Aldo Duzdevich: “La dirigencia peronista ha sido cooptada por cierto montonerismo tardío”
APU Stream, el programa de la Agencia Paco Urondo que sale los sábados de 11:30 a 14 hs por el canal de Youtube y Twitch de Gelatina, dialogó con Aldo Duzdevich, ex miembro de la agrupación Juventud Peronista (JP) Lealtad, periodista y escritor. Peronismo, eterno regreso de los 70 y el futuro del justicialismo.
Agencia Paco Urondo: Usted fue parte de la JP Lealta, que cuestiona el rompimiento de Montoneros con Juan Domingo Perón. ¿Cuán representativa fue en esos años?
Aldo Duzdevich: Yo hago un poco de revisionismo de la historia de los 70. A lo mejor la palabra queda grande, en realidad es cuestionar algunos relatos y paradigmas instalados por periodistas y escritores que son sobrevivientes de las organizaciones armadas y cuentan su versión. El tema es que en su conclusión, en general, el malo se llamó Juan Domingo Perón. Yo si hay algo que vengo haciendo hace años, y quiero seguir, es reivindicar la figura de ese tercer Perón, que es el mejor de todos, con una sabiduría enorme, y que no leímos en ese momento, me incluyo, y después no leyó nadie más. Recién ahora algunos lo empiezan a descubrir. Si hubiéramos reflexionado mejor respecto de lo que Perón nos estaba planteando creo que Argentina hoy sería otra.
APU: JP Lealtad no acompaña a Montoneros en su disputa con Perón, lo cual era toda una decisión.
AD: Yo soy de los más jóvenes de esa época. Tenía 17 o 18 años, era dirigente de la UES -Unión de Estudiantes Secundarios- y ya pertenecía a la organización. Militaba en la provincia de Buenos Aires en la segunda sección electoral en lo que se llamaba la columna Artigas de Montoneros. Después del asesinato de José Ignacio Rucci empieza una discusión muy fuerte dentro cuestionando el hecho de que se lo fuera a asesinar y, además, como acción clandestina, cuasi mafiosa.
Se cuestiona porque, en ese momento, sale un documento político, que se llama "el mamotreto" por lo largo que era, donde había definiciones del pensamiento político de la organización que tenía que ver básicamente con un encuadre marxista leninista. Se hablaba de la vanguardia revolucionaria, de la lucha de clases para llegar al socialismo, y se decía que ambas eran contradictorias con el pensamiento de Perón, lo cual era absolutamente cierto. Ahí se empieza a generar toda una discusión que eclosiona los primeros días de febrero de 1974 cuando un sector importante rompe, formando lo que se llamó la JP Lealtad y Montoneros Soldados de Perón.
APU: ¿Qué tan importante fue?
AD: Esta fractura se llevó, aproximadamente, entre el 30% y 40% de los cuadros de la organización y gran parte de los grupos de la JP, UES, etc. Por supuesto, después Montoneros siguió creciendo incorporando más gente y llegó a ser mucho más grande. Este grupo que se abre queda en una situación de polarización muy difícil porque en ese momento, después de la muerte Perón, empieza a actuar la Triple A. Para Montoneros éramos traidores y estábamos condenados a muerte, había una disposición interna contra los disidentes, y para la Triple A éramos Montoneros, entonces era muy complejo. Apuntaban de los dos lados y nunca sabías de dónde iba a venir el tiro. Carlos Múgica es asesinado justamente en medio de esta confusión. Este grupo no se estructura y se va disolviendo dentro de las distintas estructuras de del peronismo.
APU: Más allá del documento de Montoneros, ¿de dónde venían sus planteos en torno a lo que era el peronismo?
AD: Sabíamos cuál era el pensamiento de Perón porque lo estaba diciendo en ese momento. Cuando viene con el planteo de la unidad nacional, después de haber sido perseguido y exiliado durante 18 años, y viene a abrazarse con antiguos adversarios. Con el primero que lo hace es Ricardo Balbín, quien había sido enemigo absoluto. Eran las dos fuerzas políticas más importantes de Argentina. Veamos de acordar ideas en conjunto para poder definir un proyecto que le sea común a todos los argentinos. Eso es el gran legado de Perón. Esto la dirigencia, básicamente, de Montoneros no lo veía. Estaba muy enseguida en lo suyo.
Siempre digo que eran todos muchachos, el más grande tendría 25 años, con sesenta millones de dólares que habían sacado a los Born y con una organización militar muy potente. Si a eso le agregas la soberbia típica, que suele suceder en los jóvenes, un soberbio con armas y capacidad de matarte pasa a ser una persona peligrosa y es muy posible que cometa graves errores.
