La tarea de revitalizar el peronismo
Por Aldo Duzevich*
Recuerdo a pocos días de iniciado el gobierno, en una reunión de compañeros jóvenes, uno planteó: “como Alberto no quiere reelegir, para el 2023, hay que construir el cafierismo”. Y, aunque, no me la preguntaron, mi opinión fue: “Hay que cortar con los ´ismos´, hay que revitalizar el peronismo que es continente de todos nosotros y es lo que nos permitió volver al poder. ¿Por qué siempre inventar cosas nuevas?”
A lo largo de estos setenta y cinco años en el peronismo se han reiterado dos fenómenos.
Uno el tratar de “dotar de contenido ideológico” a este “monstruo invertebrado y miope” que es nuestro movimiento. Cada tanto aparece una corriente de intelectuales que manifiesta: “ Ustedes tienen mucha gente, muchos votos, pero carecen de un corpus ordenado de pensamiento, y aquí estamos nosotros para llenar ese vacío...” El segundo fenómeno y vinculado al anterior, es, el de extender un certificado de defunción del peronismo, y hacerse cargo de su herencia, creando un movimiento “superador”. Lo intentó Vandor en el 65, Firmenich en el 74/5, en el 83 Alfonsín con su “tercer movimiento histórico”, y más tarde el menemismo. Néstor previsor dijo: “nos llaman kirchneristas para bajarnos el precio, nosotros somos peronistas”. Finalmente en 2019, Cristina convocó, a reunir la dispersa tropa peronista, y ese acto nos condujo al triunfo.
Desde lo organizativo cada vez cuesta más meter en una bolsa a todo el peronismo. De Menem para acá, el PJ es una federación de 24 partidos provinciales, en la cual, cada tanto, alguno se declara independiente, y da origen al “cordobesismo”, o al “puntanismo”, solo por nombrar dos famosos.
El Movimiento Obrero, no solo se desgaja en varias internas, sino que además suelen caer en el mismo independentismo que los PJ, y ya se sienten mas “camioneros”, “constructores” o “estatales” que peronistas.
Los espacios se matan tratando de acumular poder para adentro. Los intendentes del conurbano reclaman que ellos con los votos del primer o segundo cordón resuelven la elección. Y los gobernadores mantienen su feudo, incluso algunos, ni siquiera vienen del peronismo, pero juegan acá. Agreguemos a los peronistas que se fueron con Massa, y a los movimientos sociales que si bien no se definen como peronistas hoy son actores muy importantes. Ya sé somos un gran quilombo. Un quilombo que inventó Perón, y que el podía manejar con su liderazgo y su gran habilidad de conductor.
Pero, ese “gran kilombo” tiene 75 años de historia y sigue siendo el mayor y mas exitoso movimiento con capacidad transformadora en toda América Latina. Hoy el único en pie.
E incluso, aunque nuestros enemigos políticos señalen que la culpa son los “70 años de peronismo” han tenido que buscar de candidato a vice a un desertor peronista, y tienen como presidenta del partido a una ex-militante montonera (la principal guerrilla peronista).
Pero, todo este “gran quilombo” que somos, embarcados siempre en feroces disputas internas, también ve claro, que las disputas internas tienen un limite, perder las elecciones y quedarse todos afuera.
El actual y prorrogado presidente del PJ José Luis Gioja, jugó un papel fundamental en la construcción de la victoria del 2019 . Creo que le debemos un reconocimiento nunca realizado. También fue muy importante Alberto Rodríguez Saa cuando arrancó con aquella consigna “Hay 2019” . Tampoco se lo hemos reconocido. Los porteños Daniel Santoro y Eduardo Valdéz que impulsaron el "unidad o muerte". Y luego una multitud de compañeros dirigentes que entendieron pronto el llamado a la unidad. Gioja y Gildo inventaron una Mesa de Acción Política, donde cada reunión iban sumando dirigentes de los mas diversos sectores.
Y obvio, lo que cerró todo, fue la jugada magistral de Cristina, de ponerlo Alberto pero incluyéndose como segunda en la formula, para que nadie dudara de su apoyo, garantizando así el triunfo electoral.
