El modelo de Macri y la brecha
Por Gustavo Gálligo
Los medios hegemónicos instalaron como muletilla que el gobierno peronista generó brechas que separaron a los argentinos. Decían que cambiando las “formas” sería posible restaurar el clima de concordia política en un país harto de la confrontación, en buen romance, que Cristina dejara de afectar intereses de las corporaciones económicas, financieras y mediáticas. Y el escenario cambió el 22 de noviembre. ¡Vaya si cambió!, no se comenzó la alternancia, como livianamente consideran algunos, se trata lisa y llanamente de un rotundo cambio de modelo, de uno autónomo y de inclusión a otro dependiente y de exclusión, con profundas implicancias en latinoamérica. Lo cierto resulta ser que en medio de globitos y serpentinas festejaron el retorno a los viejos y no tan viejos tiempos de Martínez de Hoz y Domingo Cavallo, que anuncian como el advenimiento de la “revolución de la alegría y la buena onda”, slogan que los estrategas de marketing de la Alianza Cambiemos dirigen al electorado mediatizado que toma el discurso de la anti política. Enancados en la prédica de los multimedios, con el apoyo mercenario de algunos ex dirigentes del justicialismo confesamente “gorilizados” y de sindicalistas avenidos empresarios –enrolados en el modelo ortodoxo-, obtuvieron una mínima ventaja en el ballotage. Esta fuerza oligárquica y conservadora, que viene para concretar un ajuste explícito, comienza a instalar de verdad una enorme brecha económica-social, presagiándose desde el mismo inicio un clima de conflictividad. Con anunciar una megadevaluación Mauricio Macri provocó la corrida al dólar y que se suspendieran contratos a futuro; que los exportadores de carne vacuna celebren eufóricos la suba del 50% aduciendo que provoca la caída del consumo interno y deja mayores saldos exportables; que los supermercados incumplieran con respetar los precios acordados siendo sancionados con multas de 8 millones de pesos y a la vez obligó a intimar a grandes empresas por reiteradas e injustificadas conductas elusivas en la provisión de alimentos y de artículos de primera necesidad (no por casualidad, Martín Echegoyen, asociado a la Strat Consulting, director ejecutivo de la UIA, ya fue anunciado como futuro Secretario de Industria).
El Modelo de la ortodoxia
Es que vienen a aplicar las perimidas y fracasadas recetas ortodoxas que promociona el staff de economistas neoliberales; nos hablan de un plan integral al que definen como Programa de Sinceramiento, aunque ya todos sabemos que Macri se dispone a ejecutar un letal “sincericidio” cuya apertura será el clásico shock devaluatorio que traerá aparejado un severo ajuste con hiperinflación. De tal modo, se comienza a perfilar una enorme transferencia de ingresos y recursos desde los trabajadores asalariados, trabajadores autónomos, sectores medios, empresarios nacionales y pequeños comerciantes hacia los núcleos económicos y financieros concentrados. El programa que han anunciado preludia medidas recesivas que –a la vista está- ya están afectando el bolsillo de los sectores populares; continuará con la eliminación de los subsidios y la brutal suba de tarifas de gas, electricidad, teléfonos, colectivos y trenes; caerán las asignaciones universales, se eliminarán recursos destinados a hospitales y a las nuevas universidades. El trust de los supermercadistas formadores de precios anticipadamente remarca los productos que componen la canasta familiar, elevaron compulsivamente costos de construcción como de los elementos destinados al aparato productivo, y también ya se registran faltantes de muchos insumos, especulando con que Macri concrete la devaluación, que delata a los grupos concentrados: han planificado provocar inflación antes del traspaso del gobierno. Es que todo consiste en retraer el consumo popular y deteriorar la actividad económica. La brusca apertura de los mercados ocasionará pérdida de la ocupación, formal e informal, y como lógico correlato habrá de arrasar con las PYMES. Es un plan nítidamente recesivo con el clásico sello distintivo de favorecer a la tradicional voracidad del sector agro exportador, a las grandes patronales empresarias y a la banca privada y extranjera, que volverán a ser beneficiarios de un estado achicado, con más mercado, con menos impuestos, con suba de las tasas de interés y con la quita y/o baja de las retenciones. Los grupos tradicionalmente oligárquicos y los sectores medios de altos ingresos a los que interesaba la devaluación para especular con los muchos dólares que fueron acumulando en estos años, disfrutan su festín a costa del todo el resto. Asimismo, al dispararse los costos en las escuelas privadas y en la medicina prepaga, verán con agrado el paulatino alejamiento del medio pelo que se