Mariana Gené: “Ni en su peor pesadilla Juntos por el Cambio imaginó este escenario”
APU Radio (La Palabra Justa, domingos de 10 a 12 hs por FM La Patriada) conversó con Mariana Gené, socióloga, escritora e investigadora del CONICET, sobre los resultados de las elecciones PASO y el reordenamiento político de cara a las generales.
Agencia Paco Urondo: Como investigadora del CONICET ¿qué opinión tenés sobre la propuesta de Milei de privatizar el instituto?
Mariana Gené: Soy investigadora adjunta del CONICET y opino igual que la mayoría de los científicos en Argentina. Sus dichos son una declaración penosa, que tiene que ver con la situación en la que estamos ahora. Yo creo que Milei intenta ir en contra de algunos elementos centrales de la recuperación que hubo en nuestro país post 2003 de algunas instituciones como, por ejemplo, de la ciencia y la técnica. Él encuentra ahí una suerte de significante que relaciona con el kirchnerismo, o algo por el estilo, entonces busca rápidamente que se hable de ese tema, y lo logra. Consigue que todos estén hablando de eso, sin importar que todos los países desarrollados necesiten inversión en investigación y desarrollo. Es una pena que todos giremos en torno a estas discusiones, que sólo le dan un poco más de identidad.
APU: ¿Es importante también responderle?
M.G: En ese sentido, creo que esta semana fue bastante eficaz y muestra los anticuerpos del sistema científico, salir a mostrar cuantas cosas de las que se hacen en el CONICET, que son de punta, hiper prestigiosas en el mundo entero. El CONICET, a diferencia de muchas agencias estatales, tiene un sistema de excelencia, de certificación, de medición, con concursos, con evaluaciones periódicas. Está yendo contra un sistema de excelencia y muy relevante para el desarrollo del país. A la vez es cierto que a parte de sus votantes esa réplica no les llega o no les interesa.
APU: Más allá del rechazo al sistema político ¿hay un voto de esperanza en Milei?
M.G: No hay duda que hay bronca, hartazgo, que hay una frustración de diez años de estancamiento, con alta inflación y de dos gobiernos de signos contrarios que no han aportado soluciones. Pero también diría que, en ese discurso simple y encendido, hay una dosis de ir contra la fatalidad, de posibilismo. Ninguno de los otros candidatos presidenciales asegura que algo fuera fácil, y Milei parece decir que va a ser fácil, que un par de medidas drásticas alcanzan para dar vueltas las cosas. En ese sentido, para muchos de sus votantes que están muy sumergidos en la crisis, es un voto de esperanza. Bronca, hartazgo, pero también esperanza.
APU: ¿Crees que de acá en adelante Sergio Massa pueda desarrollar un tipo de campaña propositiva?
M.G: En general, los distintos candidatos tienen propuestas, pero Milei logra hacer audible un par de propuestas muy radicales, muy certeras en su simpleza y en su carácter asertivo. Por ejemplo: la dolarización. A una una parte del electorado no le importa que después todos salgan a explicar la dificultad que es lo que representa dolarizar, sino que rápidamente evoca la idea de que la economía puede estabilizarse de alguna manera, que puede frenar la inflación, que puede tener cierta certeza de cuánto vale el dinero, o para qué alcanza el sueldo, aun cuando alcance para pocas cosas, que es una experiencia que muchas personas ya tienen. Sobre todo, es el carácter disruptivo y aparentemente simple de esas propuestas, como la de eliminar montones de ministerios. Es la performance, también, de las propuestas. Del otro lado, hay equipos técnicos trabajando. Incluso Juan Grabois le entregó a Massa, el día de las PASO, una fotocopia con propuestas. La cuestión es quién logra instalarlas en el espacio público y que parezcan automáticas. Uno se entera que lo votaron muchos empleados públicos.
En una entrevista que leí en un diario, a Milei le preguntaban si los empleados públicos se van a quedar sin trabajo. Él respondió que por supuesto que no, que va a haber una redefinición del Estado. Lo mismo pasa con el voto en Tierra del Fuego, el ejemplo de una provincia con una cantidad de subsidios importantísimos, y que muchos objetan desde hace mucho tiempo. Bueno, cuando le dicen eso, responde de manera medio difícil, que embarullan un poco al periodista o al entrevistador, y finalmente no queda tan claro. Lo que sí queda claro al final del día son esas tres ideas: dolarización, sacar ministerios e ir contra la casta. Y esas ideas en un contexto de crisis y de cierto imposibilísimo creo que calan muy bien.
