Brasil: el paro más grande de la historia
Por Santiago Gómez
Desde Florianópolis – Brasil
El aumento del desemplo, la caida salarial, los proyectos de reforma laboral y previsional, provocaron el paro general más importante de la historia brasilera. El Frente Brasil Popular, donde está el PT, los movimientos sociales y sindicales, señaló que 35 millones de personas adhirieron a la medida, la Central Única de los Trabajadores habló de 40 millones. Paró el transporte, las escuelas, los bancos, los comercios cerraron. El Movimiento de Trabajadores Sin Techo (MTST) cerró el acceso al aeropuerto de San Pablo, ciudad en la que se movilizaron 70 mil personas.
La jornada comenzó con cortes de ruta en todo el país, los cuales se organizaron con la más absoluta reserva, evitando las comunicaciones telefónicas. Recordemos que la NSA espió a la presidenta. Los neumáticos volvieron a arder sobre el asfalto como hacía más de una década no sucedía. Dilma Rousseff comenzó su segundo mandato con un 6,5% de desocupación, el 2015 lo cerró con 8,6%, después de colocar a Joaquim Levy en el Ministerio de Economía. Cuando la sacaron del gobierno la tasa de desocupación era del 11,3%. Hoy está en 13,2%.
Cuando aumenta el desempleo, aumenta la tensión y el malestar social, por lo que es cuestión de tiempo que la situación estalle. Los proyectos de flexibilización laboral, junto con las campañas de promoción de la terciarización y la propuesta de elevar la edad jubilatoria, eyectaron a millones a las calles. Millones que no salieron para defender a Dilma, quizá para sacarla, y que provocaron la mayor paralización de la historia brasilera.
A pesar de la represión policial en Río de Janeiro y San Pablo al grupo más intenso de jóvenes, que los medios se ocuparon de propagar, en la mayoría de las ciudades del país la tensión no llegó a un punto semejante. Los "Black Blocs", como se conoce a los minúsculos grupos de jóvenes radicalizados con ideas anarquistas que se hicieron famosos en las protestas contra el mundial, confrontando con la policía y destruyendo instituciones públicas y privadas, estuvieron presente en todas las manifestaciones y en la mayoría consiguieron contenerse.
Ayer se cortaron accesos pero por tiempo determinado, acordado con las fuerzas de seguridad, para evitar la represión. En Florianópolis, tras levantar los cortes, los manifestantes se dirigieron al centro de la ciudad, donde se movilizaron exigiendo el cierre de los comercios. Algunos de los manifestantes bajaban las cortinas de los locales abiertos, hasta que llegó la policía para garantizar que quien quisiera permanecer abierto pudiera hacerlo. De todas formas la columna se detenía frente al comercio, policía mediante y pedidos de la drigencia para que avancen, pero la marcha se atascaba hasta que la mayoría joven lograba su objetivo: que el local cierre. Hicieron cerrar el Mc Donalds
A pesar de que la policía lanzó gas pimienta, con rico olor a menta, en dos oportunidades, la tensión no pasó a mayores, como en la mayoría de las ciudades. Sindicatos de Policías apoyaron el paro, pero como no tienen derecho a huelga, los trabajadores de la policía que se sumaron a la movilización estaban de franco. Este cronista vio a los policías sindicalizados detenerse frente a agentes de la Policía Militar que estaban formados con escudos y palos, y les cantaron en tono desafiante: “Si la reforma jubilatoria pasa, la policía va a parar”.
Qué dijo Lula
“Las personas decidieron paralizar en protesta contra la quita de derechos, contra la reforma laboral, previsional, el desempleo y la reducción salarial", dijo el ex presidente en una entrevista a Radio Gaúcha. "La huelga general tuvo adhesión de la ama de casa, de los trabajadores del pequeño comercio. El movimiento sindical y el pueblo brasilero están haciendo historia", señaló. Lula destacó la importancia del sindicalismo en momentos en que la dirigencia del PT está discutiendo la presidencia del partido a nivel nacional, provincial y municipal. No fue el partido el que sacó la población ayer a la calle.
