Cacerolazos: "Esta gente está muy insatisfecha con el rol de la oposición"
Por Enrique de la Calle y Nicolás Bondarovsky
AGENCIA PACO URONDO: Hay muchos debates alrededor de los cacerolazos de sectores opositores al Gobierno. ¿Son golpistas? Está expresando una crisis del kirchnerismo o en realidad, una crisis de la oposición que no logra expresar a esos sectores. ¿Cómo lo ves?
María Esperanza Casullo: Creo que hoy por hoy no expresa una crisis del kirchnerismo, sí expresa que hay un sector social que es importante cuantitativamente y más cualitativamente por su capacidad de formar agenda, que está insatisfecho con las políticas del gobierno. Sobre todo con las políticas públicas económicas que se tomaron en este último tiempo y sobre todo el control al dólar. Además lo que están expresando esos cacerolazos verdaderamente es que ese sector social no encuentra una representación de sus intereses como ellos consideran que tiene que existir, por eso se tienen que manifestar en la vía pública. Si tuvieran un bloque en el Congreso o un político que fuera una figura expresante para la próxima elección presidencial, probablemente no se estarían manifestando de esta manera.
APU: Un segundo eje tiene que ver con esto de si la marcha es golpista o no.
MEC: Esto es difícil de saber pero la marcha en sí no creo que sea golpista en su totalidad. No me cabe la menor duda de que hay un núcleo que confluye en esa marcha que es gente que le encantaría hacer un golpe. Claramente, aún si se diera ese golpe, lo que estamos viviendo en Latinoamérica en los últimos 10, 15 años es que los golpes al viejo estilo no existen más. La idea que va a venir una brigada del ejército con tanques y va a entrar a la Casa Rosada, eso no es posible. Sí, lo que aparece como un horizonte de deseo de estos sectores es armar una crisis como la que se dio en Honduras, en Ecuador, en Paraguay donde en realidad es un conflicto de poderes, en el Congreso o en la Corte Suprema y forzar un cambio de gobierno, claramente eso hoy en Argentina no es posible, no están dadas las condiciones. No me cabe duda que hay un grupo de este cacerolazo que sí está pensando e intentando hacer todo lo posible para lograr ese resultado. Hay un montón de gente que va al cacerolazo sin tener una idea clara de decir quiero que se vaya el gobierno, en todo caso sería funcional a esos otros grupos. Me parece que hay una cantidad de gente que está como una cosa más difusa.
APU: Analizando ese núcleo duro que mencionás. ¿Pensaste en la posibilidad de que puedan generar un autoatentado en la movilización o alguna situación así?
MEC: Han estado circulando unas cadenas de mail diciendo que puede haber disturbios y atentados. La verdad que no veo en este momento qué ganarían con eso, puede ser que lo hagan, ha sucedido en momentos de la historia argentina y latinoamericana también pero, no me queda claro qué ganarían con eso. Creo que lo que a ellos les convendría es que vaya mucha gente, que la marcha sea pacífica, que se ajustara a su propio público. Estamos hablando de una mayoría de gente que es muy orgullosa de su característica apolítica, de no ir encuadrado y de no tener una gimnasia militante. Me parece que decirle a su propio público, vengan pero cuidado que puede haber disturbios, no veo qué ganarían. Igualmente para mí es muy difícil representarme cómo piensan esos sectores, meterme en sus cabezas. Si la marcha tiene un millón de personas no veo qué ganarían con hacer que la discusión pública cambie en tirarle tierra a ellos si pasó o no un disturbio, creo que a ellos les conviene que la movilización sea masiva y lo más pacífica posible.
APU: Si uno analiza el cacerolazo de septiembre con el que va a suceder este jueves ya hay expresiones de partidos políticos y personalidades políticas argentinas que ya expresaron su apoyo directamente y hasta han puesto estructura al servicio de eso. No sé hasta que punto juega acá lo apolítico todavía.
MEC: De cualquier manera no creo que esta sea una marcha política, me parece que lo apolítico no existe pero sí es el discurso que se ha armado alrededor de esta marcha. Ves a los partidos políticos y es muy interesante desde el punto de vista de la ciencia política y también bastante frustrante desde el rol de los partidos políticos de la oposición en este caso. Los partidos políticos diciéndoles a sus militantes que vayan a la marcha y que vayan sin identificaciones partidarias, eso es bastante irónico e inusual. Escuchás a líderes partidarios que dicen estamos totalmente de acuerdo, estamos mandando a nuestra gente pero yo no voy, porque no quiere politizarlo. Hay como una especie de intención de los políticos de sumarse a esto mucho más que una idea de decir yo no voy a conducir en un punto, es bastante raro desde ese punto de vista. Además porque evidentemente esta gente está muy insatisfecha con el rol de la oposición.
