El editorial de Víctor Hugo Morales sobre el voto unido del Frente de Izquierda y Juntos por el Cambio
Por Victor Hugo Morales
Que difícil de digerir este comportamiento de Nicolás Del Caño, todo lo que está diciendo es de una gravísima inexactitud. “Un presupuesto hecho contra el pueblo”, no tiene en cuenta la pandemia, nunca le tocó manejar aunque sea la economía de su casa. Hay buena relación y cariño con el pero no se puede disparatear así, para justificar que están votando con la derecha. Da mucha pena, pero siempre les toca, es como un castigo que les vino encima y no lo merecen, porque son luchadores, porque creen en la política, porque se les respeta, pero el “castigo” tan inmerecido es parecerse a la derecha buscando una forma diferente. “El impuesto es un engaño” ¿por qué un engaño? “es poco” ¿que es mucho? ¿que es poco? en términos de la necesidad que ahora tiene el país.
“Un presupuesto para hambrear a la gente” ¿Este gobierno? Que ha hecho lo imposible contra toda la derecha rabiosa, para sostener a las pymes, a los que dan trabajo y para seguir pagándole al trabajador y para ayudar al que no tiene ni trabajo, IFE, ATP, empresas ¿ese es el presupuesto que está contra el trabajador? no me parece. Se puede proclamar, para justificar un voto en contra de un impuesto que apunta, por una vez, al corazón del sistema tan perverso que tenemos; y si es una vez, y no se puede hacer siempre, se le prefiere pagar dice en una parte Nicolás Del Caño miles de millones al FMI. Es mentira, la palabra es grave, sobre todo cuando hay respeto por la persona destinataria, pero no es verdad. Se les va a pagar dentro de cuatro años, y ¿que tiene que ver este gobierno, ahora o antes, con lo que hizo Macri? Están votando con Macri ahora. No se le puede poner una vez un impuesto a la gente que ganó tanto dinero en los tiempos de Macri, de la manera más indecorosa que podrá jamás recordar la política. Entonces, no se le pagó al fondo, lo patearon para adelante, negociaron bien; y negociaron para poder darle a la gente algo, entonces no es que negociaron en contra de la gente y a favor de los que les deben, negociaron en contra de aquellos que son acreedores, malditos acreedores, y a favor de la gente. Es penoso, realmente es un comportamiento que me cuesta resaltar como injusto, equivocado, yo diría también un poco hipócrita, porque esto es llenar de palabras algo que no tiene contenido, no es verdad de ninguna manera que este gobierno estuviere haciendo algo contra el trabajador y a favor del fondo. Le está diciendo en este momento: no les vamos a pagar por cuatro años, tienen que bajar los intereses, ustedes son responsables del daño que le hicieron a la Argentina. Eso les está diciendo Gúzman, con esa actitud de tipo humildón jugador de póquer que después es el que se la lleva toda. Así, con serenidad, con buenos modales, tranquilito, hablando bajo, los va a cocinar a los del fondo, porque además, están para la olla, porque ellos mismos han reconocido que le hicieron a la Argentina. Todo el mundo sabe que el préstamo fue para Macri, para el partido de la derecha, para el mundo Clarín- Nación, para que ganaran la elección y siguieran robándose el país de la manera más descarada que jamás se haya visto, en temas en los que ni siquiera hacen falta jueces, para el fallo que implica tomar conocimiento de las cosas. Si hace falta a la hora de determinar responsabilidades jurídicas, pero para la comprensión, no hay necesidad. Entonces decir, Nicolás Del Caño, que es en contra del trabajador y a favor de pagarle al fondo, es muy fácil, es muy fácil decir no paguemos nada, mirá lo que le pasó al país en 2014, 2015, cuando le querían cobrar a la Argentina lo que se negaba a pagar, la campaña internacional desalmada y el desastre que hicieron ¿Saben cuántos eran? El 7%, con eso le armaron ese escándalo al país del que hubo que resistir en la ONU, en todos los simposios que existieran en el mundo y conseguir además el apoyo de más de 150 países con respecto a la deuda. Después, vino de rodillas y por conveniencia, a pagar el partido de la derecha que ganó la elección en 2015, pero lo cierto, es que ese 7% tenía un poder tan pero tan inmenso que de solo pensar que hubiera sido el 100% de los acreedores de la Argentina, hubieran borrado el país, lo cortaban en partes y se lo llevaban.
Yo la única comprensión que a veces tengo para inexactitudes de la izquierda es que nunca gobernaron, y la molestia que tienen con lo que de izquierda tiene este gobierno, con lo que tuvo hasta 2015—indudable en las izquierdas del mundo y de América Latina— es que tomaron sus banderas y las pusieron en práctica. El drama, que al cabo de años una va detectando en la comprensión de lo que ha sucedido con la historia de la argentina es que el malestar con el peronismo es que alguien vino, y con todos los defectos que tenga, lo que hicieron fue venir y hacer lo que el mundo decía que había que hacer, lo hicieron. Entonces, aquellos que decían lo que se podía hacer y que nunca habían tenido la posibilidad de hacerlo se quedaron molestos evidentemente con que vinieron otros e hicieron lo que ellos proclamaban y lo hicieron sin decirse de izquierda, pero las medidas sin dudas eran de izquierda, eran para los trabajadores. Ahora, en el tiempo presente también, el malestar parece ir por ese lado, por una especie de toma de las banderas propias; y tan bellas banderas que la izquierda tiene, y que uno básicamente comparte, pero no cuando se abstiene en las votaciones que le permiten ganar a la derecha, mira si la izquierda hubiera dicho en 2015 “tenemos discrepancias y no nos gustan, pero entre unos y otros tenemos que elegir lo que se parece un poco más a lo que quiere el pueblo”, no puede estar tan equivocado el pueblo que se piensa de izquierda. Con ese voto no hubiera habido Macri en la Argentina, no hubiera habido Clarín robandose todo, nada nos hubiera pasado, por eso, no para Del Caño, porque no se merece esa carga tan fuerte, emocional y maravillosa de Hugo Yasky, para los otros está bien, para Del Caño me duele, de verdad, todo lo que dije tiene la impronta de la aflicción que provoca tener que decirle cosas a personas que uno valora, respeta y hasta le puede manifestar cariño, pero caramba, uno siente que a veces se les va la mano y ahí quedan las palabras, quizá tengan razón, quizá nosotros, finalmente, usted es el que evalúa.