Muerte y usinas en el río Teles Pires

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Muerte y usinas en el río Teles Pires

29 Agosto 2017

Por Caio Mota* / Fotos: Juliana Pesqueira y Caio Mota

El Estado de Mato Grosso, en Brasil, posee un complejo de usinas hidroeléctricas que concentra buena parte de las violaciones de derechos humanos y ambientales provocadas por grandes emprendimientos en la Amazonia. La región del río Teles Pires fue el lugar elegido para su emplazamiento y forma parte de una la ruta planificada de grandes proyectos impulsados desde la dictadura militar tras realizarse, en 1980, el primer inventario de la cuenca hidrográfica.

A lo largo del río Teles Pires, (afluente del Tapajós), cinco usinas hidroeléctricas (UHE) fueron planificadas y cuatro de ellas están en fases avanzadas de implementación: las UHEs Sinop y Colíder, con licenciamiento previo y de instalación concedidos por el Estado de Mato Grosso; la UHE Teles Pires, que ya está operando; y la UHE São Manoel, que se encuentra en fase final de construcción y cuentan con licenciamiento del Gobierno Federal a través del Instituto Brasileño del Medio Ambiente y de los Recursos Naturales  ( IBAMA). Una quinta usina, la UHE Magessi aún no ha salido del papel.

Desde finales de 2010 estos proyectos comenzaron a implementarse con la misma lógica de construcciones como Jirau y Santo Antônio, en el río Madeira en el Estado de Rondônia, y Belo Monte, en el río Xingu en el Estado de Pará. Estas obras de alto costo económico, ambiental y social tienen en Belo Monte el mayor ejemplo de cuán terribles pueden ser para el contexto de las poblaciones que viven en la región.

El Ministerio Público (Estadual y Federal) ya se presentó ante la justicia con diversas acciones civiles públicas sobre violaciones de los derechos humanos y de la legislación ambiental en los procesos de planificación, licenciamiento e implantación de las hidroeléctricas en el río Teles Pires.

Los estudios de impacto de las usinas son llevados a cabo por separado, lo que dificulta una visualización macro de los impactos acumulativos y sinérgicos generados por estos proyectos. Por todo el río Teles Pires y a lo largo de la cuenca del Tapajós, están planificada la construcción de 43 grandes UHEs y 102 Pequeñas Centrales Hidroelétricas (PHCs). Cerca de 900 mil personas serán directamente impactadas por estos grandes emprendimientos, incluyendo 10 naciones de pueblos originarios, 25 proyectos de asentamientos y cerca de 600 pescadores tradicionales.

El poeta brasileño João Cabral de Melo Neto, en su obra “Muerte y Vida Severina” hace una crítica al descuido del Gobierno brasileño sobre la situación de las personas que viven en la región árida de Brasil y narra el sufrimiento de un pueblo junto a la muerte de un río. Los grandes proyectos que se están construyendo en el río Teles Pires traen contextos similares a los vividos por “Severino” en la obra del poeta. La negligencia gubernamental, sobre todo con las poblaciones indígenas, provoca la muerte del Teles Pires, etnocidios y desastres ambientales que jamás serán reparados, pero que deben tener sus causantes responsabilizados por los daños cometidos.

 

Alianzas de lucha

En la región del río Teles Pires tres comunidades indígenas son afectadas directamente por las represas que están en construcción: Apiaká, Kayabi y Munduruku. La usina São Manoel está siendo construida a pocos metros del límite de la tierradel pueblo Kayabi. Desde la fase de la licencia previa, a finales de 2010, las obras de la UHE Teles Pires fueron impugnadas en la Justicia. Seis acciones civiles del Ministerio Público Federal recibieron decisiones en favor de las comunidades que viven en estos territorios, pero todas fueron invisibilizadas por medio de “suspensiones de seguridad”, un mecanismo jurídico del período de la dictadura militar que en la actualidad es usado por los gobiernos para suspender, en nombre del “orden social y económico” fallos de los tribunales sobre la ilegalidad de grandes proyectos, como hidroeléctricas, carreteras y puertos.

Desde 2015 estos pueblos se organizan dentro del Foro Teles Pires (FTP) por la defensa de los territorios y de las personas impactadas por las represas que están en construcción a lo largo del río. Una de las acciones del FTP resultó en la construcción de un dossier sobre las represas y pueblos indígenas en el río Teles Pires. El documento es el resultado de un proceso de diagnóstico participativo, junto a las comunidades indígenas, sobre los impactos de las usinas en el río y viene siendo utilizado como instrumento de lucha por los derechos de las poblaciones afectadas por los emprendimientos.

 

Somos todos afectados

El FTP también trabaja desde 2010 junto a los asentados de la reforma agraria que viven en la inminencia de tener sus tierras inundadas por el lago de la central hidroeléctrica de Sinop, sin tener ninguna garantía de sus derechos. Son cientos de familias que sufren la falta de transparencia de la Compañía Energética Sinop (CES), responsable de las obras y aguardan la posibilidad de tener un diálogo para conversar la indemnización justa de las familias, una obligación de la empresa determinada por ley para compensar y mitigar los impactos de las obras.

Ocupación Munduruku y movilización

Indígenas, asentados, ribereños y poblaciones de ciudades como Sinop y Paranaíta, son todos, directa o indirectamente, afectados por el complejo de centrales hidroeléctricas del río Teles Pires. Durante los últimos siete años se han realizado diversas movilizaciones por la lucha por los derechos de las poblaciones afectadas; la última de ellas implicó la ocupación del cantero de obras de la UHE São Manoel, el pasado 16 y 19 de julio, por alrededor de 200 indígenas Munduruku.

La noche del 19, tras una reunión de más de siete horas con la Fundación Nacional del Indio (FUNAI), el Ministerio Público Federal y representantes de las empresas responsables de las UHE São Manoel y Teles Pires, mujeres, niños, niñas, caciques, liderazgos y pajés decidieron finalizar la ocupación y continuar hacia la ciudad de Alta Floresta (MT) para visitar las urnas funerarias de sus antepasados que fueron violadas por la UHE Teles Pires, en el contexto de la destrucción de Siete Caídas, y que están en el Museo de Historia Natural de la ciudad.

La movilización de los Munduruku fue liderada por las mujeres de la etnia que reivindican, entre otras cosas, la demarcación de tierras indígenas, la no liberación de la Licencia de Operación de la UHE São Manoel, (considerando los daños ya causados a los ríos y pueblos de la región), y la devolución, al pueblo Munduruku, de sus urnas funerarias. La acción constituyó una victoria ante el escenario de agravamiento político por la pérdida de los derechos y señala caminos posibles para que los responsables de las violaciones sean responsabilizados, los impactos sean visibilizados y los mismos errores no sean repetidos en otros lugares, como en el río Juruena.

“Nosotros Munduruku estamos volviendo a nuestras aldeas, con la protección de los espíritus de nuestros antepasados, fuimos escuchados por FUNAI y las empresas asumieron el compromiso con nuestra agenda, vamos a continuar nuestro movimiento. FUNAI y la empresa pueden esperar que si no cumplen El compromiso firmado, volveremos”, afirmaron en la carta “Estamos hechos de lo sagrado” escrita por los pajés Munduruku al final de la movilización que ocupó el cantero de obras de la UHE São Manoel.

*Periodista y productor cultural. Maestrando en Comunicación y Derechos Humanos por la FPyCS-UNLP. Para más artículos: https://medium.com/@Caio.Mota/

 

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