APU: Como, por ejemplo, asesinar a Rucci.
AD: Perón gana la elección con el 62% de los votos con la consigna de recuperar la paz y dos días después un comando mata de 23 balazos al hombre que era su mano derecha en el movimiento obrero. Rucci era quien ordenaba desde la CGT lo que se llamaba el pacto social con, por un lado, el movimiento obrero a través de la CGT y, por otro, el sector empresario que era la CGE -Confederación General Económica- que conducía a José Gelbard, que además era ministro de Economía, y el Estado que era el árbitro. Además, empieza a funcionar y baja la inflación a cero durante siete meses. Todo este andamiaje que estaba armando Perón para reconstruir Argentina de pronto vienen los muchachos y se les ocurre hacer eso.
APU: ¿Qué opina de las discusiones que todavía hoy siguen presentes, y con mucha fuerza, en torno a la figura de Rucci? ¿Por qué la vigencia de los 70 en general?
AD: El concepto binario de los buenos y malos, donde nosotros somos los buenos y ustedes son los malos, y por lo tanto todo lo que hago yo está bien y todo lo que hace vos está mal, lo heredamos de esos años 70, con el agregado (y la diferencia) de que si pertenecías al bando de los malos yo te mataba. A mí me dicen todos los días por qué justo ahora hablo de esto. La versión de la historia que está instalada es la que dieron ellos, y no la que vos me estás escuchando a mí. Arturo Jauretche decía emparejemos y larguemos, entonces déjame que te cuente mi historia, vos la tuya y después que el oyente tenga una opinión diferente. Sólo han escuchado una parte de la historia.
APU: ¿Por ejemplo?
AD: Múgica, yo lo conocía a Carlos. Militaba con un cura, Jorge Galli, que era nuestro jefe en la organización y era muy amigo de Carlos. A Jorge lo amenazaron, Fernando Vaca Narvaja lo condenó a muerte. Con 18 años yo andaba con un fierro en la cintura y lo estábamos cuidando de que no se cumpla la sentencia montonera. Así eran las cosas en esa época. Resulta que Miguel Bonasso, historiador y periodista, ídolo del progresismo y del pensamiento del “peronismo de izquierda”, que en su libro El presidente que no fue dice que a Múgica lo mandó a matar Perón. No sólo ahí sino que vuelve a repetirlo en La Nación y después va al expediente judicial, que trató un juez impoluto como Norberto Oyarbide.
Eso es una infamia de marca mayor. Te admito que discutamos, que no tengas la misma opinión que yo, pero sin ninguna clase de prueba no puedo permitir que quede eso. Figuraba en Wikipedia, ahora sigue pero ya dicen otras cosas. ¿Cómo le explicas a tu hijo que Perón es un buen tipo si te va a decir que ahí dice que lo mandó matar a Múgica, que era un santo? No jodamos, no podes decir eso. Durante veinte años repitieron esta historia, hay películas y cientos de hojas escritas. En las universidades se cuenta. ¿Nosotros no podemos contar que no era así?
Montonerismo tardío
APU: En una de sus últimas notas para AGENCIA PACO URONDO, usted reflexiona sobre cierto “montonerismo tardío” que impregnó en el kirchnerismo. ¿Por qué lo ve de esa manera?
AD: En esa época nosotros cantábamos, me incluyo, “Rucci traidor, saludos a Vandor”, es decir, te va a pasar lo mismo. A Vandor le metieron cinco balazos, a Rucci 23. El otro día Horacio Verbitsky, en su columna pontifica de El cohete a la Luna, dijo textualmente, que Axel Kicillof es Augusto Vandor. El Vandor traidor a Perón, el Vandor traidor a Cristina, te cuenta toda la historia de Vandor terminando con esa apreciación. El mensaje mafioso es que le va a pasar lo mismo. Eso se toma con una naturalidad absoluta, hay un montón que lo aplauden. No le van a meter los balazos pero sí despreciarlo, no subirlo a un palco, que no se saque una foto, operaciones de prensa, y demás.
APU: ¿En esa lógica ve cierta dinámica que nace en un setentismo tardío?
AD: Sí, exactamente, arrastra esas mismas mañas. Son costumbres y formas de plantear la política. El cuestionamiento a Rucci tiene su correlato en la actualidad cuando se sigue planteando que el enemigo principal era la burocracia sindical, tal como había planteado la JP. Eso se siguió arrastrando, la burocracia sindical sigue siendo mala palabra y el enemigo a combatir. Por un lado, le exigen a la CGT una huelga revolucionaria para voltear a Javier Milei. Por otro, la CGT hace un paro y una movilización, pero si no es más que eso enseguida se señala como burócratas traidores.