APU: Y también dice que el costo no lo va a pagar la gente, lo van a pagar los políticos.
M.G: Tal cuál, hay algo paradójico ahí. Estamos por momento un poco absortos. Cuando podemos entender muchas de las cosas que están pasando, hay algunas que parecen como distópicas, como cuando dice que el Fondo Monetario no va a tener ningún problema con él porque va a ajustar más de lo que ellos piden. La explicación sería quién paga esos costos. Esos costos los va a sufrir toda la sociedad que está muy castigada. Él dice que no lo va a sufrir nadie, porque les van a dejar de robar con los impuestos, entonces le van a devolver su libertad y lo que les pertenece. Esa es una retórica que, a la hora de los hechos, de aplicarse, es muy difícil pensar cómo va a tramitarse sin enormes conflictos y demás, pero es efectivo a la hora de hacer un discurso en una campaña, que, además, al haber ganado el domingo pasado, tiene puesto el traje de ganador y lo maneja con tranquilidad.
APU: ¿Cómo ves el futuro de Juntos por el Cambio?
M.G: Creo que ni en la peor de sus pesadillas se imaginaron un escenario como este. El oficialismo podía imaginarse un escenario muy complicado en estas elecciones por diversas razones, entre las cuales está la inflación, la crisis y los problemas de coordinación al interior del Frente de Todos. Juntos por el Cambio pensó durante mucho tiempo a Milei como una suerte de solución, como alguien que expandía el campo de lo decible hacia la derecha, y que le daba fuerza a las posiciones más duras, algo que el excito de Patricia Bullrich confirmó. Pero nunca pensó, quizás ni siquiera el propio Macri, esa posibilidad de arrebatarles, al final de la carrera, la posible capitalización del fracaso de tu adversario. Cuando había dos coaliciones y a una coalición le iba mal, la otra capitalizaba esos fracasos. Ahora con una elección de tercios ese escenario está más confuso. Ahora, con Milei imponiéndose, la posición más incomoda la tiene Juntos por el Cambio. Paradójicamente, hace diez días ninguno de nosotros hubiera pensado que Juntos por el Cambio estaba en la posición más difícil. Es muy complejo saber que electores va a ir a buscar para intentar entrar a una segunda vuelta. Además, el coqueteo y la posición ambigua de Mauricio Macri, me parece que los desordena.
Es difícil pensar que va a pasar en el futuro. Para mí es difícil todavía entender que estrategia tiene en la cabeza Macri, o si se está moviendo sólo por cierta reacción a los desafíos de autoridad que sufrió por parte de Larreta, pero también en cierto sentido por parte de Patricia Bullrich, y entonces quiere mostrarse como jefe y hace lo que tiene ganas de hacer.
APU: ¿Cómo ves al oficialismo de acá en adelante? ¿Tiene posibilidades de llegar al ballotage?
M.G: Este cambio de escenario tan radical e inesperado hace que se vuelvan a repartir las cartas. Si hace un año parecía que el oficialismo tenía muy pocas chances, ahora tiene una chance, no exageraría las posibilidades que tiene. Pero sin duda ahora tiene más posibilidades porque Juntos por el Cambio la tiene más difícil que Unión por la Patria. Sergio Massa, y todo el peronismo, pueden hacer un esfuerzo reorientando la campaña. Mostrar buenos resultados económicos quizás va a ser difícil, en un contexto de tanta incertidumbre, pero habría que encontrar un par de electores claros, un par de ideas claras dentro de esa campaña, pero sobre todo alinearse como fuerza política y salir a buscar ese triunfo, a buscar darlo vuelta. Podemos recordar lo que hizo Mauricio Macri tras las elecciones PASO 2019, con las marchas del "Sí se puede", intentando darlo vuelta, y descontó nueve puntos. Es cierto, el oficialismo quedó a tres puntos de La Libertad Avanza. No es imposible, pero a la vez va a tener que hacer muchos esfuerzos y atender algunos temas muy centrales, como la seguridad, y tener un discurso mucho más claro en ese sentido.