Afiches y montañas de papeles en las elecciones universitarias
Por Agustín Mina*
Este año coincidieron las elecciones de Consejos Directivos, que se realizan cada dos años, y las de Centros de Estudiantes, que se realizan todos los años, en las 13 facultades de la UBA.
Algunas facultades, como la de Ciencias Sociales o Filosofía y Letras, tienen a su vez elecciones por juntas de carrera mientras que otras facultades como Derecho, Económicas o Medicina tienen departamentos designados por las autoridades y sin participación estudiantil. Lo mismo sucede con la dirección de las carreras que, en general, la decide el o la decana de cada facultad, con la excepción de, nuevamente, Filosofía y Letras o Sociales en donde, como resultado de la lucha de la comunidad educativa, son electos en los claustros, con un voto que es directo pero ponderado.
Por lo mencionado anteriormente- y sobre todo en las facultades de Filosofía y Ciencias Sociales- en la UBA se vive un clima de campaña política constante. Las agrupaciones estudiantiles año a año buscan acceder o conservar el Centro de Estudiantes, además de llamar a votar a la lista que representan también en el consejo directivo. Para esto hacen campaña todo el año, todos los años. Estas campañas constan desde pasadas por las aulas con integrantes de las distintas agrupaciones -en donde se hacen anuncios, denuncias o se transmiten las propuestas de la agrupación- hasta empapelar cada centímetro cuadrado de la facultad con afiches.
Me gustaría detenerme sobre esto. Porque no sólo son los afiches en las paredes, también los hay de pie, apoyados contra alguna pared; y cómo si no alcanzara con toda esta propaganda, se imprimen folletos todo el año, para decir lo mismo que dicen en las pasadas por las aulas o en los carteles que se encuentran por todo el edificio. Esto es especialmente problemático siendo que las elecciones para Centro de Estudiantes no sólo no son obligatorias, sino que cuentan con una participación ínfima en relación al número de estudiantes en situación de poder votar, que son más de 300 mil contando las 13 facultades. Por lo que podemos inferir que hay más papeles que gente que los lee. Teniendo esto en cuenta parece excesiva la cantidad de tiempo, papel y dinero que se gasta en esto por parte de las agrupaciones. Y es problemático también porque estas agrupaciones se escandalizan- y con razón- por los incendios en el Amazonas, las problemáticas ambientales en general y el cambio climático que producen como consecuencia, pero no se escandalizan con el desperdicio inmenso de papel que cada año producen.
En pleno 2019, con la crisis medioambiental que atravesamos sobran motivos y capacidad para trasladar la campaña a formatos digitales y presenciales reduciendo así el derroche incesante de papel.
Es tarea de toda la comunidad académica impulsar el uso responsable de los recursos, abogando siempre por alternativas tanto prácticas y eficientes cómo amigables con el medio ambiente.
* Estudiante de Comunicación, Facultad de Ciencias Sociales, UBA.