Peronismo: el talón de Aquiles macrista
Por Rudy Luzza
Hay en la Argentina, de la restauración conservadora, un sistema de partidos funcional que es el de las falsas opciones, ya que el mismo corpus ideológico se cuela por distintas organizaciones partidarias. Como sucede en Europa, donde hay cuestiones fundamentales al sistema compartidas por la derecha y la socialdemocracia que se alternan en el poder.
El talón de Aquiles, que hace inestable el sistema de partidos en la Argentina, es el peronismo en su versión kirchnerista y por ende su conducción, Cristina. Por eso hay una política de disciplinamiento a través de los juzgados, acoso y estigmatización mediática, para neutralizar y en lo posible eliminar el principal escollo al plan de los grupos económicos, que es instaurar un sistema de dominación estable y por consecuencia la integración a un mundo dominado por las transnacionales y el poder financiero.
Estrategias y resistencia
Actualmente podemos observar un reacomodamiento en las estructuras gremiales. Se está volviendo de la fragmentación del movimiento obrero a partir de la unificación de la CGT y la pronta reunificación de la CTA , ambos sectores coinciden en pregonar la unidad en la acción.
Existen también incipientes formas de resistencia, protagonizadas por movimientos sociales y las multisectoriales, que se generaron a partir del aumento de tarifas. Todo ello enmarcado en una avanzada de la derecha en América del Sur (golpe blando en Brasil, acoso a Venezuela, consolidación del golpe parlamentario en Paraguay y golpe judicial en Honduras) provocada por la política del departamento de estado de los EE.UU..
Este contexto exige a los sectores populares en la Argentina la formulación de estrategias para la construcción de nuevas mayorías, constituidas por sectores (CGT, CTA, movimientos sociales, el peronismo y otras organizaciones políticas) capaces de enfrentar con éxito las políticas neoliberales y convertirse en opción de poder para el 2019, donde se volverán a confrontar los dos modelos de país.
Mayorías que deberán ser conducidas por Cristina Fernández quien ostenta el liderazgo y el capital simbólico de la década pasada. Ella es imprescindible por el pasado y por el futuro.