"Ni los domingos las ciudades tienen tan poco tránsito como el que vi hoy. El pueblo se quedó en casa. Las personas no precisan ir a la calle en día de huelga. Es una satisfacción saber que el pueblo brasilero está tomando consciencia", señaló Lula. El ex presidente afirmó que con el gobierno de Michel Temer la situación sólo puede empeorar. "Decir que va a mejorar es una mentira. Destruir derechos no mejora la vida de nadie. Si quieren resolver el problema previsional, es necesario que la economía vuelva a crecer, es simple, pero este gobierno solo sabe cortar", afirmó. "Lo lamento profundamente, pero no hay otra forma que continuar luchando para recuperar y mejorar derechos y la calidad de vida del pueblo brasilero", destacó.
Paridos en la calle
Jóvenes que nacieron durante los gobiernos del Partido dos Trabalhadores o que no tienen la edad suficiente para recordar cómo era el país antes de la llegada de Luiz Inácio Lula da Silva al poder son mayoría en las manifestaciones. La mayoría escolarizada, universitaria, algunos que llegaron a la facultad gracias a las medidas de Lula, como las becas universitarias o las políticas de cupo en las excluyentes universidades públicas. Pertenecen a una generación que por primera vez fue a la calle en junio de 2013, durante las manifestaciones contra la Copa del Mundo y O Globo, que tuvieron como resultado que Dilma Rousseff tomara las medidas más importantes de su gobierno: destinar los royalties de los recursos petroleros del PRESAL a la educación y la implementación del programa Mais Médicos, el cual fue recibido con fuerte artillería mediática y hoy hasta VEJA reclama que se mantenga.
Antes de que los medios promovieran las manifestaciones contra el mundial, amplificaron las demandas de estudiantes de clase media de Porto Alegre que exigían pase libre para viajar en colectivo y no aceptaban que hubiera falta de dinero cuando veían la construcción del estadio Beira Rio.Testigos de la pérdida de soberanía del Estado frente a la FIFA salían a la calle pidiendo “salud y educación patrón FIFA”. Fue cuando se hicieron famosos los "Black blocs".
La juventud de hoy sabe que saliendo a la calle consigue cosas. Fue testigo de cómo se definió en la calle la caída del gobierno de Dilma Rousseff. Los secundarios mostraron ser la fuerza de vanguardia, si por tal se entiende la que está al frente. Ocuparon las escuelas públicas tras el golpe, se ganaron el reconocimiento de José Dirceu, uno de los fundadores del partido y tras ellos algunos pocos universitarios ocuparon algunas universidades.
El mes pasado el Congreso no consiguió aprobar una ley que permitía el arancelamiento de posgrados en universidades públicas, la cual contó con apoyo de varios legisladores del PT. Tampoco puede aprobarse el proyecto de ley “Escuelas sin partidos”, que prohíbe a los docentes hablar de política. Tras el golpe los jóvenes gritaban “Si empujamos Cunha cae” y cayó. Ayer gritaban “Não tem arreglo, você tira meu direito e eu tiro seu governo”. Los estudiantes secundarios están movilizados, la juventud de clase media politizada está empoderada y Lula amplió la clase media.
¿Facebook colaborá también en Brasil?
Durante el día de ayer varios usuarios se encontraron con que no podían compartir las publicaciones llamando al paro general, por lo que rápido se esparció que Facebook estaba atentando contra la movilización. El 65% de quienes están todo los días en internet en el país tienen entre 16 y 25 años y viven en hogares en los que ingresan hasta cinco salarios mínimos, que está R$937, cerca de US$300. O Globo y UOL, dos de las principales fuentes de información en el país, publicaron artículos diciendo haberse comunicado con la empresa y que les explicaron que implementaron un cambio en la configuración, que no fue general sino que comenzaron con algunos usuarios, por el cual el botón “Compartir” no aparecería en el caso de aquellos que eligen que sus publicaciones sólo puedan ser vistas por la categoría “Amigos”. ¿Era necesario ayer implementar la medida?