El cacerolazo "es una réplica del siglo XXI de `Casa tomada´ de Cortázar"
APU. En relación con el cacerolazo del jueves, un tema no siempre abordado tiene que ver con las movilizaciones de la derecha. Si uno recorre la historia argentina la derecha tiene muchos momentos de participación directa ¿Cómo ves eso?
Pablo Vázquez: Afirmar qu es de derecha la movilización de este jueves es como limitarla porque es mucho más complejo. Pensaba que estamos muy tomados de nuestro espejo militante o de militancia política y lo vemos desde la perspectiva de la estructura política de partido, matriz ideológica predeterminada por una doctrina y quizás la movilización habría que verla más desde otros parámetros lógicos o de psicología social. Le estamos asignando a muchas personas que se van a movilizar una intencionalidad política con consejo partidario que por ahí no lo tienen.
Estamos proyectando aquello que nosotros seríamos o nos gustaría que sean, como amigos o como enemigos, por ahí es distinto. Para mí es una expresión de masividad sobre forma de protesta, de sentirse distinto, diferente a una forma o estilo de gobierno que ellos interpretan que no los representan. Hay algunos que sí, tienen una matriz de derecha que está determinada, puede estar anclada en partidos, en fuerzas electorales y hay otros que se expresan porque se expresan, como si fuera una terapia de grupo.
Es algo parecido a lo que fue en el 2001 con las asambleas populares, cambiando obviamente la matriz. Había muchos que tenían un contenido ideológico muy profundo y otros querían protestar porque estaban frustrados en lo que estaban viviendo. Seguro que hay mucha frustración en algún sector sobre todo por la situación económica o verse amenazados por sectores que representa al gobierno o se ven amenazados a sentirse iguales a eso.
Es una réplica del siglo XXI de “Casa tomada” de Julio Cortázar. Por ahí nosotros –yo me incluyo- lo podemos categorizar en una forma a nivel político-partidario y en realidad es mucho más complejo, porque no responden a ese canon, sino que son grupos más heterodoxos y más heterogéneos en cuanto a su composición y lo que quieren hacer. Indudablemente que eso tiene un resultado que es plantear cierta desestabilización al gobierno por parte de los grupos poderosos, eso es obvio y eso sí lo tienen claro. Ahora hay mucha gente que se moviliza que, no sé si le pregunto, más allá de que puede putear a Cristina, a nosotros como peronistas o kirchneristas, si tienen claro cuál es el objetivo al que quieren arribar y demás.
Creo que va a ser mucho más complejo de lo que a nosotros nos parece hoy, un análisis sobre eso.
APU: En ese marco ¿Pensás que es una marcha golpista o no lo es?
PV: No, creo que no. No veo que la mayoría tenga intención de golpe en el sentido de tener en claro un cambio institucional bajo formas dictatoriales, más bien creo que hay una extracción de hastío en lo que ellos consideran que se está vulnerando sus derechos económicos, su matriz identitaria y demás. Por eso te digo que es mucho más complejo, no es una marcha homogénea en un sentido partidario, como podía haber sido la Unión Democrática y hasta si me apurás la marcha del Corpus Christi contra Perón en el 55, o las marchas de los caceroleros en el 73 contra Salvador Allende. Ahí sí hay una matriz ideológica y de intencionalidades claras.
En este caso hay cruces y va a ser como complejo poder analizarlo, sí tenemos algunos puntos claros de quienes se benefician, Multimedios Clarín o los sectores de la coalición. Esos sectores de la oposición que quieren posicionarse, no creo que estén bien recibidos en el público en general que va a hacer la marcha. Lamentablemente creo que así como en el 55 el rol de la iglesia fue de aglutinador, hoy el rol estaría en Clarín.
APU: Justamente iba a preguntarse. ¿Cuál es el rol de Clarín?
PV: Clarín sería como el partido opositor o por lo menos la única referencia política que pueden llegar a ver, en la medida que entiendan que libertad de empresa es igual a libertad de prensa para esos sectores que mal entienden la cuestión republicana. Creo que va a pasar un tiempo para el análisis, sobre todo de nuestro lado porque siempre nuestras respuestas van a ser en el marco de lo que nosotros somos, militantes con una respuesta a lo que nosotros creemos que son militantes, que tienen determinada convicción ideológica y por ahí no la tienen. Creo que hay que reelaborar las respuestas porque no son pares en ese sentido y ellos tampoco nos consideran pares. A partir de ese odio no reelaboran su identidad en cuanto a un proyecto superador.
Por eso es difícil plantearlo desde nuestros parámetros clásicos de lucha política. Quizás haya que plantearlo desde otros parámetros, desde la psicología, desde la sociedad identitaria de clases y demás. Al contrario cuanto más nos acercamos y vemos que no adhieren a nuestros parámetros, más nos cerramos a nuestro discurso y decimos, son golpistas, son caceroleros pero el tema es más complejo para poder analizarlo. Lo digo no dando tantas respuestas, sino marcando mis dudas al respecto. No sé si nos podemos prestar para un debate en nuestros términos porque a ellos no les interesa ni se identifican con la cuestión política. Quizás hay que darle otro tipo de debate desde el punto de vista social, humano distinto a lo que estamos habituados.