Y así nació nuestro gobierno, con una suerte de reparto de parcelas de poder. A los que se suman algunos convocados por su alto nivel técnico como Martín Guzmán, a quien nadie le pide análisis de sangre peronista, es suficiente lo que ya demostró, despejando el drama de la deuda.
A solo ocho meses de gobierno, heredero del desastre Macri y acosado por la inesperable guerra de la pandemia, han empezado a surgir disconformes y fuego amigo por todos lados. Hay varios que tiran piedras porque los dejaron afuera. Otros porque mantener un perfil contestatario es mas cómodo que el de ser oficialista. Pero fuera de estos, hay una enorme masa de militantes sueltos que no tienen donde participar, donde expresarse, donde discutir sus ideas, más allá de algún grupo de wasap.
Y como los peronistas por historia y disciplina nos encolumnamos debajo del que conduce el gobierno, hoy Alberto, tiene una nueva responsabilidad aunque no le guste. Y es abrir canales de participación política. Porque para seguir construyendo poder se necesita el concurso organizado del pueblo. Por eso Perón hablaba de Unidad, Solidaridad y Organización. Para ello se necesitan cuadros políticos formados. Capaces de leer las necesidades del pueblo y organizarlas en su defensa
Lo primero, sería darle vida a los diferentes estamentos del peronismo, empezando por el Partido. Reinventar esa u otra Comisión de Acción Política, donde todos puedan expresarse y ser escuchados. Convocar a las comisiones técnicas. Generar espacios de capacitación política. Abrir canales de participación de la mujer, de la juventud, de los cuadros sindicales. Y replicar esto en las unidades básicas y los partidos de todas las provincias. En simultáneo convocar al diálogo y participación de todas las fuerzas políticas y sectores sociales que nos acompañan.
Los compañeros que hasta ayer eran militantes pares nuestros, llegan al gobierno, se acomodan en el sillón, cierran el wasap y se justifican diciendo que “tienen mucho laburo ya en el gobierno” y pocas ganas de ir a reuniones partidarias. Pero, les recuerdo el ejemplo de Perón, que siendo Presidente se tomaba el tiempo para dar charlas en la Escuela Superior Peronista, en la CGT, en el Ejército, y lo mismo hacía Evita. Así que nadie puede alegar que el “distanciamiento social” sea sano y necesario mas allá de la pandemia.
Respecto el gobierno, lo que muchos peronistas de a pie vemos, es que le falta un poco de peronismo, sin exagerar claro...pero vendría muy bien que los peronistas sintamos que tenemos alguna “terminal”. Alguien con quien hablar, alguien que sepa quienes somos, que hable nuestro idioma y que pueda expresar desde el gobierno nuestra voz.
Y respecto las grandes directrices políticas de gobierno, tampoco es necesario inventar nada nuevo.
Hay que desempolvar y releer el legado de Perón. El Modelo Argentino para un Proyecto Nacional, allí con nuestro lenguaje propio esta planteado lo que Alberto expresó en su mensaje inaugural. La búsqueda de un conjunto de grandes coincidencias, que nos permitan encaminar la Patria hacia la Soberanía Política, la Independencia Económica y la Justicia Social.
Y no hacen falta nuevas palabras como “capitalismo amigable”. Nuestra doctrina heredera del pensamiento nacional y la doctrina social de la Iglesia ya planteó la “humanización del capital”. El pacto social para acordar el fifty-fifty entre trabajo y capital. La economía en función social y al servicio del hombre. La realización individual solo en una comunidad que se realiza. Y si todavía en Europa nos preguntan ¿qué diablos es el peronismo?, no hace falta referirnos a la historia de Henry Ford. Los podemos mandar a leer la Evangelli Gaudium y la Laudato Si y explicar que a nivel planetario nos referenciamos en el pensamiento económico-ecológico y social del Papa Francisco.
Hace poco escribí aquí en AGENCIA PACO URONDO una nota crítica hacia “El partido de los buenos”, en referencia al individualismo criticón tan de moda en nuestras filas. Hoy intenté expresar el pensamiento de una parte de los peronistas disciplinados, que vamos a seguir apoyando hasta el final, pero que hoy no nos sentimos contenidos en nuestro gobierno.
*Autor de Salvados por Francisco y La Lealtad-Los montoneros que se quedaron con Peron