Brasil: el canto de las sirenas
Por Santiago Gómez – Desde Florianópolis
Los cambios llevados adelante por Dilma Roussef terminaron con doce años de unidad regional en la confrontación con el poder financiero internacional. Con el nombramiento de Joaquim Levy en el Ministerio de Economía, llegó lo que se esperaba: una fuerte devaluación (pérdida del salario real), con ajuste fiscal, lo que significan un recorte en las políticas sociales; suba de intereses, lo que encarece los costos de la industria, las compras de los trabajadores y beneficia a los bancos; exoneraciones impositivas, lo que significa desfinanciar el Estado, empequeñecerlo; y la vuelta de la flexibilización laboral. La falta de fuerza propia del Partido dos Trabalhadores (PT) explica la medida y refuerza la necesidad de una reforma política urgente, no sólo legislativa, sino también en la forma de hacerla. El PT no tuvo con qué resistir el embate. Por esta razón, el vicepresidente Michel Temer, del PMDB, pasó a ser el articulador político del gobierno con las bases aliadas. Según el ex gobernador de Rio Grande do Sul y ex Ministro de Lula, el PT está de adorno en el gobierno.
Fuerzas de gobierno
Brasil está gobernada por la coligación “Com a forza do povo” (Con la fuerza del pueblo) que integran el PT, el Partido del Movimiento Democrático Brasilero (el PMDB), el Partido Social Democrático (PSD), el Partido Progresista (PP), el Partido de la República (PR), el Partido Republicano del Orden Social (PROS), el Partido Democrático Trabajador (PDT), el Partido Comunista de Brasil (PC do B) y el Partido Republicano Brasilero (PRB). No vamos a hacer una caracterización de cada una de estas fuerzas, pero sí señalar que la más fuerte es el PMDB. El PMDB está inserto prácticamente en todos los Estados de Brasil: municipales, estaduales (provinciales) y federal. A su vez, en algunos estados, el PMDB fue contra el PT a nivel estadual, como en Ceará o Rio Grande do Sul. En el caso de Rio Grande do Sul también fue contra el PT a nivel nacional. El actual gobernador del PMDB, José Ivo Sartori, le sacó la gobernación al Tarso Genro y a nivel nacional apoyó a Aécio Neves. Las alianzas políticas en Brasil son endebles. El mismo partido del vicepresidente de Dilma jugó contra ella en las pasadas elecciones. La escasa diferencia entre Dilma y Aécio fortaleció al PMDB, quedó claro que sin ellos no gobiernan.
PT sin fuerza
La llegada de Luiz Inácio Lula da Silva a la Presidencia fue el producto de una larga campaña política, que comenzó en los años ochenta. Su discurso pasó de una posición más radical, a una menos confrontativa, que le posibilitó ganar la elección. Desde su nacimiento la principal fuerza militante del PT es el sindicalismo, que creó la Central Única de los Trabajadores. Se dice la central más grande de América Latina, por la cantidad de afiliados, con una representación del 18%.
El modelo de política brasilero, esto excede al PT, es el estadounidense: se trata de votar candidatos, para los candidatos de lo que se trata es tan sólo de conseguir votos, hacer alianzas con los que traen votos, y conseguir dinero para la campaña. El 98% del financiamiento electoral es privado, lo que el gobierno propone modificar con una reforma política que difícilmente consiga.
Las manifestaciones de marzo pasado demostraron que la fuerza de movilización de la derecha en Brasil es cinco veces más grandes que las del gobierno, es decir, el PT, la CUT y el Movimiento Sin Tierra (MST) juntos. Según datos de Data Folha, difundidos por el propio PT en su sitio, el 13 de marzo salieron 40.000 personas a apoyar a Dilma y el 15 200.000 salieron a mostrar su rechazo. La diferencia entre el accionar de Cristina y Dilma frente al poder financiero radica en la fuerza de la militancia, que se expresa en la capacidad de movilización de la fuerza organizada en el espacio público. La fuerza de la militancia sostiene al líder. Cuando empujaron en Venezuela no pudieron porque las calles se llenaron respaldando a Chávez. Pudieron con Lugo porque atrás no tenía nada. No pudieron en el 2008 porque no se hicieron de la Plaza. En Brasil para qué hacerle “impeachment” (juicio político) a Dilma, si está tomando todas las medidas que la derecha propone.