Sigue la misma lógica. No creo que Hugo Moyano sea la Virgen María pero tampoco es el diablo. Muchos de los muchachos que lo cuestionan tampoco tienen nada de Virgen María. Siempre digo que Moyano era a Néstor un poco lo que Rucci era a Perón. Cuando Néstor Kirchner estaba en el gobierno Moyano manejaba la CGT y ordenaban. Cuando se peleó con Cristina Verbitsky en Página 12 descubrió que Moyano era de la triple A y que había perseguido compañeros. Un día resulta que volvió y se amigó, entonces era Moyano el bueno. Nunca fue eso, pero es sindicalista y es parte del movimiento peronista, con sus pros y sus contras en ese contexto. No es que si sos amigo mío sos de los buenos y si te enojaste por cualquier cosa pasas a ser del enemigo.
APU: Eso mismo le pasó a Jorge Bergoglio, plantea usted.
AD: Sí, un día apareció y era cura. ¿Querés que esté a favor del aborto y del matrimonio igualitario? Bueno, no, tenía otra opinión, y le encajaste el sayo de que fue colaborador de la dictadura. Aunque tengas quince años ya fuiste, y si no habías nacido seguramente hubiese sido también. Basta de esa cosa. Todo eso se trae al presente y por eso estas discusiones siguen dando vueltas.
APU: ¿Cómo evalúa la crisis actual del peronismo? ¿Es terminal o es una de las tantas?
AD: Creo que es una crisis muy profunda, no me animo a decir terminal, pero sí muy profunda. Ayer estábamos hablando con un par de compañeros viejos peronistas y yo decía en los 70 estaban los viejos socialistas que se juntaban en las bibliotecas populares a hablar y nadie les entendía nada. De a ratos, yo me siento como ellos. Creo que el peronismo ya lo estamos hablando entre nosotros y somos los viejos. Hay una última generación que vio a Perón con vida. Tengo 69 años y soy de los más jóvenes de los que lo vimos. Los de esa generación medianamente circulamos en este ámbito.
APU: ¿El riesgo es que el peronismo esté en ese tipo de discusión?
AD: En términos políticos e ideológicos te diría que el último peronismo, la doctrina y el pensamiento peronista, hoy tiene más vigencia que nunca. Por ejemplo, tiene vigencia mundial porque el Papa Francisco es un difusor de la doctrina, con otro nombre, no lo quiero peronizar, pero lo que hace sí. Si queremos hacer una actualización doctrinaria agarremos la Fratelli Tutti porque Francisco habla de temas modernos y de todo lo que está sucediendo en el mundo ahora a la luz de ese pensamiento. Si es por eso, para mí tiene absoluta actualidad.
APU: ¿Dónde ve la crisis grave del peronismo?
AD: Primero, en lo institucional. El peronismo en los años 90 deja de ser un movimiento nacional y pasa a ser una confederación de 24 partidos, entonces cada provincia tiene su partido peronista y es distinto. Ahí empiezan a aparecer los Rodríguez Saá y el cordobesismo, y cada uno va haciendo lo suyo. Yo vivo en Neuquén, cruzamos el río, está Río Negro y no tenemos nada que ver. No nos conocemos. Esto no pasaba antes, había un concepto de Movimiento Nacional donde funcionaba todo.
Por otro lado, hay una dirigencia, que es la que ocupó el gobierno en estas últimas etapas, que lamentablemente ha leído muy poco a Perón. El más mal ejemplo es Alberto Fernández, al que un día se le ocurrió decir que se formó más en el rock nacional que en Las 20 verdades. Si es cierto, no lo digas. En esta elección, hemos quedado identificados como los que despreciamos el trabajo, el mérito y el esfuerzo, y que somos los defensores de los planes y la gente que no labura. Hemos quedado embretados en eso. Ahora, la verdad N° 4 dice que en Argentina hay una sola clase de hombre, los que trabajan, y la N°5 que cada uno debe producir por lo menos lo que consume. En estos dos conceptos el peronismo no es eso que nos están adjudicando, el pensamiento peronista es la reivindicación del trabajo y de la dignificación.
APU: No el supuesto “pobrismo”.
