Manual para el buen gobierno macrista
Por Juan Ciucci
Hace rato venimos reseñando las diversas notas periodísticas en las cuales los grandes medios que apañan el accionar del gobierno macrista le brindan consejos para mejorar su performance presidencial. Parecen un tanto preocupados por los graves problemas que se le avecinan a Cambiemos, merced a la falta de idoneidad que han demostrado en varias ocasiones.
La semana pasada fue La Nación quien le enviaba consejos para evitar errores y creía un avance la creación de una mesa chica. Esta vez Clarín publica la opinión de Mario Serrafero (politólogo y co-editor del libro "Estudios presidenciales: perspectivas y casos", lo presentan) titulada La presidencia y los "errores cruciales".
Allí construye la imagen del Presidente en comparación con la de Cristina, a quien vuelve a estigmatizar como una presidente que no reconoce sus errores y por lo tanto “se maneja así dentro de un sistema cerrado, el contacto es siempre con fieles y obedientes funcionarios que suelen atribuir los problemas del gobierno al mundo del “afuera”, sea la oposición, las corporaciones mediáticas o los intereses transnacionales”.
Macri, en cambio, sí reconoce sus errores. Pero el problema es que los comete en demasía, podríamos decir. “El gobierno ha recibido críticas por algunas medidas, entre otras, las decisiones sobre el decreto que designó en comisión a dos jueces de la Corte, o el modo en que se comunicó el despido de empleados públicos y el tema de las paritarias. Un gobierno siempre recibirá críticas, pero muchas veces éstas pueden evitarse. El gobierno anunció el funcionamiento de una “mesa política” para anticipar conflictos y evitar errores. El problema es que esa mesa está compuesta por funcionarios cercanos al presidente: el jefe de Gabinete, el ministro del Interior, el presidente de la Cámara de Diputados y funcionarios de la Secretaría de Gabinete. Difícilmente podrá anticipar errores, si se maneja sólo dentro del propio círculo”.
Serrafero apunta al tema que todos coinciden en remarcar: “El presidente deberá tener más cuidado con la comunicación”. Está implícito que las medidas son necesariamente malas, y se le debe prestar más atención al modo de contarlas para evitar conflictos sociales. “El canal y el modo de comunicar las medidas deberá ser un tema de pronto tratamiento. Siempre que existe una comunicación espontánea de los funcionarios ocurren confusiones. Hablar con los medios requiere práctica y entrenamiento y previa coordinación con la persona designada por el mandatario”, indica.
“El presidente debería saber anticipadamente cómo será la recepción de sus medidas y sus actos. Para ello deberá requerir información más allá del círculo íntimo”, le propone Clarín. “El dialogo con otras fuerzas políticas, con sectores de la sociedad civil y con la propia gente, son los mejores caminos”. Y lo incitan a recuperar alguna iniciativa de su campaña, donde se lo veía “hablando con los ciudadanos” al afirmar que “no debería perderse esa metodología”.
Finaliza con un pronóstico: “El nuevo presidente deberá encontrar un esquema de toma de decisiones y de comunicación de sus actos de gobierno que evite la repetición de errores, que son evitables. Encontrar los mecanismos adecuados alejará también el fantasma de los errores cruciales”.
Sus socios andan temerosos, y entienden que si esto continúa pueden tener problemas. Esos “errores cruciales” son los que pueden complicar la gobernabilidad de su Presidente. Se ve que no sólo se lo dicen en privado, sino que también lo aprietan en público. Son los pasos necesarios del camino que han comenzado hacia el puesto menor.