Por qué ganamos (y lo que está por venir)

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    Máximo Axel Massa

Por qué ganamos (y lo que está por venir)

12 Septiembre 2025

El pasado domingo 7 Fuerza Patria se impuso en las elecciones en la provincia de Buenos Aires en modo aplastante: obtuvo 40,3% más votos que LLA y 148,7% más votos que las restantes 15 listas participantes de la elección. Ganó en 6 de las 8 secciones electorales, incluyendo la 2ª, la 4ª y la 7ª, todas de fuerte impronta agroganadera que venían siendo esquivas al peronismo.

Ese triunfo trae consigo la enorme responsabilidad de dar una respuesta apropiada a la confianza depositada en Fuerza Patria por la totalidad de quienes nos votaron.

Para hacernos cargo de esa responsabilidad, en lo que sigue trataré de analizar brevemente las principales razones de nuestro triunfo, sus consecuencias inmediatas y las posibles soluciones a una crisis institucional que lamentablemente no podemos descartar ni estamos en condiciones de evitar.

Por qué ganamos

Las 3 principales causas de nuestro triunfo fueron en primer lugar la unidad del peronismo generada a partir de la ilegítima condena a Cristina Fernández de Kirchner en un juicio sin pruebas concretas y su proscripción para ejercer cargos públicos, unidad impulsada por la propia Cristina, por Axel Kicillof y por Sergio Masa y concretada con el consenso de la inmensa mayoría de nuestra dirigencia política y de nuestra militancia.

En segundo término la constatación de la crueldad ejercida y reivindicada por el gobierno de Milei, junto a sus resultados económicos y sociales, que se unieron a la renuncia a sus principios de libertad económica y a la exposición pública de su corrupción, así como los groseros errores políticos al nacionalizar la contienda y transformarla en un referéndum Milei – Kicillof.

Por último, y lo que no es menor, el liderazgo demostrado por Axel Kicillof al llevar adelante pese a las dificultades su iniciativa de desdoblar las elecciones provinciales de las nacionales, unido a una acertada estrategia de respaldo en los intendentes municipales y al buen manejo de la campaña, con el firme acompañamiento de su equipo de gobierno.

También creo necesario profundizar en detalle el análisis de las razones de nuestra victoria en cada sección en que ganamos y las razones de nuestra derrota en las que perdimos.

Lo que está por venir

Lo que ocurra de aquí a octubre y luego hasta la finalización del actual mandato presidencial dependerá del grado de comprensión de Milei de las causas de la derrota y de su reacción para sobrellevar y corregir la crisis, así como de la reacción de los círculos del poder económico, financiero e internacional que lo vinieron respaldando hasta ahora.

Todavía es pronto para un diagnóstico preciso, pero ya tenemos algunos elementos de juicio.

Por una parte Milei aceptó la derrota y la explicó sobre la base de errores políticos que comprometió revisar y corregir y no del rumbo económico de su gobierno; más aún, reafirmó y prometió profundizar el programa de ajuste económico y sus políticas fiscales, monetarias y cambiarias a la vez que reconfirmó a todo su equipo de gobierno, incluyendo a los más cuestionados; recreó un consejo político nacional ya existente y afirmó que el Jefe de Gabinete de Ministros convocará a una mesa de diálogo federal con los gobernadores, con una finalidad todavía no anunciada.

Hasta este momento, Milei parece no haber comprendido el mensaje de las urnas ni estar dispuesto a corregir el rumbo de su gobierno.

La reacción de los círculos del poder económico fue mucho más rápida y contundente.

El lunes, la cotización del dólar estadounidense rozó el límite superior de la banda cambiaria, para luego estabilizarse en $ 1425; el riesgo país alcanzó a los 1.108 puntos; las acciones argentinas en la bolsa de NY con los bancos a la cabeza cayeron hasta un 24%.

El inesperado nivel de la derrota hizo que algunos bancos de inversión de Wall Street, que hasta hace unos pocos días atrás recomendaban invertir en bonos y acciones argentinas, el mismo lunes comenzaran a recomendar la salida de esas inversiones.

