Agustín Rombolá: "Si te putean en la calle es porque hiciste algo mal"
APU Stream, el programa de la Agencia Paco Urondo que sale los sábados de 11:30 a 14 hs por el canal de Youtube y Twitch de Gelatina, dialogó con Agustín Rombolá, militante radical, quien analizó el presente del radicalismo de cara a las negociaciones por la Ley Bases en el Senado.
Agencia Paco Urondo: ¿Qué análisis hace sobre las repercusiones sobre el radicalismo que tuvo la negociación de la Universidad de Buenos Aires (UBA) con el gobierno?
Agustín Rombolá: Primero, no trabajo en la UBA no soy militante universitario. El famoso tweet de Emiliano Yacobitti, donde empezó todo, lo leo como vicerrector, que si bien es el líder de un movimiento universitario a nivel nacional no deja de ser quien se encarga de la gestión, velando por esos intereses. La UBA tiene mayor presupuesto, estudiantado, graduados, docentes y no docentes, entonces como herramienta de mayor poder de negociación es la que puede llegar a habilitarla con el resto de las universidades nacionales.
Hubo una lectura de que se cortó solo, no creo que funcione tan así la política. La Franja Morada también es una agrupación muy importante a nivel nacional y, como organización, no es que Yacobitti no le atendió más el teléfono a nadie. Fue a negociar, es parte una estrategia coordinada donde el gobierno termina comunicándolo muy bien porque lo hace como una partición que, por lo menos por como lo vi yo, no era tal. La UBA fue la punta de lanza para iniciar una negociación con el resto después. Los pormenores no los tengo, lo entendí de esa manera y quizás soy muy ingenuo.
APU: El antecedente de la UBA diciendo “defendamos lo que funciona” no ayuda.
AR: Es cierto, y creo que de fondo hasta incluso hay una tensión por federalismo que se esconde. A mí no me gustó esa pieza, genera una división innecesaria en un momento en el que la marcha era federal. La presidenta de la Federación Universitaria Argentina (FUA) es Piera Fernández de Piccoli, de la Universidad de Río Cuarto y de la Franja Morada. “Lula” Levy es de la Federación de Universitaria de Buenos Aires (FUBA) y tenemos también presidentes y presidentas de otras federaciones que nos representan muy bien. Tampoco tiene tanto sentido llevar adelante una pelea sectorizada cuando no lo es desde la militancia.
La pieza de comunicación pudo haberse hecho de otra manera. Aun así, el conflicto continúa. De hecho, el aumento termina siendo de nuevo sobre funcionamiento. Entiendo que es una apertura de negociación, donde antes no había ningún diálogo iniciado con el gobierno. Creo que la marcha ayuda a eso y hay que aprovecharlo. Si la UBA puede ayudar para eso, bienvenido sea.
APU: ¿Considera que la lectura puede haber empeorado a raíz de las negociaciones por la Ley Bases?
AR: Sí, lo vengo escuchando. Desde lo teórico, no creo que sea el único grupo de intereses que esté vinculado con otros sectores institucionales de la política. En general, esas discusiones son se van tocando porque son dos intereses que se tocan. No me consta, ni veo tan claro, que se esté dando la plata de la UBA para que voten la ley. Además, hay senadores del radicalismo que tienen muchísimo vínculo. Hay ex decanos, de hecho. Sin embargo, pueden votar en contra. Unión por la Patria lo mismo.
Es cierto que se necesita un número determinado, pero no lo veo tan lineal. Hay senadores que no tienen absolutamente nada que ver con las universidades y van a votar favor. ¿Puede que se haya subido al tema a la mesa de conversación? Sí, como también puede haber ocurrido con concesiones en distintos sectores productivos provinciales o intereses que tienen que ver con otros partidos políticos. No me resulta ni tan extraño ni tampoco necesariamente probable.
APU: Usted tiene una postura crítica, al menos, de un sector del radicalismo, sobre todo a raíz del voto a favor de la Ley Bases en Diputados. ¿Cómo analiza la situación y qué puede esperar del Senado?
AR: Sería una gran decepción el voto a favor de nuestros referentes como la fue en Diputados. La ley esconde un núcleo que tiene que ver con la cesión de recursos estratégicos a capitales especulativos, con la puesta en venta de los bienes primarios a distintas corporaciones extranjeras, con una precarización laboral que no se vio nunca. El Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones (RIGI) es directamente cesión de la soberanía de distintos lugares del país a capitales extranjeros directamente. Hay una reforma provisional encubierta. Ningún senador que se precie de defender al pueblo puede votar a favor de eso.
