Nada será igual después de Ferro
Por Horacio Ghilini en Revista Zoom
En vez de conmemorar el 9 de julio respetando lo que fue un hito nacional que alumbró la independencia americana de España, el Gobierno nacional organizó en Tucumán y en el Campo de Polo dos reuniones inéditas vaciadas de historia y política. Los argentinos no nos merecíamos eso sino una celebración del Bicentenario que recuperara las mejores tradiciones del proyecto nacional y popular y planteara la agenda para el siglo XXI.
Lo que el César transitorio no hizo, lo hizo el pueblo trabajador. Convocadas por la Asociación Bancaria, las organizaciones sindicales pertenecientes al Núcleo del MTA y la Corriente Político Sindical Federal nos congregamos en el mítico microestadio de Ferro en el barrio de Caballito de la Ciudad de Buenos Aires con el objetivo de resignificar el Bicentenario de la Patria y fijar posiciones ante la realidad política, económica y social que vivimos los argentinos.
Los actos sindicales tienen ritos, símbolos y significados. Ninguno de ellos faltó en Ferro. Las dos primeras manifestaciones hacen a las formas típicas con que el sindicalismo argentino construye su práctica política y nutre su identidad y mística. Vayamos a los significados.
“Los actos sindicales tienen ritos, símbolos y significados. Ninguno de ellos faltó en Ferro”
Dos discursos, un programa
El eje común de las intervenciones de Sergio Palazzo (Asociación Bancaria) y Héctor Amichetti (Federación Gráfica Bonaerense) fue la formulación de un programa político de los trabajadores sustentado en la vigencia y actualización de los históricos programas del sindicalismo de liberación que deben responder ahora a los nuevos desafíos del siglo XXI y al contexto de ajuste de las políticas neoliberales del actual Gobierno.
Tanto el Núcleo del MTA como la Corriente sostienen que la unidad del Movimiento Obrero Organizado debe construirse detrás de un programa con objetivos centrados en los intereses colectivos de los trabajadores junto con el protagonismo federal y la participación de los jóvenes.
La integración de La Bancaria al proyecto Núcleo y Corriente Político Sindical Federal profundiza el criterio de unidad, fortaleciendo su campo: no se trata de “cualquier” unidad sino de la que está sostenida en un programa común.
El vocablo unidad resonó en el microestadio de Ferro colmado de compañeros reclamando por la pérdida del poder adquisitivo del salario y por la defensa del empleo. Los trabajadores sabemos que la pelea será larga y confrontativa, por ello tendremos que consolidar la unidad y una respuesta a esa lucha fue la reivindicación que hicieron los compañeros Palazzo y Amichetti de los hitos levantados por el movimiento obrero en 1957 en La Falda, en 1962 en Huerta Grande, con la Declaración de la CGT de los Argentinos en 1968 y los 26 puntos de Saúl Ubaldini.
Proclama de la independencia
No es habitual que en un acto político se recite a viva voz la proclama de la Independencia firmada por los diputados en Tucumán el 9 de julio de 1816. En Ferro se la escuchó en el vibrante discurso de Sergio Palazzo. El primer Presidente de la vuelta de la democracia en 1983 recitaba el Preámbulo de la Constitución Nacional dándole a esa invocación la pertinencia al contexto de ese momento. Ahora y luego de doce años de revalorización de la historia, nos encontramos ante un gobierno que la niega como ardid para lograr la aceptación de una nueva colonización. Por ello Palazzo hizo bien al recordar la proclama independentista de Tucumán, un texto cargado de fuerza y contundencia que testimonia, como había sucedido un año antes en 1815 en el Congreso de Oriente con la Liga de los Pueblos Libres liderada por Artigas, que los congresales de Tucumán tenían un objetivo concreto: la independencia de las Provincias Unidas. Un breve pero sustancioso estudio de don Antonio Pérez Amuchástegui escrito en 1968, demuestra que aquellos congresales le dieron a la declaración de independencia una clara proyección continental.
Federalismo y sentido de clase
El federalismo que sostenemos se proyecta sobre el modo institucional de comprender el sentido de patria y reivindica las delegaciones regionales de la CGT como eslabones territoriales de la organización sindical. Esa construcción se hace desde la Argentina profunda y es crítica de “las luces del centro”.
Proclamar que los trabajadores somos la patria es reconocer que la clase trabajadora integra un colectivo con problemas, sueños y utopías comunes. Esa reafirmación identitaria ubicó un mojón ante la ostentosa composición de un gobierno de empresarios que cuidan desde el Estado sus negocios y gerentes de grandes empresas que se dedican a custodiar los intereses de sus patrones. Hubo y habrá actos. Tenemos la certeza de que nada será igual después de Ferro.