México lindo y sufrido
Por Carlos Iaquinandi Castro (*)
Casi 90 millones de mexicanos decidirán en las próximas horas quiénes gobernarán el tercer país más poblado de América Latina en el próximo sexenio. Tras la revolución de 1910, el Partido Revolucionario Institucional (PRI) gobernó casi ininterrumpidamente, con la única excepción del período 2000-2012, en el que obtuvo la presidencia el Partido de Acción Nacional (PAN). Pero en esta oportunidad puede producirse un hecho inédito: que una nueva fuerza política emergente derrote en las urnas a los dos partidos tradicionales. Esta circunstancia es la que otorga especial relieve a la convocatoria electoral mexicana.
Corrupción, narcotráfico, represión, desigualdad
El auge del narcotráfico, la mala gestión económica y los asesinatos de activistas sociales e indígenas constituyen el legado que deja el presidente saliente, Enrique Peña Nieto (del PRI).
El desafiante del poder hegemónico mexicano es Manuel López Obrador, que por tercera vez intentará ganar una elección presidencial. Encabeza una coalición que lidera su partido, el izquierdista Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA).
Esta vez se incorporan al censo quince millones de nuevos electores. Los jóvenes son precisamente quienes se muestran más críticos con la clase política en general y por la situación del país. Rechazan la corrupción, la represión, la falta de oportunidades y la creciente desigualdad que sufre la población mexicana.
El cineasta González Iñárritu afirma que “los gobiernos ya no son parte de la corrupción. El Estado es la corrupción. El nivel de injusticia e impunidad ha llegado a niveles insoportables”.
El 1 por ciento de la población acumula más de la tercera parte de la riqueza del país (según cifras de la CEPAL). Más de 50 millones de personas viven bajo el umbral de la pobreza. Durante el actual gobierno, la cifra oficial de desaparecidos supera las veinte mil personas. Estudiantes, campesinos, obreros e indígenas han sido asesinados en hechos nunca esclarecidos.
Esta vez, “AMLO” puede ganar
Andrés Manuel López Obrador, (popularmente, “AMLO”), a quien las encuestas señalan esta vez como posible vencedor, hizo un acto de cierre de campaña que reunió a más de cien mil personas en el Estadio Azteca de la capital. Prometió austeridad republicana y renunciar a muchos de los privilegios que han disfrutado los presidentes.
“No les voy a fallar -dijo entre aclamaciones-, soy un hombre de convicciones y principios”.
Añadió que dará marcha atrás con la privatización de PEMEX y las energéticas. Otro de sus argumentos fue exigir el respeto del gobierno norteamericano. Rechaza la construcción del muro fronterizo y la política migratoria de Donald Trump. Y pretende mejorar el Tratado de Libre Comercio firmado en 1994 con Estados Unidos y Canadá. Casi todos los sectores de izquierda admiten que es la única opción de cambio, pero algunos dudan de lo que ocurrirá en el caso de que llegue a gobernar.
Un equipo “plural”
Para este proyecto, AMLO ha reunido en su entorno a ex funcionarios o asesores que provienen de los partidos tradicionales. Entre ellos, Alfonso Romo Garza, a quien se indica como uno de los que puede tener mayor influencia en la posible futura gestión de gobierno. Este acaudalado empresario, con vínculos con sectores industriales, apoyó las únicas dos presidencias del PAN, la de Vicente Fox y la de Felipe Calderón, de corte conservador y que, entre otras cosas, encarecieron el ya alto coste de la burocracia estatal en otros cien mil millones de pesos. Pero ya en el 2011, según cuenta el mismo Alfonso Romo, tomó contacto con López Obrador, que logró entusiasmarlo con su proyecto de país. Y hace ya un año y medio, AMLO afirmó que “el renacimiento de México no es tarea de un solo hombre”, y presentó a Romo como el coordinador de la elaboración del Proyecto de Nación 2018-2024. Esta quizás sea la incorporación más relevante, pero su equipo cuenta también con el afluente de otros personajes que provienen de diversas experiencias políticas. Esto convierte su proyecto en una incógnita que solo quedará develada en el caso de que, tras una victoria electoral, AMLO tenga que poner en marcha su programa. Allí veremos.
La revolución traicionada
México tiene pendiente recuperar los principios de “Tierra y Libertad” que alentaron su famosa revolución de 1910, la de Madero y luego Villa y Zapata. Que fue triunfante, pero que desde adentro y también desde el exterior fue traicionada y diluidos sus objetivos de igualdad y de justicia para el campesinado y los desposeídos.
Esa gesta legó la histórica generosidad mexicana que permanece en nuestro recuerdo de adolescentes, cuando ese pueblo acogió los exilios de luchadores sociales, escritores y personajes de la cultura española tras la derrota de los republicanos en la Guerra Civil, y más tarde, como tierra de encuentro de dos jóvenes cubanos, Fidel y Raúl Castro, con el médico argentino Ernesto Guevara. Desde allí salieron con el Gramma en el ‘56 para iniciar la lucha contra la dictadura de Batista. Y muchos años más tarde, como destino y refugio de tantos latinoamericanos que huían de las dictaduras cívico militares en el continente.
Por eso, para todos nosotros, México es un país entrañable de nuestra Patria Grande. Y su futuro inmediato nos preocupa. Decía Francisco Villa:
“El país debe ser gobernado por alguien que realmente quiera a su gente y a su tierra, que comparta la riqueza y el progreso”.
Ojalá que así sea.
(*) Por el Servicio de Prensa Alternativo (SERPAL).