AD: Claro, no es el reparto de planes y bolsas de mercadería. Sí, obviamente, en determinado momento de crisis, lo tenés que hacer. Nuestro concepto básico es la defensa del trabajo, la producción y la industria nacional. Son todos conceptos que tendrían absoluta vigencia, pero no hay quien los defienda porque nuestra dirigencia ha sido cooptada por ese pensamiento, por un lado, de montonerismo tardío y, por otro, de un progresismo que compro las agendas de las minorías, las sumó una atrás de otra y las convirtió en la agenda del Movimiento Nacional.
Por eso, un mes antes de la elección del 2021, el gobierno nacional anuncia como un gran éxito el DNI con X, que lo han hecho dos mil personas. No estoy en contra, pero lo que no podíamos hacer era un gran anuncio mientras a la gente le estaba faltando laburo y había empezado la inflación. Esa es la discusión que tenemos respecto de absorber y hacerte cargo de todo lo que son agendas de minorías, que tienen su justificación pero que no son la agenda principal del peronismo, que es la producción, el trabajo y la liberación o dependencia. No es la lucha contra el patriarcado. Si me vienen a decir que es lo que va a liberar la Nación y va a hacer caer el capitalismo, qué sé yo, yo por ahí no voy.
APU: ¿Considera que como salida se debe dar un proceso similar al posterior a la derrota del peronismo con Raúl Alfonsín?
AD: Claro, debería darse un proceso así. Yo estuve con Antonio Cafiero y estuvo en todo el proceso de la renovación, que se hicieron tres congresos muy importantes. Ahí había tipos que eran unos cuadros que te daban vuelta y te caminaban por la cabeza, y que lamentablemente hoy yo no veo. Más allá de dónde terminó cada uno, Carlos Grosso, José Luis Manzano, José Octavio Bordón, José Manuel De la Sota, el propio Cafiero. Unas cincuenta o sesenta personas que después fueron gobernadores, con mucho nivel político y mucha densidad y presencia política, y generaron ese proceso.
Hoy haría falta un proceso igual, lo que yo no veo dentro de la dirigencia peronista son cuadros con esa dimensión, actitud y capacidad como para generar un proceso de esta naturaleza. Ojalá se dé, y yo voy a apoyar, por supuesto, entusiastamente, pero hoy soy pesimista en ese sentido. No estoy viendo desde dónde y quién lo puede hacer. Para hacerlo necesitamos gente, gobernadores, diputados, senadores, jefes del peronismo en su provincia, y eso hoy aparece menguado y complicado.
APU: ¿Cómo se resuelve la distancia entre los distintos peronismos provinciales para lograr una concepción de movimiento nacional?
AD: Este tipo de diversidades del peronismo está en su genética. Cuando Perón lo crea en 1945 no había peronistas, entonces confluyeron del nacionalismo católico muy de derecha, liberalismo, conservadores, comunismo, anarquismo, socialismo. Perón tenía un estilo de conducción que se aprende en conducción política, no es difícil entender de qué se trata sino encontrar quién lo haga, es decir, quién asuma la conducción y pueda englobar a todos. En la genética del peronismo está el alineamiento.
Nosotros fuimos todos con Cafiero. Ahora, Carlos Menem fue absolutamente pícaro y peronista, al otro día de ganar la interna llamó a cada uno. Los juntó a todos y vamos para aquel lado, incluyendo a Néstor y Cristina. Está en la génesis del peronismo, el problema que tenemos hoy es que no hay quien quiera y tenga capacidad y liderazgo para asumir la conducción del conjunto y convocar a todos. Entre las enseñanzas que nos dejó Perón en construcción política, persuadir no es mandar. Te tengo que convencer, escucharte y decir que vamos en esa dirección.
APU: Falta quien quiera y tenga esa capacidad.
AD: Si algún día apareciera alguien con esas condiciones el peronismo se puede ordenar rápidamente, pero hoy no está y la única que hay no quiere hacer eso. Hace tiempo que lo ha dicho. Es la única, reconozco lo que significa Cristina, lo que hizo, su capacidad y nivel de adhesión que tiene en la gente, pero no quiere ser, nunca quiso ser la conducción del conjunto.
Perón decía que es la peor tarea de todas porque me tengo que tragar un sapo todos los días. Hay veces que tendría ganas de darle una patada, pero le tengo que dar una palmada, porque en política hay que sumar a todos. Si me quedo sólo con los buenos son muy poquitos, y con muy poquito en política se hace muy poco. Eso es lo que le está pasando a Cristina, se está quedando con los "buenos", que son los chicos de La Cámpora y los que están ahí, y son muy poquitos. Serán hoy el 25%, mañana el 20% y pasado el 15%, y seguirán diciendo que son los buenos y todos los demás que están afuera los malos.