Otra vez acerca del Partido Comunista y la dictadura, por Alberto Nadra
Por Alberto Nadra
“Comparto un grupo de wasap, con el hijo de uno de los firmantes, y militante él de la “gloriosa” Fede, que se enoja mucho, me trata de facho (clise cancelatorio preferido) y me acusa de dividir al campo popular. Cierto sacar trapos sucios viejos jode”. Pero durante años sacaron y siguen sacando a relucir los errores nuestros”
Aldo Duzdevich, nota publicada en la Paco Urondo el 10/7/2022.
Pues bien. Yo soy “el hijo” (de Fernando Nadra) que “se enoja mucho”, y nunca lo traté de “facho”.
Sí, le remarqué que muchas de sus notas solo contribuyen a dividir el campo popular, incluido su componente peronista y frentista, ya bastante castigado por el terrorismo estatal y ahora por los medios al servicio del sistema.
Sí, también, le aconsejé respetuosamente que –junto a las declaraciones públicas, en medio del terror dictatorial que ahora descubre- sume el contexto de la lucha real de los comunistas y otros militantes del campo popular en la resistencia a la dictadura, entre los que el no estuvo.
Tengo un profundo cansancio moral, y un total agotamiento intelectual de explicarle a ignorantes, irresponsables o canallas (francamente no sé dónde ubicar a Duzdevich con sus reiterados ataques) que fue el propio PC el ele que admitió algunas de sus lamentables posición públicas.
Pero también, que:
a contramano de esa posición “oficial”, que en la práctica fue el UNICO partido político que enfrentó todos los días a la dictadura en todos los campos, a un costo de 5.000 obreros (si, obreros militantes en las fábricas) cesanteados, 1.500 presos, 500 secuestrados, 350 de los cuales arrancamos de las cárceles, pero 150 nos asesinaron. A ninguno por estar bajo la cama, ni discutiendo la crisis del marxismo, sino LUCHANDO.
Que desde el mismo marzo de 1976 estuvo -junto con otros patriotas, en general inorgánicos por los lazos que cortó la represión y la persecución- en la reconstrucción y lucha del movimiento obrero, estudiantil (secundario y universitario), de productores agrarios, juventudes políticas, organizaciones de DDHH, culturales, artísticas. Todo esto está documentado.
Que peleamos por TODOS los presos y secuestrados, y pese a no admitir para nosotros mismos el exilio, ayudamos a salir del país con destino seguro a varios compañeros de organizaciones político-militares. En mi caso, que es uno de tantos, directamente con los compañeros Norberto Colominas (ERP 22 de agosto), con quien tejimos una profunda amistad a su regreso al país, cuando fue jefe de Redacción del semanario El Periodista; o al intento -que rechazó con valentía- de salvar a mi “hermano” Ismael “Turco” Salame, miembro de la conducción política del Montoneros en el país, caído poco después en el Combate de la calle Corro, junto a Vicky Walsh.
Que los aparatos de inteligencia del PC y la Fede no dejaron de investigar ni uno solo de los crímenes de la dictadura en plena represión, y es precisamente por eso que, en el año 82, antes de la apertura democrática y por supuesto muchísimo antes de la CONADEP, pudimos llevar a juicio al vicealmirante Chamorro de la ESMA, a los generales Bignone, Suarez Mason y Riveros, al coronel Roualdes, por el asesinato de nuestros compañeros. En el caso de Bignone, por el secuestro de los conscriptos Steinberg y García; en el caso de Chamorro, por el de Inés Ollero; en el caso de Roualdes, el de Hernán Nuguer, y en el de Riveros por el joven comunista de 15 años, Floreal Avellaneda. Esa investigación y acumulación de pruebas judiciales, fue la base del caso piloto de la OEA acerca del terrorismo de Estado, que por primera vez se comprobó con el caso de nuestra camarada Inés Ollero.
Que (no se lo puedo documentar por razones obvias, pero personalmente doy la cara) hicimos justicia con algunos casos en lo que sabíamos que la justicia no llegaría, intentamos el rescate de compañeros en los Centros Clandestinos de Detención y en el caso de la ESMA – ¡sí, la ESMA! – logramos rescatar a varios en una acción militar probada pero no publicitada, salvo una nota, única y perdida en Página/12, que quien quiera puede buscar.
Que el PC, junto a los partidos hermanos y la estructura de los entonces países socialistas armó una heroica red de contrainteligencia y solidaridad frente al Plan Condor ejecutado por las dictaduras del cono sur, que, a costo de la vida de muchos héroes anónimos, salvó vidas, denunció atrocidades y promovió acciones de contundentes respuestas en la región, principalmente Chile y Uruguay, pero tambièn Paraguay, Bolivia y Brasil. Quizá la mayor epopeya de luz en aquellos años oscuros.
Finalmente, unas líneas para otro tema que agitan por igual la derecha y algunos que dicen pertenecer al movimiento nacional y popular: la postura de la URSS y, en ocasiones Cuba, en el tema de las condenas de la ONU por Derechos Humanos. Son muchos -incluidas personas que respeto- los que repiten esta afirmación que supone una ignorancia absoluta del sentido de la política de DDHH de Carter y la tan elogiada Patricia Derian: destruir al socialismo existente (estalinista o no), con la guía ideológica y practica de Brzezinski y el Papa Wojtyla. No es muy distinto a lo que hacen hoy con Cuba o Venezuela: impulsan una declaración de repudio, en la que estaba Argentina, pero tambièn la URSS, Cuba, la RDA, etc., etc. Según los códigos diplomáticos, estos países la volteaban con las alianzas que podían conseguir, y así caía la condena, que para los países socialistas era la derrota de otra maniobra desestabilizadora. Puede gustar o no gustar, pero esa eran las reglas de juego, como lo son ahora cuando se pretende en un bloque condenar a los países que molestan los intereses geopolíticos de Estados Unidos y sus aliados. Es por eso que se los rechaza, no necesariamente porque uno esté de acuerdo con todo lo que hacen algunos de los gobiernos cuestionados.
PD: Ya hace más de 30 años, en 1990, que renuncié al PC, pero me hago cargo de su historia hasta ese momento tanto de sus errores (con una autocrítica pública que ningún partido realizó, como SI LO HIZO el Comunista) como de su heroica gesta.
De paso, quiero que algo quede muy claro: nuestras equivocaciones no costaron la vida de nadie y salvaron la de muchos, tal vez por las malas razones. Sin embargo, los errores, o incluso decisiones, de otras identidades del movimiento nacional y popular que se empeñan en seguir fomentando divisiones y contar las costillas ajenas, costaron muchas, muchas vidas, entre ellas las de centenares de comunistas e incluso de sus propios militantes en gobiernos elegidos por el voto: desde la Semana y la Patagonia Trágica hasta la Sección Especial de Represión del Comunismo, la Alianza o las bandas de la Triple A, pasando por el Plan Conintes (Conmoción Interna del Estado) o las masacres de pueblos originarios realizadas en gestiones de los partidos tradicionales.
PD II: La foto que ilustra la nota es de 1979, cuando fue la visita de la CIDH, donde el caso de una joven comunista, Ines Ollero, sirvió como caso piloto para probar el terrorismo de Estado en la Argentina.