La participación política en Brasil
Las movilizaciones de junio de 2013 en Brasil son un hecho histórico, que aún está en la agenda, en una ciudadanía caracterizada por la sumisión. El disciplinamiento imperial en este país ha sido muy fuerte: recién en 1888 se terminó con la esclavitud y cien años después se incorporó a la Constitución el derecho de los analfabetos a votar. En 1985 se agregó una enmienda constitucional reconociendo el derecho de los analfabetos a votar, optativamente, sin tener derecho a ser votados, que fue incorporado en la Constitución de 1988. En este país, desde el inicio de la república, se ha intentado mantener a la población lejos de la política. Recordemos que los conflictos por la Copa del Mundo fueron en manifestaciones en el centro de las ciudades, y no por los barrios derribados, los desalojos, las miles de personas viviendo en carpas. No hubo los conflictos que estamos acostumbrados a ver en Argentina cuando intentan desalojar cinco familia.
En junio de 2013 miles de personas pusieron una fuerza en la calle que no le pertenecía ni a los medios ni al gobierno. El gobierno respondió con mejoras en salud, con el Programa Mais Médicos, educación, destinando los royalties del Pre-Sal a la educación, razón por la cual no se escucharon esos reclamos en las últimas manifestaciones de marzo contra el gobierno. Dilma tuvo un resultado ajustado, contra Aécio Neves, la misma fuerza aliada del PMDB empujó y le sacaron el Ministerio de Economía. También Dilma nombró a Kátia Abreu, representante de los agronegocios, al frente del Ministra de Agricultura. Así y todo el MST salió a apoyarla en São Paulo, pero nadie duda que ese no es el verdadero poder de movilización del Movimiento Sin Tierra.
Sumar la juventud a la política
Tras junio del 2013 Lula comenzó a convocar directamente a los jóvenes a la participación política. Habiendo participado de la campaña del PT en Porto Alegre, emblema del Forum Social Mundial del 2001, puedo afirmar que no tienen construcción territorial. La militancia no se trata de la entrega de la fuerza solidaria en la organización de respuestas colectivas, sino de juntar votos para la campaña. Esto el mismo Partido lo ha reconocido y lo puso como tema a discutir en su 35° Congreso. Las iglesias evangelistas son la principal fuerza con despliegue territorial del país, lo que preocupa a los petistas, por sus posiciones conservadoras. Mientras los petistas critican a los evangelistas, continúan sin ir a militar a los barrios que es eso lo que hace que los evangelistas sean tan fuertes.
Le va a resultar difícil al PT sumar militancia mientras su gobierno lleva adelante una política de ajuste fiscal en las políticas sociales, acompañada de quita de derechos. Esperaremos al viernes, que se votan los detalles, para analizar las leyes de flexibilización laboral que ayer fueron aprobadas, con los votos en contra del PT. Además el PT anunció que irá al Supremo Tribunal Federal contra la reglamentación de la flexibilización. El ex gobernador de Rio Grande do Sul, también ex Ministro de Educación y de Justicia, Tarso Genro, manifestó a través de las redes sociales que el PT está de adorno en el gobierno, que las medidas se tomaron sin consultarlo. Ya en octubre pasado Genro había anticipado que si Lula no se ponía al frente del partido el PT podía transformarse en un “PMDB-pos moderno”, pero que si él no se interesa por el tema, el cambio no sucede. ¿Lula se acordó tarde?
Unidad latinoamericana
En el 2002 cambió la situación en la región, cuando los Estados Unidos no pudieron derribar a Chávez. Al año siguiente asumieron Lula y Néstor, y en octubre del 2003 firmaron el acuerdo “Consenso de Buenos Aires”, en clara referencia al Consenso de Washington. Dos años después, en noviembre del 2005, el MERCOSUR más Venezuela le decía NO al ALCA en Mar del Plata. En enero del 2006 Brasil y Argentina anunciaron el cancelamiento de sus deudas con el FMI y Lula invitó a Kirchner a hablar en el Parlamento sobre la importancia de la medida. Siguió lo que sabemos: Lugo no tuvo con qué sostenerse y lo tiraron. Néstor se fue, lo siguió Chávez, Lula no prioriza UNASUR y el último artículo que escribió sobre América Latina fue para apoyar la Alianza del Pacífico.
