La estrategia de Milei: a más crisis económica, más batalla cultural
Con todos los índices de la economía en un franco retroceso durante los primeros cien días de gobierno, Javier Milei mantiene su imagen positiva apelando al orden de lo simbólico y a la batalla cultural. Para esto le ha servido el calendario. En la víspera del 8M (día de la mujer trabajadora), el gobierno mandó a bajar todos los cuadros de reconocidas figuras femeninas. A su vez dispuso cambiar el nombre del hasta entonces “Salón de las mujeres” por el de “Salón de los próceres”.
En tanto que el 24 de marzo “Día por la memoria la verdad y la justicia”, el gobierno difundió un video poniendo en el debate “la teoría de los dos demonios” y sin hacer una sola mención a los crímenes de la última dictadura. La última movida en ese sentido la dio este martes cuando, Manuel Adorni, el vocero de Milei, se encargó de comunicar que el Centro Cultural Kirchner ya no lleva más el nombre del ex presidente. Aún no se sabe cuál será su nueva designación pero por lo pronto las huellas del kirchnerismo desaparecen del centro cultural más importante del país y uno de los más importantes del mundo.
Varias de las iniciativas que tomó el gobierno de derecha en los escasos tres meses que lleva al mando del ejecutivo tienen una franca similitud con las del gobierno de Macri. El ataque a TELAM, la agencia de información estatal perpetrada por el gobierno libertario ya había tenido su ensayo en los tiempos en los que Hernán Lombardi era titular del sistema federal de medios y contenidos públicos. La resistencia de los trabajadores de la agencia permitió que TELAM no se cerrara. También Lombardi intentó cambiar de nombre al CCK pero su cometido naufragó ante las reiteradas protestas.
Todas estas provocaciones que lleva consigo la administración libertaria se dan con una economía que no hace pie ni puede dejar atrás los pésimos índices que el gobierno ha mostrado desde su inicio. A los altos valores de inflación se le suman el aumento de la desocupación y un freno en el comercio que no tiene antecedentes. Ya han dado la alerta los grandes supermercados ante la caída estrepitosa de la economía que fue a la baja en un 5,6%.
El mercado de consumo está sufriendo una horrible depresión y en el gobierno lo saben. Por eso días atrás el ministro de economía, Luis Caputo, se reunión con las grandes empresas productoras de alimentos. En ese raid con los formadores de precios Caputo pidió que aflojen con los aumentos. En tanto que a los supermercados les pidió que quiten las promociones de las góndolas para no confundir a los consumidores y para que, según el gobierno, las mediciones del INDEC sean justas.
El problema que tienen los supermercados son los vencimientos a corto plazo que tienen los productos exhibidos. Y ante esa urgencia el método que encuentran para incentivar las ventas es ir por el lado de las ofertas por cantidades. Pero no solo los grandes mercados están sufriendo las consecuencias de la suba de precios. Los comercios de barrio están en una situación similar o peor. A respecto Fernando Savore, referente de los comercios barriales afirmó que “la situación es compleja porque no se vende nada y el consumo está caído”.
De esta extrema situación han tomado nota el secretario de Comercio, Pablo Lavigne, y el subsecretario de Defensa del Consumidor, Fernando Blanco Muiño. Por ahora no han tenido resultados concretos, mientras los productos se aproximan a su caducidad. Los rubros más sensibles son las bebidas gaseosas de primeras marcas (han sufrido un aumento importantes) y las leches.
La caída del consumo es el fiel reflejo de lo deprimido que han quedado los salarios respecto de la inflación. El proceso engendrado por el gobierno libertario de “motosierra y licuadora”, ya hizo estrago en los bolsillos de los asalariados y de los jubilados. El ejecutivo sigue sin dar respuestas y ahora apuesta a la batalla cultural.