les “coló” a la fiesta durante los “nefastos tiempos populistas”. Los ideólogos del plan apuestan a que con la liberación de mercado lleguen los “inversores” que, en realidad, se trata de los capitales golondrina de siempre que encima ahora tomarán más deuda financiera sacando provecho del desendeudamiento heredado. En la práctica, llevará implícito un “arreglo” con los fondos buitres absolutamente perjudicial para los intereses del país, otra deuda externa por miles de millones de dólares, volver a someternos a inspecciones de rutina, depender de las recetas del FMI y aplicar las tasas de interés que fija la Reserva Federal de EEUU. Y se abre rápido cauce a la extranjerización de atractivos y devaluados activos locales; como es de práctica en todo programa dependiente, se habrá de cumplir a pie juntilla con las instrucciones que vienen del Norte respecto a patentes y regalías; a cambio de la vil entrega de nuestro patrimonio llegarán préstamos usurarios para gastos de infraestructura y financiar importaciones destinadas al consumo interno, que se disfrazarán de “programas de cooperación”. Entonces, cuando las nefastas derivaciones de este plan extranjerizante y excluyente se hagan sentir con todo su rigor, ni la política, ni la economía, ni la sociedad fragmentada, podrán garantizar la paz social y armonía en las relaciones de poder, antes bien, por encima del previsible papel disuasivo que intentará cumplir la prensa hegemónica, más temprano que tarde estallará la enorme crisis que ya se está incubando para retrotraernos al desastre de 2001 y que, como en la Alianza De La Rúa, aparecerá en el centro de la escena la palabra gobernabilidad.
Prat Gay
El presidente electo designó para su gabinete a conocidos personeros del neoliberalismo y a caracterizados integrantes del establishment empresario y financiero. Por caso, en Hacienda estará Alfonso Prat Gay, el ex directivo de la J P Morgan cuya foja de servicios revela la Comisión Bicameral donde figura como el principal encargado de ejecutar masivas fugas de divisas a los paraísos fiscales de Suiza (por ejemplo, sacó ilegalmente millones de Dólares de la Sucesión Fortabat que administraba, cobrando personalmente comisiones en el exterior), es apoderado de una cuenta en la Banca Suiza por 70 millones de dólares, configurando un caso típico de lavado de dinero y fuga de capitales en gran escala que investiga el poder judicial, y encima es contacto con los fondos buitres a través de Paul Singer; para presidir el Banco Central se postula a Federico Sturzenegger, dependiente del FMI y el BID, en los que revista como un asesor operativo, vinculado a la primera versión de La Alianza con López Murphy y Domingo Cavallo en el preludio del gran estallido; en Producción, Francisco Cabrera, que es el empresario que maneja el marketing del Clan Macri, ex CEO del Fondo de Pensiones Máxima AFJP y del Grupo Roberts –Holding HSBC-, Director Ejecutivo del diario “La Nación”, en Energía, Juan José Aranguren, el CEO de SHELL que manifestó “para el país no es relevante recuperar el autoabastecimiento energético y la soberanía hidrocarburífica”; en Agricultura, el ruralista Ricardo Buryaile, que coordinaba los cortes de rutas para voltear al gobierno en el 2008, llegando a proponer la disolución del congreso nacional, además de antiguo evasor figura en lista de deudores incobrables del Banco de la Nación Argentina por lo que tiene embargado su sueldo de diputado, es propiamente lo que se dice un funcionario bien PRO; en la AFIP, el consultor de empresas extranjeras Alberto Abad; en Aduana, Juan José Gómez Centurión, ex militar que actualmente está al frente de la Agencia de Control Gubernamental de la CABA; para Aerolíneas Argentinas, Isela Constantini, CEO de la General Motors; para el Banco Nación, Carlos Melconian, el otro aventajado fugador de divisas a paraísos fiscales, investigado en las comisiones legislativas de seguimiento de delitos económicos y con causas judiciales, contacto directo con fondos buitres, propulsor de un gran ajuste con suba de las tarifas y eliminación subsidios; en Justicia, el ex fiscal Germán Caravana, integrante de la tristemente célebre ONG “FORES” que defendió a militares genocidas y a jueces que sirvieron a la dictadura, como fiscal criminalizó los piquetes y llevó a la práctica la más despiadada política de desalojos aplicada por Macri en la CABA; en Seguridad, Patricia Bullrich, que se reconoce apta para todo servicio cuando se trata de ir contra de los intereses populares, enemiga declarada de las garantías constitucionales que pretende militarizar barrios populares y villas con el pretexto del atacar el narcotráfico, y proyecta bajar la imputabilidad a los 14 años. Con esta cría, no puede caber duda acerca del rumbo del nuevo gobierno.