Ahora bien, voy a las cuestiones de la táctica y la estrategia de la labor de un senador. Visto y considerando que los números no van a dar, o que pueden no dar, llevar adelante algunas modificaciones pertinentes y poner una de ellas en dos tercios, para que los diputados no puedan modificarla después, que son los que están más oficialistas, no me parece una mala salida. Es verdad que no es la que nosotros queremos y a mí me sigue decepcionando, pero en algún momento hay que ponerse realistas. Tampoco sirve rechazar todo y que salga la ley aprobada como en Diputados. Ya era un mamarracho con los 677 artículos, lo es ahora con 280, si se puede se puede seguir achurando lo más posible que se haga.
APU: Aun así, su objetivo final es rechazarla.
AR: En mi opinión, esta ley se tiene que rechazar de plano porque va a afectar a todos los sectores de la ciudadanía que son eternamente perjudicados. Afecta a las juventudes, con la precarización laboral, a los jubilados, con las mujeres sobre todo que no van a poder jubilarse, a nuestra soberanía, con el RIGI. Desde el siglo XIX nunca se vio en la historia argentina. Tenemos que trabajar esas cosas, pero sobre todo militar para que nunca más pueda llegar a venir una Ley Bases como esta.
Muchas de las cuestiones que se tratan se pueden dar vuelta, fácilmente son reversibles, y ese es el cálculo que hacen muchos, pero el RIGI no. Es ceder por treinta años el usufructo de distintos lugares para explotar y llevarse bienes primarios con una prórroga de la jurisdicción al país de origen de las empresas que vienen. Otra vez que las Loretta Preska y los Thomas Griesa nos arruinen. Eso es el RIGI y ese es el modelo de Estado de Javier Milei. Eso es lo que hay que atacar, más allá de las de las tácticas que pueden llegar a tener nuestros representantes. Eso en la marcha federal universitaria, el 8M, el paro general y lo que espero que siga pasando, por lo menos del lado de la militancia si nuestros representantes nos siguen cagando la vida.
APU: De la decepción de Diputados, y que podría ocurrir en el Senado, ¿qué piensa sobre la representatividad de los dirigentes radicales frente a su militancia?
AR: Representar, etimológicamente, significa ser para atrás y para adelante. Varios representantes del radicalismo se olvidaron de esa segunda parte. Si ponemos el caso de Néstor Kirchner y Milei, incluso desde las antípodas, ambos en su momento supieron representar para adelante porque generaron nuevas estructuras de representación. Lideraron un nuevo camino de pensamiento, no importa que coincidamos o no. Los distintos dirigentes del radicalismo representan siempre hacia atrás, están todo el tiempo hablando y ufanándose de una historia, de la cual no participaron pero se sienten orgullosos.
Cuando estás remitiéndote al pasado constantemente para intentar justificar posturas del presente es un problema. La diputada Karina Banfi dijo que si Raúl Alfonsín hubiera votado a favor de la Ley Bases, lo que es un papelón, porque militaba o creía en las propuestas reformistas, como si todo lo que sea una reforma vale. Ese es el nivel de argumentos del Congreso de la Nación, que en general es bastante malo. Falta la construcción hacia adelante.
APU: ¿Y con respecto al pedido de desafiliación de Luis Petri?
AR: Nosotros hablamos de una construcción de sentido que es necesaria para volver a representar a la ciudadanía. Si queremos ser un partido que de verdad construya una identidad clara no puede tener a Petri en su filas. No sólo porque está en contra de los principios de la historia del radicalismo o porque es parte de un gobierno donde Milei dijo que le pega a un muñeco de Alfonsín, eso es lo menos importante, sino que está en contra del radicalismo que queremos construir hacia adelante: un radicalismo que será popular o no será nada. Por eso Petri no puede formar parte de la Unión Cívica Radical (UCR), además le vamos a dar la libertad de que pueda afiliarse a La Libertad Avanza, que es el partido al que pertenece hoy.
En ese camino, tampoco hay que dramatizar tanto los conflictos y, de hecho, lo he invitado un par de veces a debatir, pero no quiere. Me gustaría hablar de radicalismo con él, qué concibe como Unión Cívica Radical. Yo tengo una línea histórica muy clara: Leandro Alem, Hipólito Yrigoyen, Marcelo Torcuato de Alvear, Arturo Illia y Alfonsín. Son los presidentes que, de alguna manera u otra, han agrandado la clase media, generado un camino de desarrollo productivo y ampliado la soberanía de nuestro país. Quisiera saber cuál es la línea histórica que él traza para sentirse representado por una parte del pasado y, sobre todas las cosas, qué piensa del radicalismo en el futuro.
APU: ¿En qué sentido?
