¿Poesía pura o útil? Sobre Bertoldi, Emilia, Lali y la mar en coche

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    Lali, Emilia y Marilina
DEBATE

¿Poesía pura o útil? Sobre Bertoldi, Emilia, Lali y la mar en coche

08 Junio 2025

Discutir sobre la función social del arte es una temática más vieja que la injusticia. Dichos dilemas que surgen en torno a la misma se profundizan en épocas de quiebre o crisis. Sucedió en agitados tiempos de entreguerras, de dictaduras o gobiernos autoritarios aunque también bajo el surgimiento de gobiernos populares. En tiempos del primer peronismo, por ejemplo, el por entonces joven poeta Fermín Chávez recuperaba a un joven poeta llamado Juan Bautista Alberdi para discutir sobre la dicotomía “poesía pura/poesía útil”.

“En uno de los artículos escritos por Alberdi en Montevideo entre 1837 y 1839 hallamos un comentario a continuación de una poesía de corte amoroso, en el que leemos: ‘Esta poesía, que sin duda es bella, es no obstante como una gran parte de la poesía que se escribe en nuestro país, incompleta y egoísta. No expresa una necesidad fundamental del hombre, ni de la sociedad, ni de la humanidad, ni del progreso, es la expresión de un sentimiento individual y por tanto, a pesar de su belleza, es una poesía pueril y frívola en el fondo, Es dedicada a Ella -¿Cuál ella?, ¿la humanidad?- no, una mujer. Es un amante que, en pago de un amor egoísta, promete pasar su vida cantando día y noche: bello y noble destino, sin duda para el hijo de una patria y de una humanidad que sufren ignorancia y pobreza necesitan palabra elocuente para que lo grite’.

“Salvando los desafíos ideológicos, impuestos por la filosofía de su tiempo, estas palabras de Alberdi siguen manteniendo su simple y terminante verdad, pese a no ser esta hoy objeto de preferencia ni de escritores ni de críticos. El arte como servicio humano y social -el arte como medio de perfección y no de envilecimiento – es tan antiguo como todas las empresas humanas de generosidad, en épocas en que el orgullo racionalista no había hecho de lo individual el valor supremo o la norma suprema de toda acción”, escribí en El joven Fermín Chávez en 2020.

Volviendo a nuestra actualidad, la discusión en torno al compromiso o no de los artistas en relación a la política se puede analizar también sobre esas observaciones de Chávez: denominaba poesía (aunque podríamos extenderlo al arte en sí) pura a aquellas expresiones altruistas, ajenas a la realidad que (llevado a estos tiempos) pueden ser entendidos como “comerciales”. Mientras que la poesía (o arte) útil se involucra y busca interpelar a la sociedad.

Hace poco nos referíamos al fenómeno Lali Esposito, quien desde una propuesta vinculada al pop había logrado interpelar a multitudes que canalizaron su disconformidad ante el actual gobierno y su avanzada reaccionaria y conservadora (link). Los detractores hacia la propuesta de Lali, sin embargo, no vienen únicamente por parte de los simpatizantes del gobierno sino también por sectores puristas (desde la mirada política los nacionalistas y del lado musical los rockeros más “duros” e intransigentes).

Mientras tanto, ¿qué sucede por el lado de los otros exponentes de la juventud que se mantienen al margen de las problemáticas sociales y políticas que aquejan a las mayorías? Entrando en el juego de las diferencias, podríamos comparar a la dupla del periodista Pedro Rosemblat con la actriz y cantante Lali Esposito (ambos sumamente politizados) con relación a la exitosa pareja de música urbana pop de Duki y Emilia Mernes.

