Only murders in the building: una gema que nos invita a reír y conspirar
Estrenada en 2021 como una gran apuesta por parte de Hulu dado su elenco de estrellas— Steve Martín, Martin Short y Selena Gomez— Only murders in the building nos invitaba a una clásica serie de investigación de asesinatos, pero con muchos giros interesantes. Desde entonces, cosechó casi media centena de nominaciones a los Premios Emmy y le sigue compitiendo al resto de los tanques que aparecen en sus categorías.
Para empezar, se trata de una comedia, o a lo sumo una comedia dramática, plagada de gags, errores, torpezas y momentos divertidos, apoyada mayormente en que se trata de simples aficionados al true crime. En ese sentido, el formato recuerda a trabajos previos de Martín— quién también es uno de los creadores— como La pantera rosa. La investigación sucede, además, como parte de un podcast, otra pata novedosa que refleja la popularidad de ese género en el mundo real. Por último, los asesinatos suceden en un mismo lugar, un edificio de departamentos de lujo en Nueva York llamado el Arconia— en la realidad, el Belnord, ubicado en el Upper West Side de la ciudad—.
Todos estos ingredientes funcionan en la primera temporada, donde una persona es asesinada en el edificio donde viven los protagonistas y les presenta la oportunidad de dejar de ser oyentes para pasar a ser productores de su propio podcast de true crime— que le da su nombre a la serie— y rastrear qué sucedió. Vemos su inexperiencia tanto en el plano de la investigación como en el de la producción, lo que lleva a muchos momentos divertidos. La dificultad para acceder a la escena del crimen, y a información sobre el caso, pero también la falta de recursos para realizar ambas tareas le dan un tono “casero” al proceso.
Con el correr de sus capítulos nos invita a tratar de resolver el caso con Charles (Martin), Oliver (Short) y Mabel (Gomez) y aventurar nuestras propias conjeturas. Como suelen hacer las series del género, nos va enviando en distintas direcciones, apuntando a distintos sospechosos, para meter un giro sorpresivo sobre el final. La fórmula funciona porque el edificio mismo es también protagonista, junto a sus excéntricos habitantes, y la química del trío es impecable. Sin embargo, estos mismos elementos nos llevaban a preguntarnos cuánto podía extenderse en el tiempo. ¿Funcionaría fuera del edificio o perdería sentido? Por otro lado, ¿cuánta gente podía morir en el Arconia sin volverse ridículo? ¿Cuánto se sostiene esa química, esa novedad y ese proceso a lo largo de varias entregas?
Con tres temporadas, y una cuarta que se acaba de estrenar, podemos aventurar algunas respuestas. En principio, parecería que la fórmula sigue funcionando. Sostuvo la calidad, el humor y la química, y sorteó obstáculos y dudas que podía haber y que describimos arriba. Además, subieron la apuesta con propuestas cada vez más arriesgadas, con actores todavía más prestigiosos— como Meryl Streep o Paul Rudd— sin perder lo que la hacía buena. La tercera es la que más se aleja del Arconia y permite que otros espacios ganen relevancia para la trama. También abrieron el juego a que más personajes intervengan en la historia, sobre todo en la investigación. Una posible crítica es que el podcast fue ocupando un lugar cada vez más secundario, como excusa que mantiene unido al grupo.
Con todo, Only murders in the building logra sostenerse con dignidad y mantener la frescura que la hacía tan interesante en sus inicios. Un misterio que nos tenga en vilo y entretenga mientras hace reír no es una hazaña para tomar a la ligera. Sin embargo, cosecha casi cincuenta nominaciones al Emmy y sólo cuatro premios, en categorías secundarias. Le tocó competir en comedia contra uno de los grandes hitos del último tiempo, Ted Lasso, que sólo pudo ser derrotada el año pasado por The Bear.
Este año vuelve a estar nominada, pero todo indicaría que, al menos en la categoría de Mejor Comedia, The Bear vuelve a ser favorita— aunque sea materia de debate si pertenece o no a esa categoría— y con la noticia de la vuelta de Ted Lasso, el terreno es escarpado para la serie de Steve Martin. Por ahora, resta ver qué nos tienen preparado con esta cuarta entrega, que no parece que vaya a ser la última, los investigadores más divertidos del momento. Quién sabe, quizá les toque su turno más pronto que tarde; y sino, no será la primera injusticia que veamos en los premios de la academia.