AR: Cuando digo que el radicalismo será popular o no será nada, más allá de una cuestión idealista, es también táctica y estratégica. Guillermo Moreno nos acusa de socialdemócratas y Milei también, nos están cediendo un espacio del espectro ideológico para representar. Tenés a La Libertad Avanza en la extrema derecha y al PRO que decidió ocupar el espacio de derecha que debe. ¿Dónde te querés ubicar? ¿Como tercera marca de la derecha? Hasta en un nivel incluso electoralista no sirve, ni siquiera es inteligente desde el oportunismo. A menos que quieras una UCR que sea sólo un sello de goma que de candidatos y territorialidad, como en su momento hizo a otras coaliciones, sin ningún tipo de aporte ideológico, programático ni identitario.
APU: Más allá de su actualidad, es lo que ha representado históricamente, con el 2001 como quiebre y con la vuelta en la alianza con el PRO.
AR: Sí, totalmente. Después pasa mucho esto de “tenemos cinco gobernadores y la mitad de las capitales provinciales”. Mauricio Macri dijo muchas boludeces en este último tiempo, pero una muy buena es el título del libro: ¿Para qué? ¿Para qué tenés tantos? ¿Sos un club de empleados públicos? ¿Una logia de dirigentes políticos que se felicitan entre sí y se aplauden? ¿O necesitas y tenés la vocación de construir una identidad nacional que sintetice y hay un camino dramático para que eso pueda ocurrir? Si no es el cargo como causa de la construcción, y no como consecuencia. Represento un montón de gente y por eso llego a un cargo porque hay una línea programática identitaria que a mí me lleva naturalmente a ocupar determinados lugares o no.
APU: Es momento de tener mayor claridad en términos conceptuales e identitarios.
AR: Sí, creo que la gran misión que tenemos en la política argentina es generar algunos acuerdos básicos entre distintos actores de la sociedad, como partidos políticos, sindicatos, lo confesional, organizaciones del tercer sector. Es importante entender que esos acuerdos transversales a los que podamos llegar después los vamos a materializar en políticas de Estado cuando lleguemos al poder, porque vamos a llegar al poder, mal que le pese a un montón de gente. Esas políticas deben tener una línea roja que nunca más pasemos.
Para que eso no ocurra hay que institucionalizarlo, generar un compromiso firmado y después hacerlo ley. No podemos volver a discutir la educación pública y la soberanía de nuestra tierra. Hay un montón de cuestiones en las que necesitamos generar un consenso básico porque esa institucionalización del concepto nos va a generar con la implementación posterior una cultura ya común en donde vamos a dar por sentado otro montón de cosas.
APU: Proyectos a largo plazo.
AR: Claro, en el caso del RIGI, los regímenes de inversiones existen desde siempre en Argentina, y por muchos más años. El problema es el contenido, como lo es la prórroga de la jurisdicción, el silencio administrativo y las nulas trabas administrativas y tributarias en el buen sentido. No pueden tener ningún tipo de control y son treinta años, es una generación entera que va a ser víctima de esta regulación. Tenemos que dejarlo claro y oponernos firmemente. Yo tengo la esperanza de que todavía los senadores tomen conciencia y puedan modificar, sobre todo, esa parte, pero las facultades y el blanqueo es una aberración. La ley en general me parece patética y un retroceso gigante en materia de soberanía y derechos adquiridos, que después pueden no materializarse, pero eso no implica que no deban existir y que es la parte que falta explicar.
APU: Por otro lado, a la hora de pensar un radicalismo nacional, ¿considera un problema, por ejemplo, que el gobernador de Corrientes no tenga nada que ver con los del Sur?
AR: Cuando tu única variable de reunión es el poder, por el poder en sí mismo, perdés identidad. Tenés que tener una causa, el radicalismo de hecho lo fue, y después hay personas que aportan más o menos. Tiene que ver con la construcción de la reconceptualización de un montón de cuestiones, pero sobre todo de una agenda común. En el ambientalismo hay una tensión entre área metropolitana de Buenos Aires y el interior o el resto de las provincias. Acá el progresismo es muy ambientalista, pero en Neuquén está a favor de la minería porque, concebido como agenda de progreso para nueva generaciones, tiene que ver primero con el ingreso de divisas para que los pibes puedan llegar a acceder a mejor calidad de vida. Los dos se autoperciben progresistas.
A la hora de definir la agenda progresista ya tenés un problema con respecto a eso porque no nos ponemos de acuerdo. Eso pasa en un partido y en otro partido también. Por otro lado, en una encuesta a menos de 25 años preguntaban si estaban a favor de la justicia social, donde el 95% dijo que sí, pero entendían que era justicia por mano propia. Esos son debates que se dejaron de dar porque se dieron por sentados un montón de conceptos y en el medio pasó una generación, se sobrecargaron, por ende colapsaron, o algunos ni siquiera fueron alimentados, pero los dos terminaron agotados o vacíos de contenido significante. Es una discusión que es fundamental dar si queremos construir identidad.