Diez años después, la situación geopolítica está muy complicada. La orden ejecutiva de Obama nombrando a Venezuela una amenaza a la seguridad de los Estados Unidos, no consiguió un encuentro entre los presidentes de UNASUR, fue sólo entre cancilleres. En Brasil aún se escucha a la oposición acusar de comunismo. Dan risa. También preocupa. Lula siempre defendió la soberanía venezolana pero no el chavismo. Ante las acusaciones de bolivarización a Dilma, la mandataria compartió en Facebook una caracterización de Venezuela hecha por Folha de São Paulo, en la que se señala que el chavismo es anti democrático, que acabó con todas las instituciones que encontró a su paso. Lo hizo para diferenciarse, y escribió: nosotros sí somos republicanos. En el día de hoy el PT difundió una nota (Dilma ofrece apoio para reducir tensões entre EUA e Venezuela), tras el anuncio de la Presidenta manifestando su apoyo a fortalecer el diálogo con los opositores venezolanos, dentro del Estado democrático de derecho de aquel país.
El final de una etapa
Los tres jugadores fuertes de la región son Venezuela, Brasil y Argentina. De los tres líderes de esos países sólo Lula es el que no está al frente del Estado. Lula eligió para Brasil ser el más chico de los grandes y no el más grande de los chicos, priorizando los BRICS y África, en vez de conducir UNASUR y con reclamos de sus propios compañeros de que no se pone al frente del PT. La situación en Brasil es preocupante. Volvieron los ajustes, la desfinanciación del Estado, la flexibilización laboral.
Estados Unidos perdió en Medio Oriente y como hizo después de Vietnam, mira para América Latina porque la moledora de carne tiene que seguir funcionando. Distrae con Cuba. Mujica acordó el traslado de prisioneros de Guantánamo a Uruguay, para demostrar que no había perdido una pisca de la ternura que debe tener un revolucionario, y antes de irse firmó el tratado de libre comercio de servicios TISA. En Argentina un periodista con ciudadanía israelí avisa que el fiscal que acusó a Cristina de un acuerdo de impunidad con Irán, por un atentado a una asociación mutual judía, está muerto en su departamento. Obama suma a Venezuela al Eje del Mal. El presidente de Israel es invitado por la oposición al gobierno a criticar el acuerdo con Irán. Brasil es escogido como teatro de operaciones: la revista Veja junta a Irán, con quien tampoco Dilma tiene buenas relaciones, con Argentina y Venezuela, ya son dos del Eje del Mal en una misma oración. Y nosotros en el medio.
Qué Estado queremos
Tras diez años del NO al ALCA, vemos como nunca los límites que la colonización cultural nos pone al proyecto latinoamericano. La disputa en América Latina, como en el resto del mundo, es por qué sociedad queremos y en función de eso qué modelo de Estado construimos. Se trata de dos modelos de Estado en disputa. Un modelo que conocemos como Estado de Bienestar, conducido por una fuerza nacional y popular que amplía derechos, a través de la regulación estatal del mercado, frente a otro modelo, que Zaffaroni llama de Estado Gendarme, en el que el Estado no interviene en los asuntos del mercado, se transfieren recursos públicos al sector privado, se hace un ajuste fiscal, lo que genera desocupación y pobreza, y con las fuerzas represivas garantizando que los pobres se queden afuera. Es inimaginable que el PT decidió retroceder, pero quedó claro que no pudo frenar el avance del poder financiero. Sería bueno saber para qué Lula mandó al viejo papagayo revolucionario a decir que el problema de la integración regional es Argentina. Le pedimos a través de su agente de prensa una entrevista, ojalá nos la conceda, para poder hablar de todos estos temas.