No se trata de miedo, es dolor
Por Santiago Gómez – Desde Florianópolis
El macrismo eligió como estrategia de campaña acusar al kirchnerismo de intentar meter miedo a la población. Se difundió en las redes sociales imágenes con la consigna “Si gana Macri, tal cosa”, lo cual es una estrategia errada, pero comprensiblemente errada. Quien tenía seis años en el 2001, hoy tiene 21. ¿Cuántos pibes hay militando con esa edad más o menos?
Es cierto que algunos intentan alertar a la población de los riesgos futuros del PRO en el gobierno, al menos es a lo que puedo acceder a través de las redes sociales. Pero lejos de querer difundir miedo a que Maurizio Macri pueda llegar a ganar, prefiero compartir el dolor de saber lo que son esas personas gobernando, que es una cosa bien diferente al miedo. Podría apelar a Serrat y decir que entre esos tipos y yo hay algo personal, pero lejos estuvo de ser un problema sólo mío.
El 2 de mayo de 1995 el marido de una de mis hermanas, entró a trabajar en el Correo Argentino. Dos años después, el 24 de marzo de 1997, se firmó el decreto de privatización de la empresa pública. Vaya qué día el elegido para mandar el primer mensaje de la empresa concedida a Macri. Recuerdo que mi cuñado volvía tranquilo a casa, en ese entonces vivía con nosotros, porque él tenía veinte años, un cuerpo fuerte y era el que menos ganaba, pero vio cómo en la sucursal en la que trabajaba pasaron de ser más de noventa carteros a ser cuarenta y cinco, y el bolso de él pasó a pesar el doble.
El año anterior, 1996, Horacio Rodríguez Larreta eligió el Día de la madre para despedir a 1.500 trabajadores de ANSES. Dos años después, el menemismo que lo puso a Rodríguez Larreta en el ANSES le ofrecía el retiro voluntario a mi madre en PAMI. Cuando asumió la ALIANZA nombraron a Rodríguez Larreta como interventor del PAMI e hizo otra vez lo mismo que en ANSES, como lo prueba la foto circula en las redes sociales del telegrama. Tiempos en los que el Estado hacía lo que no debe hacer un Estado: generar desempleo. Y les puedo asegurar que dolor y casa sin trabajo son sinónimos. Y los despidos y el macrismo también. Martiniano Molina, intendente electo de Quilmes anunció que revería el plantel de empleados municipales.
Recordemos que cuando Macri asumió la gestión de la Ciudad no Autónoma de Buenos Aires, Rodríguez Larreta anunció que daría de baja 23.000 contratos. 23.000 contratos se dicen rápido pero fueron veintitrés mil hogares donde dejarían de ingresar salarios y no fueron contratos cualquiera, eran del área de Desarrollo Social en su mayoría, el mismo área del que salió la futura gobernadora de la provincia de Buenos Aires y la republicanísima democracia participativa que tenemos que posibilita esa clase de sorpresas.
Con María Eugenia Vidal me une haberme quedado sin trabajo, era la Ministra de Desarrollo Social del gobierno de Macri cuando la policía metropolitana golpeó a los pibes del parador en el que trabajaba como psicólogo, fue el viernes anterior a la elección que le dio a Macri la reelección. Por denunciar esos hechos de violencia, de los cuales Tiempo Argentino difundió la noticia, Paula Rodino e Ignacio Handorff me echaron. A otro chico que también frecuentaba ese parador, la Metropolitana lo mandó al manicomio Tobar García, destino para muchos chicos que viven en la calle. Ese es el modo macrista de garantizar techo y comida para muchos pibes.
Contémosle a los votantes, y que ellos elijan si creerle a Macri que mejorará la salud, que la primera ley que vetó al asumir como Jefe de Gobierno fue la que creaba un Laboratorio de Producción Pública de Medicamentos, que justamente servía, entre otras cosas, para abaratar los costos de producción que él como empresario decía que le preocupaba. Pero claro, más le preocupó que los empresarios se enriquecieran del Estado, porque así él llegó hasta ahí. Si no, no se entiende el veto.
Tampoco hay que decir que Macri dejó casi sin presupuesto al Garraham, porque eso no es cierto, afortunadamente el Estado Nacional cumple con el 50% que le corresponde, por lo que ese “casi” es imposible. Basta con decir que no cumple con la cuota correspondiente para sostener el presupuesto del Hospital Pediátrico Garraham. Y no lo digo para meter miedo que si no gana Scioli deja de haber atención a pacientes oncológicos. Otra vez, no es miedo, es el dolor de haber escuchado a oncólogos de ese hospital putearlo una y otra vez por las consecuencias de la falta de ese dinero.
La campaña del ballotage es una campaña corta, definitoria, y de la que tan solo quedan dos semanas. Es una instancia en la que la comunicación y la campaña publicitaria deben estar bien aceitadas, por lo que no hay tiempo para perder confrontando ni con acciones que puedan incomodar a aquellos a los que les pedimos el voto. Se trata de convencer y para eso es necesario aceptar las críticas, escuchar el malestar de quienes vamos a pedirles que nos voten y una vez hecha la catarsis, decirle que no es lo mismo Macri que Scioli y tampoco es lo mismo Scioli que Cristina, no hay kirchnerista que pueda decir lo contrario. Así que si al votante lo que le preocupa es que se termine el kirchnerismo en el gobierno, díganle la verdad, díganle que sí, que el 10 de diciembre termina el gobierno kirchnerista, pero lo que puede continuar es otra versión de un gobierno peronista que también considera que el principal actor social es el Estado.
En vez de hablarle a los votantes de lo que todavía no pasó, deberíamos centrarnos en lo que está pasando, en las declaraciones de los intendentes electos del PRO respecto a la posibilidad de despedir trabajadores, en volver a ofrecer los retiros voluntarios. Pregúntenle al votante si quiere un Estado que se meta en sus asuntos o si prefiere que el Estado no intervenga y que se arregle mano a mano con su patrón cuando tenga que negociar un aumento de sueldo.
Alcanza con decir que desde que Brasil implementó las políticas que Macri propone, es decir, la flexibilización laboral, darle al mercado el manejo de la economía y dejar que el mercado fije el precio del dólar, la desocupación aumentó casi un 30% respecto al año anterior, hoy ya está en el 8,7%. Eso son millones de personas afectadas. Eso son casas sin empleo y eso solo trae dolor.