Justicia legítima y dependiente
La evidente complicidad del Poder Judicial elitista y conservador se manifiesta con la catarata de fallos anti gobierno y la ejecución del pacto espurio entre el conglomerado cambiemos y el presidente de la Corte, Ricardo Lorenzetti. Después de avalar que se violaran normas constitucionales dejando reducida la Corte a tres miembros –a más de utilizar a Fayt jugando el penoso papel de firmante subrepticio, inédito proceder que deviene un gravísimo precedente sentado por el alto tribunal de justicia de la nación--, después de eliminar la ley de subrogancias y de tachar la lista de conjueces, ahora cumpliendo un rol unipersonal, Lorenzetti decidió dar el último un golpe económico al gobierno de Cristina Kirchner. Fabricó un fallo deleznable que impide al Estado Nacional continuar con la deducción del 15% de la masa coparticipable entre las provincias con destino a la ANSES, afectando intencionalmente el conjunto de las prestaciones sociales y los programas adicionales como la Asignación Universal por Hijo, Plan Progresar, Conectar Igualdad y la Tarjeta Argenta. Es decir, con el fallo se hace propio el objetivo “macrista” de desfinanciar al organismo previsional. El descaro de Lorenzetti se revela con solo advertir que su premura obedeció a usar por última vez la firma de Fayt, a sabiendas que “renunciado” el octogenario cortesano no iba a poder contar con “doble” firma, y no alcanzaría la mayoría necesaria puesto que la Dra. Elena Hignton de Nolasco discrepa con en este fallo. En concreto, la ANSES perderá más de 100 mil millones contando con un presupuesto de 620 mil millones de Pesos, por lo cual se rompe la solidaridad nacional, los recursos serán insuficientes para cubrir a futuro las obligaciones que marca la ley de movilidad jubilatoria, que prevé dos aumentos al año. Siendo inevitable el dictado de un Decreto de Necesidad y Urgencia que hace extensiva la reducción a las 24 provincias argentinas y conjuntamente dispone cubrir el bache apelando a una mayor recaudación impositiva. Después de esto, cabe preguntarse ¿otra vez los bonos de la Alianza para estafar a los integrantes de la clase pasiva?. Es secreto a voces que el macrismo busca el equilibrio presupuestario disponiendo un fuerte recorte del gasto social, Lorenzetti conoce muy bien el paño y solícitamente abona el terreno para que la ortodoxia ejecute su plan. Naturalmente, ya están abriendo el paraguas diciendo que es culpa de la “herencia recibida”, algo absolutamente falso porque la actividad económica creció el 4,2% en octubre y el 7,1 % en el año, tenemos el nivel de desocupación más bajo desde el retorno de la democracia, tenemos las prestaciones sociales más altas de toda América Latina y, por si faltare algo, como broche de gestión, la presidente firma el decreto de desendeudamiento para 17 provincias que refinancian las deudas con el estado nacional por un monto de 1863 millones de Pesos. Ello sumado a que la paz social reinante y haber obtenido Scioli el 49% -más de doce (12) millones de votos- transcurridos doce años de gobierno, por si solo ponen un rotundo mentís al infundio. Por lo demás, los resultados obtenidos con la aplicación de las políticas económicas ortodoxas son desastrosos en todo el mundo y, como bien lo expresa Bruno Susani: “entre nosotros, el último ensayo económico de la versión “sangre, sudor y lágrimas” tuvo con De La Rúa el final que se sabe. Reducir las jubilaciones y los salarios no sólo fue una impericia política, fue también una torpeza económica”.
Finalmente, a sabiendas de que se nos vienen tiempos difíciles, que sufriremos retrocesos y defecciones, tomemos el sabio mensaje que surge de la inmensa y maravillosa militancia que abraza el proyecto nacional, popular y democrático: retemplar el espíritu y prepararnos para resistir a una dictadura conservadora, mediática y judicial.-