APU: Uno ve situaciones así en otros países de la región, esto de marchas en contra de los gobiernos pero que no son canalizadas por ninguna expresión política. Que 500 mil personas estén saliendo a las calles, posiblemente podrían ser más, que quizás no salen pero pueden estar de acuerdo con esa marcha y esto que planteabas que no quieren que participen los políticos, que no se sienten expresados por ningún dirigente político ¿Cuán grave puede ser para un sistema democrático?
MEC: Eso varía caso por caso. A los que hacemos ciencia política en general nos pone muy nerviosos que exista un sector social que evidentemente tiene una serie de referencias claras y que no están representados políticamente. Cualquier sector que tenga un interés en cualquier momento va a encontrar representación, el tema es que uno preferiría que tenga representación de una fuerza política y no de una representación como fue en otro momento dado de una representación militar o de un grupo no militar o de una Corte Suprema –que no es el caso argentino- como ha pasado en otros países, como Ecuador en otro momento, que el que salga a representar el poder social es la Corte Suprema o la justicia.
Creo que ese sector, en algún momento tiene que encontrar representación, es una innovación política que vos tengas durante tres, cuatro, cinco años un sector importante, movilizado, con presencia pública y que no aparezca una representación política. La oposición argentina tiene hoy, para mí, un problema grave que es su reticencia, incapacidad o falta de deseo de enunciar un programa económico propio alternativo al kirchnerismo, de decirlo con claridad.
APU: De decir la verdad.
MEC: De decir: “Esto es lo que nosotros queremos”, de decir: “vamos a liberar el dólar para la venta, vamos a moderar la puja salarial, vamos a recortar las políticas redistributivas del Estado.”
No necesariamente estoy de acuerdo con esta agenda pero, evidentemente, hay un sector social que demanda esa agenda y sin embargo uno encuentra que, en el caso específico de un discurso económico, hoy no hay ninguna fuerza política en Argentina que se diferencie del kirchnerismo. Hoy uno ve que para los partidos de la oposición, en estos últimos tiempos, la estrella es Capriles pero él dice: “este 50% del chavismo lo vamos a continuar” -cosa que ningún partido de oposición dijo en la Argentina- “y en este 50% nos vamos a diferenciar” y mientras los partidos de la oposición argentina no enuncien un programa de gobierno y sigan hablando de cuestiones que no son marginales pero son acotadas y que sea tan referenciado en el Gobierno en lugar de referirse a un programa propio, no se van a constituir como una alternativa.
APU: Cuando esto surge, una de las cuestiones que aparece sobre la mesa de discusión tiene que ver con la presencia del Grupo Clarín. En ese marco, la oposición no podría presentar con claridad un programa porque lo que en definitiva hace es seguir las discusiones que da el Grupo contra el Gobierno Nacional. ¿Cómo ves esa discusión?, ¿Cómo ves el rol que cumple ahí el Grupo Clarín?
MEC: Es bastante claro que Clarín en este momento está fogoneando esta protesta en función de lograr armar un escenario que erosione al Gobierno lo más rápido posible en el marco de la disputa alrededor del famoso 7D y esto, desde el punto de vista de los intereses del grupo es válido, ahora, en algún momento un partido opositor tienen que decirle a Clarín: “Ahora me hago cargo yo”. Esto, de alguna manera, habla de la principal debilidad de la oposición que, paradójicamente, tiene que ver con su relación con la sociedad, con la base.
Esto te dice que los partidos de la oposición argentina tienen poca escucha y poca ida y vuelta con la base social. Poca capacidad de escuchar cuáles son las demandas de esa base.
Son partidos de figuras notables que organizan su accionar en función de tener visibilidad mediática, cuya relación con la base está muy mediada por los medios de comunicación y los temas en los cuales se concentran vienen de que están adentro de esa burbuja y no de pasar mucho tiempo recorriendo el territorio y escuchando lo que dice allí la gente. Me da la sensación de que las preocupaciones de la gente en el territorio son otras.
APU: ¿El kirchnerismo tiene alguna responsabilidad en esta situación, en este contexto, en este panorama que marcás?
MEC: Tiene responsabilidad. Creo que, en un punto, uno puede ser crítico de lo que hace el kirchnerismo, uno puede decir que en el último tiempo el discurso se antagonizó un poco más, que, de alguna manera, el resultado del 54% generó una sensación de mucha confianza que en la Argentina “duran”4, 5, 6 meses ya que se vive en elección permanente día a día. También es cierto que se puede decir que tendría que haber más explicación de las medidas económicas, un discurso más aperturista hacia la sociedad.
Ningún partido político del mundo puede representar al 100% de los intereses sociales. Es la primera vez, al menos que yo recuerde, que un gobierno, durante un año, no vende dólares. Pensar que vas a hacer eso y que un sector de la sociedad no va a estar enojado con vos es imposible, corresponde, por así decirlo, que un sector se enoje. Esto es normal y es lo que sucede. Ningún movimiento puede representar en su interior al 100% de la sociedad, es lo natural.