Hay que empezar en ese camino para después sí hablar de proyectos de Estado, ni te digo propuestas electorales. Si no empezamos por ese lado vamos a incurrir en el mismo problema que antes, que es que hoy un pibe escucha soberanía y piensa que soy un “zurdo de mierda”, y la realidad es que estamos hablando de una de las cuestiones más importantes. El primero que instauró el concepto fue Julio Argentino Roca, que los libertarios bancan. Hoy sería considerado progre, Domingo Sarmiento también. Creo que es importante reconceptualizar un montón de cuestiones y tiene que ver con el desenganche con las nuevas generaciones que se produce a partir del desenganche de la dirigencia con la militancia, como se ve claramente en la UCR.
APU: En este contexto, también cabe acordar en lo que no.
AR: Sí, es súper importante. En términos radicales, te dicen “hay que votar determinada ley para no quedar pegados con el kirchnerismo”, pero terminas con el fascismo. Parece, y quizás lo es, muy romántica la cuestión, pero hay un tema de pragmatismo que tiene que ver con que quienes más ganaron, si se quiere por inversión y resultados, en esta última lección fueron en mi opinión las dos personas más idealistas: Javier Milei y Juan Grabois. No creo que haya habido otras a las que les haya ido tan bien con tan poco, en comparación con sus rivales por lo menos.
Quienes más perdieron fueron los que hablaban del poder por el poder mismo y la militancia de la gestión y de la rosca. Terminaron siendo derrotados porque, probablemente, la gente se haya cansado del poder por el poder en sí mismo y de no saber qué representa uno. Quizás tengamos que ser algo primero, porque pareciera que no ser es más que ser pero la realidad es que hay que serlo para después saber hacia dónde ir. Si no, te terminan definiendo el rumbo los que ya saben qué o quiénes, que es lo que le está pasando a varios diputados radicales y del PRO.
APU: En concreto, una mínima identidad que convoque a la gente a sumarse y mantenerse en el tiempo.
AR: Claro, es eso. Vengo peleando con un montón de diputados que dicen que lo putean en la calle y es lo que tiene que hacer. No, si te insultan algo estás haciendo mal. Los diputados son referentes, no son administrativos. No existe el héroe sin capa en la política. No recuerdo nunca que a Alfonsín lo hayan puteado en la calle. Más allá del grado de soberbia que implica decir que lo hacen porque sos demasiado bueno y estás salvando a la patria. Hay un grupo de diputados, entre los que hay muchos radicales, que se jactan de ser puteados en la calle.
El concepto del sacrificio que le piden a la gente, hacia ellos mismos, como si fueran héroes anónimos que están dejando la vida. Estás votando cuestiones que perjudican directamente a la ciudadanía, por eso te putean. Hay que bajarse del lugar en el que creen que están y que la ven, si vas por la calle y no podes caminar replantéate tus acciones. Me parece bastante lineal.
APU: Volver a debatir qué somos, o por qué abandonamos lo que éramos, se discute tanto en el radicalismo como en el peronismo.
AR: Sí, y me parece que la discusión es válida. Una cosa es que exista el radicalismo liberal, pero si quieren discutámoslo. La cuestión de un radicalismo que piense en desarrollo productivo sostenible en las economías regionales para aportar federalismo, en nuestros recursos primarios como el paso uno para un camino de industrialización, y no el último para generar dinero en país extractivista, en salud y educación públicas, gratuitas y universales, en una reestructuración del esquema tributario realmente progresiva. El impuesto a las grandes fortunas fue una oportunidad perdida y tiene que volver a replantearse porque hoy los que están pagando este ajuste, y se está dando cuenta todo el mundo, son los jubilados, la clase media y las clases populares.
Hay que armar, y cualquier propuesta política que venga tiene que tenerla, una base de desarrollo productivo sostenible. Hay que hacer plata. Hay un sector público que se sostiene sólo por un sector privado desarrollado. Eso hay que tenerlo claro, cuando mejor funcionó Argentina es cuando el sector privado funciona bien y el sector público por ende también. Hay que concebir que no podemos hablar de los derechos sin hablar del costo de los mismos, implica que el pago de impuestos es una responsabilidad patriótica. Este gobierno no va contra la casta sino que está matando a las PyMEs.
El final del proyecto de Estado de Milei es que, cuando todas esas empresas se fundan, van a quedar algunas grandes que pueden soportar este ajuste, que el que tenía tres locales con quince empleados sea un gerente de sucursal. Los argentinos empleados de corporaciones extranjeras, en lo posible mano de obra poco calificada para que sea barata, que no produzca ciencia y tecnología y que no importe, por eso se explica el desfinanciamiento de la universidad pública. No necesitan ese tipo de trabajadores sino que el hijo obrero sea obrero. Mi padre es carnicero y yo, gracias a la universidad pública, soy abogado. En el modelo de Estado de Milei hoy estaría cortando carne.