El relato del monopolio: “son cuatro chorros contando guita”

Por Juan Ciucci

Anoche “volvió” Lanata en un programa especial con un ataque directo hacia el legado del kirchnerismo, enfrascándolo con los posibles delitos de algunos empresarios. La frase que titula esta nota la dijo el periodista exiliado en Miami, en referencia a lo que serían los gobiernos de Néstor y Cristina. No quedaba nada de los avances de esa década, tan sólo tipos oscuros que cuentan guita en un sótano o en un alto piso de Puerto Madero.

Hoy Osvaldo Pepe en la sección del editor al lector dice prácticamente lo mismo en Clarín. Parte de la anécdota de una película: sobre cómo sería recordado Mussolini, un personaje dice “Como el hombre que hizo que en Italia los trenes llegaran a horario”. Pepe lanza: “Cristina Kirchner y el kirchnerismo, a juzgar por las ollas que se van destapando y dejan al desnudo el hedor de la corrupción, ni siquiera podrán acreditar ese mérito”.

El truco de la recuperación del relato de los líderes fascistas ya aburre, pero el monopolio lo sigue empleando. “ Eso sí: a pesar del empeño filo fascista de algunos compadritos ultra K en los días dorados del poder, sería injusto equiparar al kirchnerismo con el fascismo”, por suerte nos aclara Pepe. Pero enseguida dice por qué no lo fue: “No se animaron a tanto”. Todo sería una cuestión de animarse.

“El simbolismo de la política radica en que ya no manejan ni poder ni plata pública. Y sin eso no son nada”, dice, profético. No será la primera vez que Clarín se equivoque, o mienta. “¿Cómo será recordada Cristina?”, se pregunta el editor. Suponiéndola en pasado, en historia terminada. Eso está por verse, claro.

Mientras tanto, intentan borrar la memoria popular de los avances que significaron estos 12 años. De los derechos que se fueron conquistando, del arraigo popular de los liderazgos de Néstor y Cristina. De volver a tener Patria, de la militancia, de la participación de la juventud, de la recuperación del peronismo. Les va a costar mucho. Ya lo intentaron, y van a volver a fracasar.