda parte, “Perspectivas”, está destinada a una miscelánea de aguafuertes que, sin un punto geográfico exacto, ofrece paisajes y tipos humanos que también pueden reconocerse en Buenos Aires.

Un detalle importante de este trabajo es que incluye tres aguafuertes nunca recogidas en libro: “La tragedia de un padre que va a Mar del Plata” y “Música criolla” (ambas publicadas en El Mundo en 1930), y “Entre los huelguistas de Avellaneda” (aparecida en 1932 en la revista Actualidad). A su vez, se incorpora la versión completa de “20 grúas abandonadas en la Isla Maciel” (1933).

Lanzada por Ediciones Bonaerenses en su colección “Rescate”, esta nueva selección de aguafuertes enclavadas en la provincia más grande de la Argentina, viene a reconfirmar ese sitio díscolo que Roberto Arlt tiene ganado “por prepotencia de trabajo” en nuestra literatura. Un lugar antagónico del resto de la tradición, como él mismo se encarga de señalar, con su particular ironía sobre el final de “Entre los huelguistas de Avellaneda”: “¿Qué es un cronista? Un señor que anda bien vestido, conversa de literatura, tiene sus éxitos entre gente bien vestida, y cree que el límite del universo se limita a cuatro rayas que abarcan un perímetro de ciudad construida de acuerdo a hermosas leyes de arquitectura”.