México: “Nos encontramos ante el problema de siempre, el fraude”
Por Geraldina Colotti (*)
Durante las elecciones que se han desarrollado este año en Venezuela, algunos “acompañantes” mexicanos han tenido oportunidad de constatar la inatacable transparencia del voto y del Poder electoral de los ciudadanos, uno de los cinco poderes de los que se compone el Estado Bolivariano y del que forma parte el Consejo Nacional Electoral (CNE). “Acompañantes” y no “observadores” porque, también en el lenguaje, el proceso bolivariano quiere dar significado a sus veinte años de independencia, certificados por veinticuatro elecciones, fuera de todo “reconocimiento” neocolonial.
Entre los acompañantes, estaba también Gerardo Fernández Noroña, candidato al Congreso mexicano en la importante competencia electoral que tendrá lugar este domingo 1 de julio. Analista político y sociólogo, Fernández ya ha sido diputado federal desde el 2009 al 2012, y ahora regresa a candidatearse en el campo progresista de Andrés Manuel López Obrador (AMLO), representante del partido Morena. Nos ha explicado que, inicialmente, pretendía presentarse como independiente para la presidencia de la República, pero que luego ha decidido retirarse para apoyar la candidatura de AMLO.
El proceso electoral de mañana será el más “observado” de la historia democrática de México, con más de 30 mil expertos nacionales y 907 internacionales, pero también el menos financiado y el más violento nunca antes registrado, con más de 102 asesinatos de candidatos y líderes sociales, y el más expuesto a todo tipo de fraudes, como han preanunciado numerosos robos de papeletas electorales y datos informáticos.
Un cambio de dirección progresista en la segunda economía más grande de Latinoamérica luego del Brasil resultaría, de hecho, muy problemático para los planes de los Estados Unidos. El espectro agitado, también por las elecciones mexicanas, ha sido aquel del “castro-chavismo”. Como Petro en Colombia, también AMLO ha tomado públicamente distancia de Nicolás Maduro y de la Venezuela bolivariana. Quien en cambio ha defendido el proceso electoral en Venezuela de los ataques de las derechas latinoamericanas, como Gerardo Fernández, una vez que ha regresado a su país ha sido objeto de un verdadero linchamiento político.
Según las encuestas, esta vez México podría cambiar la página. ¿Podrá vencer López Obrador?
Según todas las encuestas, también aquellas manipuladas, sí. La derecha se presenta dividida, pero nos encontramos con el problema de siempre: el fraude. Aquello de no reconocer la victoria de la izquierda ha sido hasta ahora una decisión de Estado, en base a la regla del “si pierdes, pierdes, y si ganas, pierdes”. Ha sucedido en 1986, en el 2006 y en el 2012. Ha sucedido el año pasado en el Estado más importante de la República. Es lo que nos esperamos también esta vez, la única verdadera defensa es la organización popular. La cita electoral del 1 de julio es considerada con razón una ocasión histórica. A más de presidente, que donde se vota en el primer turno, elegiremos también diputados, gobernadores y alcaldes. Más de treinta años de gobiernos neoliberales han generado un nivel de injusticia y desigualdad insoportables. En las manos de dieciséis mexicanos se concentra una riqueza igual a 143.000 millones de dólares. Somos el segundo país en el mundo en cuanto a números de asesinatos. En pleno siglo XXI no logramos hacer respetar el voto, es increíble, debemos defender las papeletas. En diciembre del año pasado, en desprecio a la Constitución, ha sido aprobada una ley para la seguridad interna que, de hecho, avala el estado de asedio, el uso del ejército para reprimir la protesta social. El gobierno de Enrique Peña Nieto ha sido un desastre, la indignación popular es altísima, el deseo de cambio también. Yo he decidido retirar mi candidatura independiente a la presidencia para apoyar el bloque de fuerzas progresistas y de izquierda que sostiene a López Obrador. Ya he sido electo diputado federal en el 2009 y ahora me vuelvo a postular para el Congreso, no obstante haya recibido amenazas de muerte por haber denunciado una gran especulación del ejército sobre un territorio industrial. Ser de oposición en México es muy peligroso.
También defender a la Venezuela bolivariana puede costar caro. ¿Por qué no te uniste al coro de sus detractores, como ha hecho López Obrador?
Debo admitir haber dudado antes de venir a Venezuela. En México hay una poderosa campaña de demonización. Están asustando a la gente. Para los grandes medios, Maduro es un dictador que ha llevado al país al desastre y si gana AMLO sucedería lo mismo en México. Se está usando a Venezuela para desacreditar al socialismo, la izquierda y esconder los desastres del neoliberalismo y de Peña Nieto. Yo no estoy inscrito en (el partido) Morena, pero como apoyo a Venezuela me consideran el contacto de López Obrador con Maduro. López Obrador no ha estado nunca en Venezuela y probablemente ha hecho aquellas declaraciones críticas, además de por conveniencia electoral, también por falta de conciencia. Yo, al contrario, estoy aquí para testimoniar la verdad. Siempre he sido solidario, no hacerlo ahora me parecería una cobardía. Y además, sólo aquí en Venezuela he podido intercambiar opiniones con otros compañeros que en México no se dirigen la palabra. El proceso bolivariano une, no hace injerencia en otros países. Que en Venezuela se protejan los derechos de los trabajadores, la escuela pública y la independencia nacional indica lo inaceptable de lo que sucede en México y en otros países donde no se ha dado todavía un cambio verdadero.
(*) La periodista italiana Geraldina Colotti ha cubierto la actualidad cubana y de la Patria Grande para medios de su país y del mundo, incluyendo a esta AGENCIA. Este artículo, traducido por Gabriela Pereira, se publicó originalmente en Resumen Latinoamericano.