“Para ser humanos”: el legado de Adolfo Pérez Esquivel
Para ser humanos es el último libro de Pablo Melicchio, publicado por editorial Marea, en el marco de la colección Historia Urgente. En esta oportunidad el psicólogo y escritor entrevista en profundidad al Premio Nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel.
Walter benjamín dice que la historia se escribe con el tiempo de ahora, ¿Cómo traducir el tiempo de ahora cuando cuesta imaginarse un futuro? Pienso formas posibles pero no logro imaginar el momento en que estemos explicando lo que sucede hoy, también me da miedo pensar en cómo puede terminar, teniendo en cuenta que un sistema que no funciona indefectiblemente, estalla.
Pienso en los poemas y películas que vi en la semana y siento que el tiempo de ahora requiere de un discurso comprometido, por lo menos así lo siento yo.
El otro día escuché a la Ministra de seguridad decir que no es momento de bregar por la paz, algo que piden de rodillas casi todos los países del mundo, menos el gobierno que nos toca.
En contraposición vuelvo al libro de Melicchio Para ser humanos y al mensaje de Pérez Esquivel.
En el medio: despidos a mansalva, jubilados cobrando en cuotas, precios inaccesibles; un humor social que cada vez se tiñe de más violencia, producto del malestar; ajuste indiscriminado y peligro de cierre de la Universidad Pública.
Ayer me escribió un periodista cultural, por un libro y una entrevista en el marco de la feria. “¿Cómo estás?” le digo, " fingiendo un poco de demencia, para llegar vivo a la feria" me respondió y me está pasando de manera recurrente ver que ya no sale el " bien" de la formalidad.
El país es como un cuerpo, si un órgano no está bien, nada (nadie) está bien del todo.
A veces, cuando leo o escribo me siento como una música del Titanic, tratando de abstraerse del desastre inminente, siempre me pasó, creo que es un mecanismo de defensa. No se trata de fingir demencia sino de buscar destellos de belleza en el caos.
Volviendo a Para ser humanos, como ya leímos en el libro de Nora Cortiñas, Pablo conversa e interviene sutilmente con su profesión, llega a las profundidades, convierte el diálogo en una instancia sagrada e íntima. Una charla a la que asistimos como testigos y auditorio a la vez.
El libro se compone de cuatro partes, en cada una aborda un tópico distinto que infiere a su vida y su cosmovisión del mundo. De lo individual a lo colectivo, Adolfo, de la mano de Pablo, comparte su mirada sobre la infancia, los vínculos, el arte, la identidad, la memoria, el presente, el amor y la paz.
Adolfo recibe a Pablo en su taller mientras pinta su versión de la última cena, un cuadro en el que Jesús tiene invitados especiales y que se va a ir constituyendo a medida que pasen los encuentros.
Para ser humanos es un libro para subrayar y tener de consulta, por los conceptos, por las ideas y por la forma de plantearse el mundo de estos dos seres que se cuestionan la violencia, la desigualdad y la guerra.
Uno de los temas de la primera parte son los medios de comunicación y la potencia de la palabra:
“Hay tantos tóxicos que contaminan, especialmente a esa gente que no tiene una conciencia crítica y valores, que entonces afirma que tal cosa es así porque lo escuchó en la televisión, lo dijo fulano de tal, lo publicó el diario…Hay algo que siempre me preocupó: la palabra. La palabra no es porque si, se usa con una gran ligereza, pero la palabra es energía, tiene una potencialidad tremenda. Con una palabra podes amar y con una palabra podes destruir, puede ser tan mortal como un arma”.
Y agrega “por lo general todos los conflictos empiezan con la palabra”.
La palabra, el sistema, la violencia son problemáticas recurrentes que hacen foco en la conversación:
“Hay una violencia que es estructural. El mismo sistema es injusto. El hambre, la discriminación, la pobreza…La democracia es un intento de construcción diferente, pero hay que sostenerla cada día, no es que se vota y listo”. “(…) una violencia llama a otra violencia. Tenemos suma de violencias, pero no la solución del conflicto”.
La noción de tiempo también preocupa a Esquivel, la llamada aceleración, el correr detrás de la nada, para él compartir con otras culturas es una instancia de aprendizaje. Cuenta un diálogo con un jefe de la tribu Maya, en una de las tantas visitas:
─ ¿Qué te trae por aquí, Adolfo?
─Vengo a un encuentro internacional sobra desarme y desarrollo. Para los Mayas, ¿Qué es el desarrollo?─le pregunté.
Y tras un breve silencio, me devolvió la pregunta.
─ ¿Ustedes que quieren desarrollar? ¿Tener más carros, celulares, computadoras, más dinero, casas más lujosas? La palabra desarrollo no existe en nuestro idioma. Ese es un invento de ustedes.
"Con una palabra podes amar y con una palabra podes destruir, puede ser tan mortal como un arma”.
Adolfo nació en una familia humilde, su madre murió a los dos años. Se crió en un hogar de menores, vendió diarios y trabajó de distintas cosas para sobrevivir. Se interesó de muy chico en el trabajo social en barrios y parroquias, fue amigo de Quinquela y se rodeó de personas que lo acompañaban en su forma de pensar y hacer. En el 1976 fundó el Servicio de Paz y Justicia. Fue secuestrado por la dictadura militar y llevado a los vuelos de la muerte. El 1980 recibió el Premio Nobel de la Paz por su trabajo en contra de las violaciones a los derechos humanos. Siempre estuvo al lado de las Madres y de los oprimidos hasta la actualidad.
En este libro vuelve a la experiencia, a la importancia de las acciones, a la convicción de seguir trabajando por la paz.
Busca formas de resistencia y de puentes ante los muros del odio:
“Apunto a fortalecer la resistencia cultural”. “Propongo la rebelión cultural”. “La educación de Freire, como práctica de la libertad”. “Vaciar el cántaro para que entre la luz”.
Pérez Esquivel resalta la función del arte y de la espiritualidad:
“Lo que sucede, Pablo es que nos llenan el cántaro de porquerías. El asunto es cómo empezás a vaciar el cántaro para que entre la luz”. “El arte te permite vaciar”. “Las palabras y el arte son energía”. “El tema es la falta de espiritualidad”.
Adolfo cuenta una charla con la Madre Teresa de Calcuta, en el marco de una reunión en París entre embajadores, diplomáticos y personalidades:
Le pregunté: “¿Vos que crees de todo esto?”. Y ella me dijo: “Yo no entiendo nada de lo que dicen”. Yo pensé que me estaba haciendo una broma. Y le insistí: “¿Vos qué pensás?”. Y me respondió: “Yo no entiendo nada de esto, pero si entiendo una cosas sola”. “¿Qué entendés, Teresa?”. “Que hay que poner el amor en acción”.
Este libro es un bálsamo cargado de certezas pero que deja reflexiones, interrogantes, señala dónde está el camino, luego el recorrido depende de uno/a.
Y la síntesis no es la respuesta sino el interrogante a Pablo y a todos/as:
“Está en la forma de vida. Se busca lo mediático. Se busca dar satisfacción inmediata a las sensaciones y emociones. ¿Y el contenido de las cosas, Pablo?