Con respecto al rapero argentino más exitoso en la actualidad (quien tiene en su haber el hito de haber colmado el estado Santiago Bernabeu, de Madrid) prefiere estilísticamente mantenerse ajeno a la realidad política social de su país. No hace tanto reconocía para El País de España que “Me interesa, pero hoy en día lamentablemente uno no puede tener una opinión política porque todos se la quieren adueñar o apropiar o tergiversarla”. A diferencia de otras personalidades que poseen una postura más comprometida sin apegarse partidariamente como Trueno o Milo-J, Duki prefiere adecuarse a canciones donde sólo se exacerba la vida de lujos y consumo agobiante. Por ejemplo, en su canción “Ta te ti” no puede evitar caer en una postura meritocrática que no contempla la solidaridad ni la intervención de terceros en su riqueza exponencial:

 

¿Qué me pongo? (Ta te ti) (¿qué?)/ ¿Qué cadena? (Ta te ti) (eh)/ ¿Cartier o Rolex? (Ta te ti) (eh, eh)/ ¿Mercede' o BM? (Ta te ti)/ Yo quería ser leyenda, no lo hice pa' ser millo (no, no)/ A mi mamá le hice un castillo ladrillo por ladrillo (ah, ah)/ Piensan que decirme "mainstream" es clavarme el cuchillo/ Hice un top doce global y fue un trap sin estribillo/ 'Toy mutando, un X-Men, el estudio es un chalet/ El BM en el valet, diamantes bailan ballet/ De desfile, Yves Saint Laurent/ Entre nenúfare', Monet (Monet)/ Cash no para de llover…

 

No obstante, la temática en las letras de Duki forman parte del ABC de la cultura trap, caracterizada por una estética urbana, con una jerga propia que reúne palabras y expresiones en inglés y en español, cuya mayoría de canciones se refieren al mundo de las drogas, el dinero y la vida urbana. Como en el caso del rock and roll, sus letras refieren al modo de vida propio de los Estados Unidos, reflejando la cultura marginal de los suburbios.

Si bien, no podemos retrotraer nuestra idea de juventud (anclada en aquellos noventa, cuya cultura callejera se reflejaba en la identidad barrial, signada por el rock, la cerveza, los amigos frente al Estado represor) convenimos que aún permanece en nuestros sectores populares un comportamiento que no es idéntico al american way of life, con lo cual la retórica de la cultura trap se puede diferenciar entre exponentes más conservadores de la temática como Duki con otros intérpretes más versátiles y comprometidos con la vida social (como Wos o Trueno).

Por otro lado, la pareja de Duki y Emilia Mernes es casi una antítesis de Lali Esposito: si bien ambas poseen una marcada sexualización en sus letras y performances, la postura en torno a la cuestión social es diametralmente opuesta: mientras el gobierno de Milei decidía declararle la guerra a Lali y a María Becerra a principios del año pasado, Emilia ante una pregunta inquisitiva recibida por un medio español sobre cuál era su postura en torno a los recortes económicos que estaba encarando el gobierno argentino ella prefirió sonreír torpemente mientras su representante gritaba fuera de cámara aludiendo que ella “no iba a opinar de política”. Son opciones, en definitiva, pero que entran en consideración y sufren una crítica aguda en tiempos de profundo malestar.

Este proceso que estamos viviendo, no es novedoso. Ha existido durante el 2001, durante los tiempos de Menem y sobretodo en tiempos de Alfonsín con la recuperación de la democracia se empezaron a medir, a través de la crítica y entre propios colegas, el grado de compromiso por parte de los artistas.

¿Poesía pura o poesía útil?  En tiempos donde las personalidades parecen estar tan cercanas a través de la multiplicidad de pantallas, donde la vida de dichos famosos, sus intervenciones, opiniones y modo de vida se asocian indefectiblemente a sus performances y creaciones, resulta inevitable encontrar un continuum entre su vida pública y la artística. Emilia decidió residir en Miami por las oportunidades que le generaría para presentarse como estrella de alcance internacional. Lali unos años atrás, también había recibido la propuesta de hacer lo mismo negándose rotundamente: “Ni en pedo”. Prefería mantenerse cerca de sus amistades y familiares. Son gestos que demuestran, en definitiva, un modo de vida.

Convenimos que permanece en nuestros sectores populares un comportamiento que no es idéntico al "american way of life",

Marilina Bertoldi y el Trueno

Marilina Bertoldi es una cantante y compositora de rock argentina. En 2019 alcanzó uno de los máximos galardones de reconocimiento llevándose el premio Gardel de Oro, recibiendo el apodo de “la reina del rock”. La compositora, oriunda de Santa Fe, se caracteriza por su impronta rupturista, con una propuesta muy propia de la música denominada indie, esto es, buscando representar una retórica más seductora hacia los sectores medios. Cuando recibió el premio Gardel de Oro por su álbum Prender un fuego dijo: “Estuve haciendo investigaciones sobre el tema. La única mujer que ganó hace 19 años fue Mercedes Sosa. Este año se lo dieron a una lesbiana”.