El martes, pese a algún rebote de las acciones y los bonos, el dólar oficial continuó en ascenso quedando a sólo 3,8% del límite superior de la banda de flotación; mientras no se registran reacciones correctivas por parte del gobierno.

En definitiva, hasta el momento en que escribo estas líneas impera tal nivel de incertidumbre que impide cualquier predicción sobre lo que está por venir o siquiera cuáles son las diferentes alternativas.

En definitiva y en un primer balance creo que no estamos en condiciones de descartar por completo la posibilidad de un colapso institucional del actual gobierno que obligaría a la aplicación del artículo 88 de la Constitución Nacional y de la ley de Acefalía Presidencial 25.716, que establece la línea sucesoria en caso de renuncia o inhabilidad del presidente, que sucesivamente quedaría a cargo de la vicepresidenta (Victoria Villarruel), del presidente provisional del Senado (Bartolomé Abdala), del presidente de la Cámara de Diputados (Martín Menem), del presidente de la Corte Suprema de Justicia (Horacio Rosatti), quienes deberían ejercer el cargo provisoriamente hasta que haya cesado las causas de inhabilidad o que un nuevo presidente sea electo por la Asamblea Legislativa.

Pensar en hacernos cargo de nuestra responsabilidad

El reciente triunfo, a pesar de su alcance temporalmente limitado a la provincia de Buenos Aires y las responsabilidades que emergen del mismo nos obligan a ir pensando las alternativas ante la posibilidad de un colapso institucional que no hemos generado ni deseamos. El peronismo ya se vio obligado a enfrentar desafíos similares ante las crisis provocadas por las renuncias de los presidentes Raúl Alfonsín (08,07,1989) y Fernando De la Rúa (20,12,2001).

Sobre la base de esas experiencias, la alternativa que parecería más conveniente es la convocatoria a un gobierno de unidad nacional a establecer mediante elecciones democráticas con el previo consenso de una gran mayoría de la fuerzas participantes sobre los grandes objetivos a perseguir por quién resulte ganador en esos comicios.

También creo que el peronismo es la única fuerza política con la credibilidad y la capacidad de realizar esa convocatoria y de proponer como bases de esos consensos prioridades en el trabajo, la producción, la soberanía y el respeto a los derechos humanos.

A modo orientativo siguen algunos objetivos que según entiendo deberían ser parte constitutiva de esos consensos:

  • Desdolarizar nuestra economía, desacoplando los precios internos de los internacionales.

  • Recomponer en términos reales los ingresos de los trabajadores – formales e informales- y de los jubilados, recomposición indispensable para mejorar las condiciones de vida, incentivar la demanda interna y la producción nacional;

  • Administrar los precios de los bienes y servicios básicos para vivir y de los insumos difundidos para producir, incluida la energía, sobre la base de los costos de producción, transporte y distribución y márgenes razonable de ganancia;

  • Administrar el comercio exterior para dotar de una protección adecuada a la producción nacional y al trabajo de los argentinos, evitando la presión constante por la falta de divisas y la extorsión de los grupos exportadores. Sin esta base no será resolver nuestros problemas de corto, mediano y largo plazo;

  • Regular los movimientos de la cuenta de capital de la balanza de pagos, evitando la fuga de divisas;

  • Renegociar la deuda externa, sobre la base de que la paguen quienes la fugaron y desconociendo préstamos otorgados por el FMI en contravención de sus propios estatutos;

  • Redefinir nuestra política exterior sobre la base de la integración latinoamericana, de un efectivo multilateralismo efectivo y sustentado en nuestros intereses soberanos;

  • Realizar algunos cambios estructurales imprescindibles, incluyendo:

    • Una reforma y simplificación tributaria progresiva, que incluya una nueva ley de coparticipación federal y que premie la generación de empleo, la producción en origen e imponga una mayor carga tributaria a la especulación;

    • Una nueva ley de servicios financieros que reafirme su carácter de servicio público y el rol orientador del Estado y que impulse el ahorro genuino no especulativo, la asignación del crédito para la reestructuración de la matriz productiva, con una adecuada supervisión del Banco Central sobre el destino real de los préstamos otorgados por la banca privada;

    • Reforma del Poder Judicial.