Echaron a Víctor Hugo: la “mano invisible” del mercado
Por Juan Ciucci
En el día de ayer se conoció la noticia del despido de Víctor Hugo Morales de Radio Continental, después de más de 30 años en la emisora (y con un intento a cuestas en el año 2002). El repudio ante esta actitud vino de diversos sectores, no de aquellos encolumnados detrás del macrismo que lo justificaron como una decisión privada.
En el marco del cerco informativo que ampara al gobierno de Macri, la medida no puede pensarse tan sólo como la voluntad de Radio Continental de prescindir de la labor periodística de Víctor Hugo, en el programa con mayor audiencia y fidelidad de la emisora. Nuevamente, se cae aquella fantasía de una “mano invisible” que guía al mercado en beneficio de todos, tan cara a la ideología del nuevo gobierno.
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Lo interesante del caso fue el modo en que nos enteramos, por boca del propio damnificado que se las ingenió para evitar la trampa en que las autoridades querían que caiga. Así pudo, por breves minutos, despedirse de sus oyentes y explicar lo sucedido. Un análisis de los videos que subió a la web resulta sumamente significativo. En ellos podemos ver a la claras el despiadado manejo que los empleados de la patronal ejercen contra el periodista.
Quienes hemos transitado esas circunstancias, no podemos menos que sentir en carne propia ese desprecio con que un día la patronal nos expulsa de sus instalaciones, las cuales hasta hace poco parecían más nuestras que de ellos. Pero de golpe no, ya ni siquiera podemos volver a entrar al edificio, fábrica o estudio de radio, en este caso. Ellos tienen la autoridad, y allí está el escribano para confirmarlo, para quitarnos del aire o regalarnos cuatro minutos luego de años en esa empresa, en ese lugar.
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El policía bueno (de camisa, sin corbata, a la moda) es el que le brinda esa dadiva a Víctor Hugo, ante la molestia del policía malo (de traje, medio pelado, apático). Esos mismos burócratas que un día serán despedidos de sus oficinas, por otros burócratas que jugarán esos mismos roles. Impacta un poco ver la escena ante un periodista consagrado, algo que anoche en Infumables molestaba: “fue un destrato con Víctor Hugo”, fue todo lo que atinaron a decir.
Mientras tanto, todos los días el “mercado” expulsa trabajadores, así sea en el Estado o en las empresas privadas. Son “sus leyes” las que comienzan a regular nuestro presente, en torno a la “maximización” de las ganancias o la molestia de algunas voces disidentes. Claro que al ser anónimos los damnificados, no provocan tanta indignación. Más aún: se justifica desde el lugar común del “ñoqui”, del “gasto”, de las “necesidades de la empresa”.
Intentan que “pase de moda” la idea de un Estado presente, que justamente dirima en esa disputa entre la patronal y los trabajadores, a favor de estos últimos. Aquella tradición que el peronismo ha forjado en nuestra Patria y que tantas veces (incluso desde dentro del partido) se intentó borrar. Pero no han podido, y no podrán tampoco hacerlo estos nuevos profetas del odio. Esa es una de las resistencias que nos exige el presente.
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