¿Acaso marcar una preferencia sexual fuera de la heteronormatividad es necesario para ser noticia? En ese sentido, la propuesta rockera de Bertoldi no se diferencia de la de Tini (quien tuvo una fugaz intervención lésbica con Youn Miko antes de volver con el futbolista De Paul) ni de Lali (quien si bien nunca reconoció una relación pública con una mujer, sí sostiene en varias de sus canciones cierta concepción bisexual del amor)

Hace unos días, Marilina Bertoldi llamó la atención de las redes sociales al lanzar un videoclip de su nueva canción llamada “El gordo”. El revuelo surge a partir del desarrollo del video donde se parodia la transmisión de un magazine televisivo donde la conductora tiene que hablar trivialidades mientras el país estalla irremediablemente. Bajo el lema del entretenimiento de que “el show debe continuar”, el programa refleja lo superfluo del sistema, en cuyo cierre del clip aparece la propia Bertoldi parodiando a Emilia Mernes.

 En las redes, no tardaron en despejar dudas reconociendo en la propuesta visual de Bertoldi como una parodia directa a la novia de Duki y exitosa cantante. Además del look compuesto por boina celeste, top fucsia y una actitud de diva pop, hubo un detalle que reforzó aún más esa lectura: en una escena del video, el personaje interpretado por Bertoldi hace un comentario irónico sobre su bronceado. Para muchos, esto fue una alusión a la reciente polémica que rodeó a Mernes durante el lanzamiento de “Blackout” —el tema que comparte con Tini Stoessel y Nicki Nicole—, cuando fue cuestionada por el tono de piel notablemente más oscuro que mostró en el videoclip. ¿Por qué Emilia? Evidentemente, Bertoldi y la directora del video, Malena Pichot, encuentran en Emilia un símbolo de la música trivial, sin mensaje, ni profundidad crítica. No obstante, las letras de Bertoldi no difieren del contenido de las letras de Emilia ni de las de Tini. Problemas de amor y de identidad de personas que nunca tuvieron problemas económicos, ni problemas de contenido político y social. En definitiva, lo de Bertoldi resulta una reacción autoritaria, casi despechada de alguien que no logra entender por qué no impacta su arte mientras que Emilia no para de facturar. Lo curioso de todo esto es que la letra de “El gordo” es una crítica directa a las acusaciones:

 

“Cierren el orto/ por favor no se critiquen con los otros/ cierren el orto están locos/ por favor no se limiten con los otros”.

Lo que se evidencia en el fondo es una reformulación entre la disyuntiva entre poesía útil/ poesía pura ya que la diversidad de los soportes que actúan en simultaneo al momento de transmitir y comunicar una canción en la actualidad provoca una reacción disímil según el consumidor. Aunque en el fondo, la discusión sigue siendo bastante antigua e intrascendente: qué artista resulta comprometido o rupturista y cuál complaciente o pasatista.

No obstante, en el fondo se nota cómo las aguas suben turbias (otra vez). Y muchos artistas de la música urbana, despliegan su crítica que se mezcla dentro de su jerga callejera, barrial. Por ejemplo, Trueno en su último trabajo, en la canción con la abre llamada “Grandmaster”, dice:

 

“Mami ahora estamo´ llenando los estadio´/ jugando como el presi con los fondo´ monetario´/ mami sigo siendo el mismo yo no cambio/ saliendo del país dando la cara por el barrio…”

 

Mientras que en “Violento” dice:

 

“Estoy dando mi último aliento (gato) no puedo esconder lo que siento gato qué qué/

estos gile´ me ponen violento en el barrio está todo violento/ en la tele está todo violento y me piden que yo haga el intento/ Dame dame más argumento´ porque si me los cruzo los reviento/en la calle está todo violento en tu barrio está todo violento…”

 

¿Volverán los tiempos de salir corriendo a ver que escribe en la pared la tribu de nuestra calle? Por lo pronto, tengamos los oídos afinados y atentos…